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La Fe por la Cual Vivo - Contents
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    El estado del hombre en la muerte, 18 de junio

    Porque los que viven saben que han de morir: mas los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su amor, y su odio y su envidia, feneció ya; ni tiene ya más parte en el siglo, en todo lo que se hace debajo del sol. Eclesiastés 9:5, 6.FV 177.1

    “La teoría de la inmortalidad del alma fue una de aquellas falsas doctrinas que Roma tomara del paganismo para incorporarla en el cristianismo. Martín Lutero la clasificó entre ‘las fábulas monstruosas que forman parte del estercolero romano’ de las decretales. Comentando las palabras de Salomón en el Eclesiastés, de que los muertos nada saben, el reformador dice: ‘... pues los muertos descansan, sin contar ni los días ni los años: pero cuando se despierten les parecerá como si apenas hubiesen dormido un momento.’FV 177.2

    “Según la creencia popular, los redimidos en el cielo están al cabo de todo lo que pasa en la tierra, y especialmente de lo que les pasa a los amigos que han dejado tras sí. ¿Pero cómo podría ser fuente de dicha para los muertos el tener conocimiento de las aflicciones y congojas de los vivos, el ver los pecados cometidos por aquellos a quienes aman y verlos sufrir todas las penas, desengaños y angustias de la vida? ¿Cómo los que revolotean alrededor de su amigos en la tierra podrían gozar de la bienaventuranza del cielo? ... ¡Y qué repulsiva la creencia de que apenas exhalado el último suspiro, el alma del impenitente es arrojada a las llamas del infierno! ¡En qué abismos de dolor no deben sumirse los que ven a sus amigos bajar a la tumba sin preparación para entrar en una eternidad de pecado y de dolor! Muchos han sido arrastrados a la locura por este horrible pensamiento que los atormentara.”—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 601.*12—L. F. P. L. C. V.FV 177.3

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