Loading...
Larger font
Smaller font
Copy
Print
Contents
El Hogar Cristiano - Contents
  • Results
  • Related
  • Featured
No results found for: "".
  • Weighted Relevancy
  • Content Sequence
  • Relevancy
  • Earliest First
  • Latest First
    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents

    Capítulo 49—Auxiliadores de la madre

    Los niños son socios de la firma—Tanto los hijos como los padres tienen importantes deberes que cumplir en el hogar. Se les ha de enseñar a los primeros que también forman parte de la sociedad del hogar. Se les da de comer, se les viste, se les ama y se les cuida; y ellos a su vez, deben corresponder a todos estos favores compartiendo las responsabilidades domésticas y proporcionando toda la felicidad posible a su familia.1El Ministerio de Curación, 306.HC 255.1

    Enseñe toda madre a sus hijos que son miembros de la sociedad formada por la familia y que en ella deben llevar su parte de las responsabilidades. Cada miembro de la familia debe desempeñar estas responsabilidades tan fielmente como llevan las suyas los miembros de la iglesia con respecto a ésta.HC 255.2

    Haced saber a los niños que al cumplir pequeñas diligencias están ayudando a su padre y a su madre. Dadles algún trabajo que puedan hacer para vosotros y decidles que después de hacerlo dispondrán de tiempo para jugar.2The Review and Herald, 23 de junio de 1903.HC 255.3

    Los niños tienen mentes activas, y necesitan emplearlas para aliviar las cargas de la vida práctica. ... Nunca debe dejárseles escoger su propia ocupación. Los padres mismos deben regir este asunto.3Manuscrito 57, 1897.HC 255.4

    Padres e hijos tienen obligaciones—Los padres tienen la obligación de alimentar, vestir y educar a sus hijos, y los niños tienen la obligación de servir a sus padres con fidelidad alegre y fervorosa. Cuando los hijos dejan de sentir su obligación de compartir el trabajo y las cargas con sus padres, ¿les convendría que sus padres dejasen de sentir su obligación de proveer para ellos? Al cesar de cumplir su deber de ser útiles a sus padres y de aliviar sus cargas haciendo lo que es tal vez desagradable y trabajoso, los hijos pierden la oportunidad de obtener una educación muy valiosa que los haría idóneos para su utilidad futura.4The Youth’s Instructor, 20 de julio de 1893.HC 255.5

    Dios quiere que a los hijos de todos los creyentes se les enseñe desde sus primeros años a compartir las cargas que sus padres deben llevar al cuidar de ellos. Les conceden alojamiento en la casa y el derecho y privilegio de sentarse a la mesa familiar. Dios requiere de los padres que alimenten y vistan a sus hijos. Pero las obligaciones de padres e hijos son mutuas. Por su parte, los hijos deben respetar y honrar a sus padres.5Manuscrito 128, 1901.HC 256.1

    Los padres no han de ser esclavos de sus hijos, ni ser quienes realicen todos los sacrificios mientras permiten que los niños se críen descuidados y despreocupados, satisfechos con que todas las cargas recaigan sobre sus padres.6Manuscrito 126, 1897.HC 256.2

    La bondad equivocada les enseña a ser indolentes—Desde muy temprano se debe enseñar a los niños a ser útiles, a ayudarse a sí mismos y a ayudar a otros. En nuestra época, muchas hijas pueden, sin remordimiento de conciencia, ver a sus madres trabajar, cocinar, lavar o planchar, mientras ellas permanecen en la sala leyendo cuentos, o haciendo crochet o bordados. Sus corazones son tan insensibles como una piedra.HC 256.3

    Pero, ¿dónde está el origen de este mal? ¿Quiénes son generalmente los más culpables? Los pobres y engañados padres. Ellos pasan por alto el bien futuro de sus hijas, y en su ternura equivocada las dejan en la ociosidad, o les permiten hacer cosas que tienen poca utilidad o no requieren ejercicio de la mente o de los músculos, y luego disculpan a sus hijas indolentes porque son débiles. Pero, ¿qué es lo que las ha debilitado? En muchos casos ha sido la conducta errónea de los padres. Una cantidad apropiada de ejercicio en la casa mejoraría tanto su mente como su cuerpo. Pero, debido a ideas falsas, las niñas son privadas de dicho ejercicio, hasta que llegan a profesar aversión al trabajo.7Joyas de los Testimonios 1:143.HC 256.4

    Si vuestros hijos no se han acostumbrado al trabajo, pronto se cansarán. Se quejarán de dolores en los costados y en los hombros, y de que tienen los miembros cansados; y vuestra simpatía os hará correr el riesgo de hacer el trabajo vosotros mismos más bien que verlos sufrir un poco. Sea muy ligera al principio la carga impuesta a los niños, y luego vaya aumentando un poco cada día, hasta que puedan hacer la debida cantidad de trabajo sin cansarse.8Joyas de los Testimonios 1:144.HC 257.1

    Peligros de la ociosidad—Se me ha mostrado que mucho pecado es resultado de la ociosidad. Las manos y las mentes activas no hallan tiempo para ceder a toda tentación que el enemigo sugiere; pero las manos y los cerebros ociosos están totalmente preparados para ser dominados por Satanás. Cuando la mente no está debidamente ocupada, se espacia en cosas impropias. Los padres deben enseñar a sus hijos que la ociosidad es pecado.9Joyas de los Testimonios 1:145.HC 257.2

    Nada hay que conduzca tan seguramente al mal como aliviar a los hijos de toda carga, para dejarles llevar una vida ociosa y sin objeto, no haciendo nada u ocupándose según les agrade. La mente de los niños es activa, y si no se ocupa con cosas buenas y útiles, se dedicará inevitablemente a lo malo. Aunque es correcto y necesario que tengan recreación, se les debe enseñar a trabajar, a tener horas regulares para el trabajo físico y también para leer y estudiar. Procúrese que tengan ocupación apropiada para sus años y que estén provistos de libros útiles e interesantes.10Christian Temperance and Bible Hygiene, 134, 135.HC 257.3

    La ocupación útil es una salvaguardia—Una de las salvaguardias más seguras para los jóvenes es la ocupación útil. Si se les hubiese inculcado hábitos de laboriosidad, de manera que todas sus horas estuviesen empleadas en algo útil, no tendrían tiempo para lamentar su suerte o entregarse a fantasías ociosas. Correrían poco peligro de adquirir hábitos viciosos ni de frecuentar malas compañías.11The Review and Herald, 13 de septiembre de 1881.HC 257.4

    Si los padres están tan ocupados en otras cosas que no pueden mantener a sus hijos ocupados en cosas útiles, Satanás los mantendrá atareados.12The Signs of the Times, 3 de abril de 1901.HC 258.1

    Deben aprender a llevar cargas—Los padres deben reconocer que la lección más importante para sus hijos es aprender que deben cumplir su parte en cuanto a llevar las cargas del hogar. ... Los padres deben enseñar a sus hijos a mirar la vida con sentido común, a darse cuenta de que deben ser útiles en el mundo. En el hogar, bajo la dirección de una madre sabia, niños y niñas deben recibir su primera instrucción en cuanto a llevar las cargas de la vida.13Carta 106, 1901.HC 258.2

    La educación del niño para el bien o para el mal empieza durante sus primeros años.... A medida que se van criando los hijos mayores, deben ayudar a cuidar de los miembros menores de la familia. La madre no debe agobiarse haciendo trabajo que sus hijos pudieran y debieran hacer.14Manuscrito 126, 1903.HC 258.3

    Compartir las cargas da satisfacción—Padres, ayudad a vuestros hijos a hacer la voluntad de Dios cumpliendo fielmente los deberes que les tocan realmente como miembros de la familia. Esto les comunicará una experiencia muy valiosa. Les enseñará que no han de concentrar sus pensamientos en sí mismos para hacer lo que les plazca o divertirse. Educadlos pacientemente para que desempeñen su papel en el círculo familiar, para que tengan éxito en sus esfuerzos por compartir las cargas de sus padres y hermanos. Así tendrán la satisfacción de saber que son realmente útiles.15Manuscrito 27, 1896.HC 258.4

    Se puede enseñar a los niños a prestar servicio. Son por naturaleza activos y se inclinan a mantenerse atareados; esta actividad es susceptible de ser adiestrada y dirigida debidamente. Se puede enseñar a los niños, cuando están todavía en tierna edad, a llevar diariamente sus ligeras cargas, asignando a cada niño alguna tarea particular de cuyo cumplimiento es responsable ante sus padres o tutores. Aprenderán así a llevar el yugo del deber mientras sean jóvenes; y la ejecución de sus tareas menudas llegará a ser un placer que les comunicará una felicidad que se obtiene únicamente al hacer el bien. Se acostumbrarán a trabajar y a llevar responsabilidades; la ocupación les agradará y percibirán que la vida les reserva quehaceres más importantes que el de divertirse....HC 258.5

    El trabajo es bueno para los niños; son más felices cuando están ocupados en algo útil durante gran parte del tiempo; encuentran placer más intenso en sus diversiones inocentes cuando han terminado con éxito sus tareas. El trabajo fortalece los músculos y el intelecto. Pueden las madres transformar a sus hijos en preciosos auxiliares menores; y mientras les enseñen a ser útiles pueden ellas mismas obtener conocimiento de la naturaleza humana, aprender a tratar con estos seres jóvenes y conservar ellas mismas calor y juventud en su corazón por su trato con los pequeñuelos. Y así como sus hijos dependen de ellas con confianza y amor, ellas también pueden mirar al amado Salvador para obtener ayuda y dirección. A medida que crecen en edad, los niños debidamente educados aprenden a amar el trabajo que alivia las cargas de sus seres queridos.16The Health Reformer, diciembre de 1877.HC 259.1

    Asegura el equilibrio mental—En el cumplimiento de las tareas que se les hayan asignado pueden fortalecer la memoria y obtener un equilibrio mental correcto, así como estabilidad de carácter y prontitud. El día, con su ciclo de deberes menudos, exige reflexión, cálculos y un plan de acción. A medida que los niños van creciendo, se les debe pedir algo más. No debe ser una labor agotadora, ni debe ser su trabajo tan prolongado que los canse y desanime; sino algo escogido juiciosamente con respecto al desarrollo físico más deseable y al debido cultivo de la mente y del carácter.17Ibid.HC 259.2

    Los vincula con los obreros del cielo—Si se les enseñara a los niños a considerar el humilde ciclo de deberes diarios como la conducta que el Señor les ha trazado, como una escuela en la cual han de prepararse para prestar un servicio fiel y eficiente, ¡cuánto más agradable y honorable les parecería su trabajo! El cumplimiento de todo deber como para el Señor rodea de un encanto especial aun los menesteres más humildes, y vincula a los que trabajan en la tierra con los seres santos que hacen la voluntad de Dios en el cielo.18Historia de los Patriarcas y Profetas, 620.HC 259.3

    En el cielo se obra constantemente. Allí no hay ociosos. Dijo Cristo: “Mi Padre hasta ahora obra, y yo obro.” No podemos suponer que cuando llegue el triunfo final, y las mansiones estén preparadas para nosotros, la ociosidad será nuestra porción y que descansaremos felices, sin hacer nada.19Manuscrito 126, 1897.HC 260.1

    Fortalece los lazos familiares—En la educación que reciben los jóvenes en el hogar, el principio de la cooperación es valiosísimo.... Los mayores deberían ser los ayudantes de sus padres, y participar en sus planes, sus responsabilidades y preocupaciones. Dediquen los padres tiempo a la enseñanza de sus hijos, háganles ver que aprecian su ayuda, desean su confianza y se gozan en su compañía, y los niños no serán tardos en responder.HC 260.2

    No sólo se aliviará la carga de los padres y recibirán los niños una preparación práctica de inestimable valor, sino que se fortalecerán los lazos del hogar y se harán más profundos los cimientos del carácter.20La Educación, 277.HC 260.3

    Contribuye a la excelencia mental, moral y espiritual—Tanto los niños como los jóvenes deben hallar placer en aliviar la carga de sus padres mostrando un interés abnegado por las cosas del hogar. Mientras llevan animosamente las cargas que les corresponden reciben una educación que los hará aptos para ocupar puestos de confianza y utilidad. Cada año han de hacer progresos constantes, dejando gradual pero seguramente a un lado la inexperiencia de la infancia a cambio de la experiencia de la madurez. En el desempeño fiel de los sencillos deberes del hogar, los muchachos y las niñas ponen el cimiento de la excelencia mental, moral y espiritual.21Mensajes para los Jóvenes, 209, 210.HC 260.4

    Da salud al cuerpo y paz al espíritu—La aprobación de Dios descansa con amante seguridad sobre los hijos que alegremente asumen su parte en los deberes de la vida doméstica, compartiendo las cargas de sus padres. En recompensa tendrán salud del cuerpo y paz mental, y disfrutarán del placer de ver a sus padres obtener su parte del placer social y recreación sana, lo cual prolongará su vida. Los niños educados en el cumplimiento de los deberes prácticos de la vida saldrán del hogar para ser miembros útiles de la sociedad con una educación muy superior a la que se obtiene por estar encerrados en el aula desde edad temprana, cuando ni la mente ni el cuerpo son bastante fuertes para soportar la tensión.22Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 114.HC 261.1

    En algunos casos sería mejor que los hijos trabajasen menos en la escuela y recibiesen más preparación en el cumplimiento de los deberes domésticos. Sobre todo lo demás se les debiera enseñar a ser serviciales. Muchas cosas que se aprenden de los libros son mucho menos esenciales que las lecciones prácticas de laboriosidad y disciplina.23Manuscrito 126, 1903.HC 261.2

    Asegura sueño y descanso—Las madres deben llevar a sus hijas consigo a la cocina y educarlas pacientemente. Su constitución se beneficiará con este trabajo; sus músculos adquirirán tono y fortaleza, y sus meditaciones serán más sanas y elevadas al fin del día. Tal vez se cansen; pero ¡cuán dulce es el reposo después de trabajar como es debido! El sueño, dulce restaurador natural, vigoriza el cuerpo cansado y lo prepara para los deberes del día siguiente. No dejéis creer a vuestros hijos que no importa que trabajen o no. Enseñadles que se necesita su ayuda, que su tiempo es valioso, y que dependéis de su trabajo.24Joyas de los Testimonios 1:145.HC 261.3

    Es un pecado dejar que los niños se críen en la ociosidad. Ejerciten sus miembros y músculos, aun cuando los canse. Si no se los recarga demasiado, ¿cómo puede el cansancio perjudicarles más que a vosotros? Hay mucha diferencia entre el cansancio y el agotamiento. Los niños necesitan cambiar de ocupación más a menudo que los adultos y tener con más frecuencia intervalos de descanso; pero aun en edad temprana, pueden comenzar a aprender a trabajar, y serán felices al pensar que se están haciendo útiles. El sueño les será dulce después de un trabajo saludable, y quedarán refrigerados para el siguiente día de trabajo.25Christian Temperance and Bible Hygiene, 135.HC 261.4

    No digáis: “Mis hijos me molestan”—“¡Oh!—dicen algunas madres,—mis hijos me molestan cuando procuran ayudarme.” Así me pasaba a mí con los míos, pero ¿pensáis que se lo dejaba saber? Alabad a vuestros hijos. Enseñadles, renglón tras renglón, precepto sobre precepto. Esto es mejor que leer novelas, hacer visitas, o seguir las modas del mundo.26Manuscrito 31, 1901.HC 262.1

    Una visión del Modelo—Durante un tiempo la Majestad del cielo, el Rey de gloria, no era sino el Niño de Belén y sólo podía representar al bebé en los brazos de su madre. En su infancia sólo podía hacer el trabajo de un niño obediente mientras cumplía los deseos de sus padres y los deberes que correspondían a su capacidad de niño. Esto es todo lo que los niños pueden hacer, y debe educárselos para que puedan seguir el ejemplo de Cristo. El actuaba de una manera que beneficiaba a la familia en la cual se encontraba, porque estaba sujeto a sus padres y así realizaba obra misionera en la vida del hogar. Escrito está: “Y el niño crecía, y fortalecíase, y se henchía de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él.” “Y Jesús crecía en sabiduría, y en edad, y en gracia para con Dios y los hombres.”27The Signs of the Times, 17 de septiembre de 1894.HC 262.2

    Es el precioso privilegio de maestros y padres cooperar en lo que respecta a enseñar a los niños a absorber la alegría de la vida de Cristo mientras aprenden a seguir su ejemplo. Los primeros años del Salvador fueron años de utilidad. Ayudaba a su madre en el hogar; y estaba tan ciertamente cumpliendo su misión cuando ejecutaba los deberes de la casa y trabajaba en el banco de carpintero como cuando se dedicaba a la obra pública de su ministerio.28The Review and Herald, 6 de mayo de 1909.HC 262.3

    En su vida terrenal, Cristo fué un ejemplo para toda la familia humana, fué obediente y servicial en el hogar. Aprendió el oficio de carpintero, y trabajó con sus propias manos en el tallercito de Nazaret. ... Mientras trabajaba en la infancia y la juventud, desarrolló su mente y su cuerpo. No empleó temerariamente sus facultades físicas, sino de una manera que lo mantuviese sano, y le permitiese hacer el mejor trabajo en todo sentido.29Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 113.HC 263.1

    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents