Una constante transgresión de las leyes de la naturaleza es una permanente transgresión de la ley de Dios. El actual peso de sufrimiento y angustia que vemos por todas partes; la actual deformidad, decrepitud, enfermedad e imbecilidad que inundan el mundo, hacen de él un lazareto, en comparación con lo que Dios quería que fuera y para lo cual lo había designado; y la actual generación es débil mental, moral y físicamente. Toda esta miseria se ha ido acumulando de generación en generación, porque el hombre caído ha estado dispuesto a quebrantar la ley de Dios. Mediante la complacencia del apetito pervertido se cometen algunos pecados de mayor magnitud.—Testimonies for the Church 4:30 (1876). 2MCP 62.1