1 ¿A dónde se ha ido tu amado, oh la más hermosa de todas las mujeres? Dinos en qué dirección se fue, y lo buscaremos contigo. RVa — Cantares 6:1
2 Mi amado descendió a su huerto, al almácigo de las especias, para apacentar en los jardines y para recoger los lirios. RVa — Cantares 6:2
3 ¡Yo soy de mi amado, y mi amado es mío! El apacienta entre los lirios. RVa — Cantares 6:3
4 ¡Qué bella eres, oh amada mía! Eres como Tirsa, atractiva como Jerusalén e imponente como ejércitos abanderados. RVa — Cantares 6:4
5 Aparta de mí tus ojos, porque ellos me doblegan. Tu cabello es como manada de cabras que se deslizan por las laderas de Galaad. RVa — Cantares 6:5
6 Tus dientes son como rebaños de ovejas que suben del lavadero: que todas tienen mellizos, y ninguna hay sin cría. RVa — Cantares 6:6
7 Tus mejillas parecen mitades de granada, a través de tu velo. RVa — Cantares 6:7
8 Hay sesenta reinas, ochenta concubinas y un sinnúmero de jóvenes mujeres. RVa — Cantares 6:8
9 ¡Pero una sola es mi paloma, mi perfecta! Ella es la única hija de su madre, quien la considera predilecta. La ven las mujeres y la llaman: “Bienaventurada.” Las reinas y las concubinas la alaban diciendo: RVa — Cantares 6:9
10 “¿Quién es aquella que raya como el alba y es bella como la luna, radiante como el sol e imponente como ejércitos abanderados?” RVa — Cantares 6:10
11 Al huerto de los nogales descendí, para ver los retoños del valle, para ver si las vides ya han florecido; si han brotado los granados. RVa — Cantares 6:11
12 Y antes que me diese cuenta, mi alma me puso sobre los carros de mi generoso pueblo. RVa — Cantares 6:12
13 ¡Vuelve, vuelve, oh Sulamita! ¡Vuelve, vuelve; queremos mirarte! ¿Qué habréis de observar en la Sulamita, cuando danza en medio de los dos campamentos? Cantares 7 RVa — Cantares 6:13