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La alabanza de los hombres CMC 153

Es peligroso conceder dádivas cuantiosas y palabras de alabanza a los seres humanos. Los que son favorecidos por el Señor necesitan estar en guardia constantemente, para que no surja el orgullo y obtenga la supremacía. El que ha hecho una carrera inusitada, el que ha recibido muchas alabanzas de los mensajeros del Señor, necesita las oraciones especiales de los fieles centinelas de Dios, a fin de ser protegido del peligro de alentar pensamientos de amor propio y orgullo espiritual. CMC 153.2

Esa persona nunca debe manifestar engreimiento ni intentar actuar como dictador o soberano. Debe velar y orar y preocuparse de que Dios reciba la gloria. A medida que su imaginación se apodere de las cosas invisibles y contemple el gozo de la esperanza que se le ofrece, la dádiva preciosa de la vida eterna, las alabanzas humanas no llenarán su mente con pensamientos de orgullo. Y cuando el enemigo realice esfuerzos especiales por corromperlo mediante la adulación y el honor mundano, sus hermanos deberían advertirlo fielmente de los peligros que corre, porque si se lo deja abandonado a sí mismo estará inclinado a cometer errores y a manifestar las flaquezas humanas... CMC 153.3