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Parábolas de los perdidos 3TPI 113

La oveja perdida 3TPI 113

Se me remitió a la parábola de la oveja perdida. Se deja a las noventa y nueve en el desierto, y se inicia la búsqueda de aquella que se extravió. Cuando se la encuentra, el pastor la pone sobre sus hombros y regresa gozoso. No lo hace murmurando ni censura a la pobre oveja perdida por haberle causado tantas molestias, sino que regresa lleno de alegría con el peso de ésta sobre sus hombros. 3TPI 113.1

Y se requiere una demostración de gozo aún mayor. Se llama a los amigos y vecinos para que se regocijen con el pastor, “porque he encontrado mi oveja que se había perdido”. El haber hallado la oveja perdida constituye el motivo del regocijo; nadie se interesa más en el hecho de que se haya extraviado, porque el gozo de haberla encontrado de nuevo supera la pena de la pérdida y todos los cuidados, perplejidades y peligros que se afrontaron al buscar a la oveja perdida y al traerla de nuevo a un lugar seguro. “Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento”. Lucas 15:6, 7. 3TPI 113.2