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Los modales nerviosos y apresurados impiden la comunicación 2MCP 222

Los ministros y maestros deben dedicar atención especial al cultivo de la voz. Tienen que aprender a hablar, no de una manera nerviosa y apresurada, sino con enunciación lenta, distinta y clara, y conservando la música de la voz. 2MCP 222.3

La voz del Salvador era como música a los oídos de aquellos que habían estado acostumbrados a la prédica monótona y sin vida de los escribas y fariseos. Él hablaba lenta e impresionante, recalcando las palabras a las cuales deseaba que sus oyentes prestasen atención especial. Ancianos y jóvenes, ignorantes y sabios, todos podían comprender el pleno significado de sus palabras. Esto hubiera sido imposible si él hubiese hablado en forma apresurada, acumulando frase sobre frase sin pausa alguna. La gente lo escuchaba con mucha atención, y se dijo de él que hablaba no como los escribas y fariseos, sino que su palabra era como de quien tiene autoridad.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 227 (1913). 2MCP 222.4