El amor es una planta de origen celestial. No es irrazonable, no es ciego. Es puro y santo. Pero la pasión del corazón carnal es otra cosa. Mientras el amor puro dará participación a Dios en todos sus planes y estará en perfecta armonía con el Espíritu de Dios, la pasión será terca, irreflexiva, irrazonable, desafiante de toda sujeción, y hará un ídolo del objeto de su elección. 1MCP 219.1
La gracia de Dios se mostrará en la conducta de aquel que posee verdadero amor. La modestia, la sencillez, la sinceridad, la moralidad y la religión, caracterizarán cada paso hacia la alianza del matrimonio.—The Review and Herald, 25 de septiembre de 1888; Mensajes para los Jóvenes, 324. 1MCP 219.2