Go to full page →

El carácter impecable de Cristo perturbaba a Satanás 3MS 150

Cristo, el Redentor del mundo, no estaba situado en un lugar en que las influencias que lo rodeaban fueran las mejor calculadas para preservar una vida de pureza y de moralidad incorrupta, y sin embargo no fue contaminado. No se vio libre de la tentación. Satanás se esforzó y perseveró en sus intentos de engañar y vencer, por medio de sus ardides, al Hijo de Dios. 3MS 150.4

Cristo es el único que ha caminado en la tierra sobre el cual no descansó ninguna mancha de pecado. Era puro, sin mancha, impecable. El hecho de que hubiera alguien sin la contaminación del pecado sobre la tierra, perturbaba grandemente al autor del pecado, y éste no ahorró medios para vencer a Cristo con su poder engañoso. Pero nuestro Salvador dependía de su Padre celestial para recibir sabiduría y fuerza para resistir y vencer al tentador. El Espíritu de su Padre celestial animaba y regulaba su vida. Era impecable. La virtud y la pureza caracterizaron su vida.—The Youth’s Instructor, febrero de 1873. 3MS 151.1