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Los frutos del egoísmo CMC 29

Los que permiten que un espíritu codicioso se posesione de ellos fomentan y desarrollan los rasgos de carácter que harán que sus nombres sean registrados en los libros del cielo como idólatras. A todos éstos se los clasifica con los ladrones, vilipendiadores y extorsionistas, ninguno de los cuales, declara la Biblia, heredarán el reino de Dios. “Porque el malo se jacta del deseo de su alma, bendice al codicioso, y desprecia a Jehová”. Salmos 10:3. Las características de los codiciosos siempre están en pugna con el ejercicio de la caridad cristiana. Los frutos del egoísmo siempre se manifiestan en el descuido del deber y en el fracaso en la tarea de emplear los dones dados por Dios para el adelantamiento de su obra.—The Review and Herald, 1 de diciembre de 1896. CMC 29.2