Un robo sistemático

¿Quién les dio esa actitud? Fue Dios. Qué derecho tienen de perpetuar día tras día, hora tras hora, semana tras semana, mes tras mes y año tras año, un robo sistemático en contra de Dios. ¿Qué derecho tienen de suplantar el don de la razón, el don de la inteligencia, y utilizar esa inteligencia y esa capacidad de razonar mayormente para el propio beneficio mundanal de ustedes? Hemos de entregarnos nosotros mismos, todo lo que somos y poseemos.SE1 162.1

Los que ocupan puestos de confianza y cargos en nuestras instituciones, se han vuelto egoístas, dedicándose a asuntos comerciales. Muchos hombres que se encuentran en posiciones de confianza y responsabilidad han asumido cargas demasiado grandes y pesadas, han descuidado la oración. No olviden las palabras de Cristo: «Separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15: 5). Si ustedes dejan a Cristo fuera de su servicio no podrán distinguir entre el fuego común y el sagrado. Ellos están demasiado atosigados en los afanes de la vida y no tienen tiempo para orar. ¿Cuál es la situación de ellos ante Dios? Ustedes podrán seguir adelante y llenarse de cargas, de preocupaciones y de perplejidades y vivir una vida mundana. «Separados de mí nada podéis hacer”. ¿De qué sirve dejar fuera a Jesús de esta ecuación, llevando a cabo una obra torpe y chapucera, centrados en las cosas de este mundo? ¿De qué sirve dejarse controlar por la avaricia, las cosas temporales de esta vida y lo que no es de valor alguno para nosotros? ¿De qué nos sirve dejar de lado los asuntos que tienen importancia eterna para nosotros como si pudieran ser retomados con liviandad cuando nos sea más conveniente?SE1 162.2

Al asistir a las reuniones ustedes no podrán mantenerse despiertos porque han sustraído de Dios el poder nervioso del cerebro, atendiendo a las presiones y los intereses mundanos tanto de lo físico como de lo espiritual. Ustedes no han estado bebiendo de las corrientes de vida que alegran la ciudad de nuestro Dios. No han estado bebiendo de la nieve del Líbano, sino que han estado bebiendo de las corrientes contaminadas del valle; y lo que les hace falta es religión. Esto es lo deben poseer, o jamás entrarán en el reino de Dios.SE1 162.3

Cuando se le hizo la pregunta si serían muchos los que habrán de ser salvos, Cristo dijo: «Angosta es la puerta y angosto el camino, [...] y pocos son los que la hallan» (Mat. 7: 14). ¿Por qué? Porque «ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella» (vers. 13). No necesitan es forzarse para encontrarla; no necesitan buscar; no necesitan luchar. Pueden dejarse llevar por la influencia del mundo. Poseen las normas, los dictados y el espíritu del mundo. La línea de demarcación entre la santidad y el pecado ha sido borrada.SE1 162.4