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El maná HR 133

“Y cuando el rocío cesó de descender, he aquí sobre la faz del desierto una cosa menuda, redonda, menuda como una escarcha sobre la tierra. Y viéndolo los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto? Porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: Es el pan que Jehová os da para comer. Esto es lo que Jehová ha mandado: Recoged de él cada uno según lo que pudiere comer; un gomer por cabeza, conforme al número de vuestras personas, tomaréis cada uno para los que están en su tienda. HR 133.3

“Y los hijos de Israel lo hicieron así; y recogieron unos más, otros menos; y lo medían por gomer, y no sobró al que había recogido mucho, ni faltó al que había recogido poco; cada uno recogió conforme a lo que había de comer. Y les dijo Moisés: Ninguno deje nada de ello para mañana. Mas ellos no obedecieron a Moisés, sino que algunos dejaron de ello para otro día, y crió gusanos, y hedió; y se enojó contra ellos Moisés. Y lo recogían cada mañana, cada uno según lo que había de comer; y luego que el sol calentaba, se derretía. HR 133.4

“En el sexto día recogieron doble porción de comida, dos gomeres para cada uno; y todos los príncipes de la congregación vinieron y se lo hicieron saber a Moisés. Y él les dijo: Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es el santo día de reposo, el reposo consagrado a Jehová; lo que habéis de cocer, cocedlo hoy, y lo que habéis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana. Y ellos lo guardaron hasta la mañana, según lo que Moisés había mandado, y no se agusanó, ni hedió. Y dijo Moisés: Comedlo hoy, porque hoy es día de reposo para Jehová; hoy no hallaréis en el campo. Seis días lo recogeréis; mas el séptimo día es día de reposo; en él no se hallará”. HR 134.1

El Señor no es ahora menos exigente con respecto al sábado que cuando dio las precedentes indicaciones a los hijos de Israel. Les dijo que en el sexto día cocieran lo que tenían que cocer, y que cocinaran, es decir, hirvieran lo que tenían que hervir, a fin de prepararse para descansar el sábado. HR 134.2

Dios manifestó su gran cuidado y su amor por su pueblo al enviarles pan del cielo. “Pan de nobles [ángeles] comió el hombre” (Salmos 78:25), o sea, alimento provisto por los ángeles. El triple milagro del maná -doble cantidad en el sexto día, nada en el séptimo y su conservación durante el sábado, cuando se descomponía en los otros días- fue hecho para impresionarlos con respecto a la santidad del sábado. HR 134.3

Después de recibir alimentos en abundancia, se avergonzaron de su incredulidad y sus murmuraciones, y prometieron confiar en Dios en el futuro, pero pronto olvidaron su promesa y fracasaron en la primera prueba de su fe. HR 135.1