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Fe y Obras - Contents
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    El destino de los transgresores

    Juan vio el destino de los que escogen el sendero de la transgresión: “Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie? Apocalipsis 6:15-17.FO 120.3

    Un destino terrible aguarda al pecador, y por lo tanto es necesario que sepamos qué es el pecado, a fin de que podamos escapar de su poder. Juan dice: “Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley”. 1 Juan 3:4. Aquí tenemos la verdadera definición de pecado; es “infracción de la ley”. Cuán a menudo el pecador es instado a abandonar sus pecados y acudir a Jesús; pero, el mensajero que debería conducirlo a Cristo ¿le ha señalado claramente el camino? ¿Le ha señalado claramente el hecho de que “el pecado es infracción de la ley”, y de que debe arrepentirse y dejar de quebrantar los mandamientos de Dios?FO 121.1

    Dios no podía alterar una jota ni una tilde de su santa ley a fin de ir al encuentro del hombre en su condición caída; porque esto habría producido descrédito sobre la sabiduría de Dios al hacer una ley por la cual habían de gobernarse el cielo y la tierra. Pero Dios podía dar a su Hijo unigénito para que llegara a ser el Sustituto y Garante del hombre, para que sufriera la penalidad que merecía el transgresor y para que impartiera al alma penitente su perfecta justicia. Cristo vino a ser el sacrificio inmaculado en favor de una raza caída, convirtiendo a los hombres en prisioneros de esperanza, de manera que, mediante el arrepentimiento ante Dios por haber quebrantado su santa ley, y por medio de la fe en Cristo como su Sustituto, Garante y Justicia, pudieran ser traídos de vuelta a la lealtad a Dios y a la obediencia a su santa ley.FO 121.2

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