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La muerte de toda piedad CMC 29

Cristo es nuestro ejemplo. El dio su vida como sacrificio por nosotros, y nos pide que demos nuestras vidas como sacrificio por los demás. Así podremos desechar el egoísmo que Satanás se esfuerza constantemente por implantar en nuestros corazones. Este egoísmo significa la muerte de toda piedad, y puede vencerse únicamente mediante la manifestación de amor a Dios y a nuestros semejantes. Cristo no permitirá que ninguna persona egoísta entre en los recintos del cielo. Ningún codicioso puede cruzar las puertas de perla, porque toda codicia es idolatría.—The Review and Herald, 11 de julio de 1899. CMC 29.3