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Los ministros deben conducir a sus feligreses a Dios 2MCP 349

Solo Dios debe ser el guía de la conciencia del hombre. La verdad ha de ser predicada doquiera se abra una puerta de oportunidad. Hay que explicar la Palabra de Dios a los que no conocen la verdad. Esta es la obra de los ministros de Dios. No deben enseñar a los hombres a que los miren a ellos, ni tratar de controlar las conciencias de los demás. “Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada, porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor, ya que es una persona de doble ánimo e inconstante en todos sus caminos”. Santiago 1:5-8.—Carta 26, 1907. 2MCP 349.3