Después de pasar casi todo el lunes 24 de agosto escribiendo, Elena G. de White tomó un tren que la llevó hasta Ulceby, a 16 km de allí, y visitó la pequeña iglesia fundada por A. A. John. Su obra en ese lugar fue fructífera. Una mujer que estaba convencida acerca de la verdad, pero que aún no se había decidido a aceptarla, resolvió entonces obedecer todos los mandamientos de Dios. EGWE 47.3
Antes de la reunión, la Sra. de White conversó un rato con un panadero, Eduardo Armstrong, y con su familia compuesta por nueve hijos.*Cuatro de sus hijos llegaron a ser pastores adventistas. Un nieto, W. W. Armstrong, fue presidente de la Unión Británica. Anteriormente había servido como misionero en Africa oriental. Una de sus hijas, Dorotea, se casó con H. W. Lowe, quien durante muchos años tuvo una destacada actuación en la obra en Iglaterra; sirvió como presidente de la Unión Británica durante diez años, y posteriormente como secretario de la Comisión de Investigación Bíblica de la Asociación General. Armstrong le contó que hacía un tiempo que su esposa guardaba el sábado, pero que él había estado indeciso por temor a que al hacerlo se vería afectada su subsistencia. El proveía pan a la familia de un lord inglés en Ulceby [Lord Yarborough], y esto le ayudaba a realizar la mayor parte de sus negocios en la villa. Finalmente decidió guardar el sábado a pesar de lo que pudiera sobrevenir. Anunció su decisión a la madre del lord, y le prometió traerle el pan a última hora del viernes y el domingo temprano, pero ella se negó, le pagó lo que le debía y lo despidió, diciéndole que ellos necesitaban pan fresco todos los días y que ella ordenaría que se lo trajeran desde Grimsby. Sin embargo, a la semana siguiente lo llamó para preguntarle si había abandonado sus ideas tontas. Cuando Armstrong le respondió que no, dijo que de cualquier manera le seguiría comprando pan, porque el que le traían de Grimsby siempre estaba ácido. EGWE 47.4
Esta experiencia le permitió comprender a Elena G. de White las serias dificultades que debían enfrentar muchas personas en Gran Bretaña cuando aceptaban el sábado, y despertó su sincera simpatía. EGWE 48.1
“A los pobres les resulta muy difícil guardar el sábado”, escribió a su amigo el Dr. Gibbs. “No se trata de perder sus lujos, porque no los tienen; lo que pierden es el pan que sostiene la vida. Muchos creen, pero no tienen posibilidades de conseguir los alimentos más sencillos para su mantenimiento”. “Pero el ojo de Dios está puesto sobre sus hijos rectos y fieles en Inglaterra y él les abrirá un camino para que guarden todos sus mandamientos”.—Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh Day Adventist, 163. EGWE 48.2
Después de pasar la noche con la familia Short en Ulceby, y de tomar un desayuno al “estilo inglés”, que consistió en “porridge [sopa de avena, dulce], pan con mermelada y torta”, tomó el tren de las nueve que la llevó de regreso a Grimsby. EGWE 48.3