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El Ministerio de Publicaciones - Contents
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    Capítulo 14—¿Publicación comercial o denominacional?

    Usando contactos comerciales para dar testimonio—Uno de los medios por los cuales estas instituciones [publicadoras] se ponen en relación con el mundo, lo constituyen los trabajos comerciales*Las casas editoras adventistas aceptaban contratos de impresión comercial hasta el tiempo cuando la Review and Herald y la Pacific Press se incendiaron, en 1902 y 1906 respectivamente. Los ingresos adicionales así obtenidos permitían que estas instituciones funcionaran sobre una base financiera estable. Pero la motivación misionera que servía de base a estas operaciones había quedado casi totalmente olvidada. Cuando el trabajo comercial ocupó poco menos que íntegramente su atención y el objetivo alcanzado fue mayormente financiero, Dios demostró su desagrado con los desastrosos incendios que destruyeron las casas editoriales más grandes de la denominación. Ambas casas editoras dejaron de hacer trabajos comerciales después de los incendios. El reglamento actual concerniente a los trabajos comerciales es como sigue: “Se recomienda que las casas editoras equipen sus instituciones con el objetivo de fomentar la impresión denominacional y eliminar todos los trabajos comerciales”. Policies of the General Conference Publishing Department, 20.. Estos son una puerta abierta para comunicar la luz de la verdad.MPu 177.1

    Los empleados pueden tener la impresión de que realizan un trabajo puramente mecánico, mientras que están, por el contrario, en una obra que suscitará preguntas acerca de su fe y sus principios. Si están animados de un buen espíritu, podrán hablar en tiempo oportuno. Si está en ellos la luz de la verdad y del amor de Dios, no podrán menos que dejarla brillar. Hasta la manera en que se manejan los asuntos comerciales manifestará la influencia de los principios divinos. Se puede decir de nuestros obreros como se dijo antaño de los artesanos del tabernáculo: “Lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría, inteligencia, ciencia y en todo artificio”. Éxodo 31:3; Joyas de los Testimonios 3:161, 162.MPu 177.2

    Nuestras casas editoras, en ningún caso, deben dedicarse principalmente a los trabajos comerciales. El Señor quiere que la verdad avance como una lámpara que está despabilada y ardiendo... El trabajo comercial debiera poner a los creyentes en contacto con los no creyentes, para que la verdad, al ser vivida, pueda ser como una semilla sembrada, y que su influencia se sienta hasta en los confines de la tierra.—Carta 137, 1898.MPu 178.1

    El trabajo comercial no debe ser lo primero—En ningún caso deben dedicarse principalmente a los trabajos comerciales. Si se da a éstos el primer lugar, los obreros de las imprentas perderán de vista el blanco por el cual fueron establecidas y su trabajo degenerará.MPu 178.2

    Los directores cuya percepción espiritual se extravíe, están expuestos al peligro de publicar impresos de dudoso mérito, simplemente por la ganancia que reportan. De ello resultará que el objetivo por el cual fueron fundadas nuestras editoriales se perderá de vista, y nuestras instituciones serán consideradas como cualquier otra empresa comercial. Ello deshonrará a Dios.MPu 178.3

    En algunas de nuestras imprentas, el trabajo puramente comercial hace subir constantemente los gastos por la adquisición de máquinas costosas. Estos gastos gravan mucho el presupuesto de la institución. Además, cuando abunda el trabajo, se requiere no sólo más equipo y herramientas, sino mayor número de obreros del que se puede educar debidamente.MPu 178.4

    Se asevera que el trabajo comercial es un beneficio financiero para la imprenta. Mas un Ser que tiene autoridad sacó la cuenta exacta de lo que cuesta este trabajo a nuestras principales casas editoras. Presentó un balance fiel y demostró que las pérdidas exceden a los beneficios. Este trabajo obliga a los obreros a apresurarse constantemente y en este ambiente de fiebre y mundanalidad, la verdadera piedad decae.MPu 178.5

    No es necesario que el trabajo comercial quede enteramente suprimido de nuestras imprentas, porque ello cerraría las puertas a los rayos de luz que deben ser comunicados al mundo. Así como el trabajo de Daniel como estadista no pervirtió su fe ni sus principios, no necesariamente las relaciones con la gente del mundo perjudican a los obreros. Pero cada vez que el trabajo realizado para el mundo parezca dañar la espiritualidad de las instituciones, se lo debe excluir. Haced primero el trabajo que representa la verdad. Dadle siempre el primer lugar, y al trabajo comercial el segundo. Nuestra misión consiste en dar al mundo un mensaje de advertencia y misericordia.—Joyas de los Testimonios 3:162, 163.MPu 178.6

    Precios razonables—En el esfuerzo que se ha hecho para asegurar a nuestras imprentas una clientela que las saque de apuros financieros, se han fijado precios tan bajos que su trabajo no les reporta ningún beneficio. Los que se lisonjean de que hubo ganancia no han llevado cuenta exacta de todos los gastos. No rebajéis los precios simplemente para obtener trabajo. No aceptéis sino el trabajo que os dejará una ganancia razonable.MPu 179.1

    Por otro lado, en nuestras transacciones comerciales no debe haber siquiera una sombra de egoísmo o codicia. No se aproveche nadie de la ignorancia o de la situación de un hombre para exigirle precios exorbitantes por el trabajo hecho o por la venta de mercaderías. Se presentarán fuertes tentaciones de apartarse del camino recto; surgirán innumerables argumentos en favor de seguir las prácticas del mundo y adoptar costumbres que en realidad son deshonestas. Algunos pretenden que cuando se trata con personas faltas de delicadeza, hay que conformarse a la costumbre y ser como ellas; que si se fuese perfectamente íntegro sería imposible hacer negocios y ganarse la vida. ¿Dónde está nuestra fe en Dios? Le pertenecemos como hijos e hijas a condición de que nos separemos del mundo y no toquemos lo inmundo. El Señor dirige estas palabras tanto a sus instituciones como a cada cristiano individualmente: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia”, y ha prometido de un modo seguro que todas las cosas necesarias para la vida se nos darán por añadidura Joyas de los Testimonios 3:163, 164.MPu 179.2

    Impresos desmoralizadores—Cuando nuestras casas editoras hacen una gran cantidad de trabajo comercial, están expuestas al peligro de tener que imprimir obras de valor dudoso...MPu 180.1

    El Señor no nos permite dedicarnos a la impresión o venta de tales publicaciones, pues son agentes de destrucción para muchas almas. Sé lo que escribo, pues esta cuestión me ha sido presentada claramente. Que los que creen en el mensaje de nuestro tiempo no se dediquen a semejante trabajo con la esperanza de ganar dinero. El Señor pondría su maldición sobre el dinero así obtenido, y esparciría más de lo que se hubiera juntado.MPu 180.2

    Hay otra clase de impresos más peligrosos que la lepra, más mortíferos que las plagas de Egipto, contra los cuales deben precaverse constantemente nuestras casas editoriales. Al aceptar trabajos de afuera, ellas deben cuidar que no se reciban en nuestras instituciones manuscritos que expongan la ciencia misma de Satanás. No se dé nunca lugar en nuestras instituciones a obras que expongan las perniciosas teorías del hipnotismo, espiritismo, romanismo y otros misterios de iniquidad...MPu 180.3

    Los directores de nuestras instituciones necesitan comprender que al aceptar sus puestos se hacen responsables del alimento intelectual dado a los empleados mientras están en la institución. Ellos son responsables del carácter de los impresos que salen de nuestras prensas. Deberán dar cuenta de la influencia ejercida por la introducción de cosas que habrían de mancillar la institución, contaminar el espíritu de los empleados o engañar al mundo.—Joyas de los Testimonios 3:164-167.MPu 180.4

    Cuándo debieran rehusar trabajar los empleados—En estos asuntos, la responsabilidad descansa no solamente en los directores sino también en los empleados. Tengo algo que decir a los obreros de nuestras imprentas: Si amáis y teméis a Dios, os negaréis a tener trato con el conocimiento contra el cual Dios previno a Adán. Niéguense los tipógrafos a componer una sola frase de estas cuestiones. Niéguense los correctores de pruebas a leerlas, los impresores a imprimirlas y los encuadernadores a encuadernarlas. Si se os pide que os dediquéis a cosas de ese género, convocad a los empleados del establecimiento a fin de que comprendan lo que ello significa. Los que dirigen la institución pueden sostener que no sois responsables, que a la dirección le toca tomar decisiones. Mas sois responsables por el uso de vuestros ojos, de vuestras manos, de vuestra mente. Os fueron confiados por Dios para que los empleéis en su servicio y no en el de Satanás.MPu 180.5

    Cuando en nuestras casas editoriales se imprimen publicaciones que contienen errores que combaten la obra de Dios, Dios tiene por responsables no sólo a quienes permiten que Satanás tienda una trampa a las almas, sino también a los que cooperan de una manera u otra en la obra de tentación.MPu 181.1

    Hermanos míos, vosotros que ocupáis puestos de responsabilidad, cuidad de no enganchar a vuestros empleados al carro de la superstición y la herejía. No permitáis que las instituciones establecidas por Dios para esparcir la verdad y la vida, vengan a ser una agencia para diseminar el error que destruye las almas.MPu 181.2

    Niéguense nuestras casas editoriales, desde la menor hasta la mayor, a imprimir una sola línea de estos asuntos perniciosos. Hágase entender a todos aquellos con quienes debemos tratar que los impresos que contienen la ciencia de Satanás están excluidos de todas nuestras instituciones. Estamos en contacto con el mundo no para que sus errores obren en nosotros como levadura; sino para que, como agentes de Dios, seamos en el mundo una levadura de verdad.—Joyas de los Testimonios 3:167, 168.MPu 181.3

    Se predice el advenimiento de calamidades—Me siento aterrorizada cuando veo el aprieto en que se ha metido nuestra casa editora. Las prensas de la institución del Señor han estado imprimiendo las teorías destructoras del alma del romanismo y otros misterios de iniquidad. La institución debe ser purgada de este asunto objetable. Tengo un testimonio del Señor para aquellos que han colocado ese material en manos de los obreros. Dios os tiene por responsables por haber presentado a hombres y mujeres jóvenes el fruto del árbol prohibido del conocimiento. ¿Será posible que no estéis al corriente de las instrucciones dadas a la Pacific Press sobre el tema? ¿Puede ser posible que teniendo conocimiento de estas advertencias estéis incurriendo en el mismo error, sólo que esta vez con una gravedad mucho mayor? Se os ha repetido con frecuencia que los ángeles de Dios circulan por todos los departamentos de la casa editora. ¿Qué impresión ha causado esto en vuestras mentes?MPu 181.4

    Habéis colocado materiales que contenían el modo de pensar de Satanás en las manos de los obreros, y puesto al alcance de sus mentes sus principios engañosos y contaminadores. El Señor considera que esta acción de vuestra parte ha ayudado a Satanás a preparar su trampa para atrapar almas. Dios no considerará sin culpa a quienes han participado en esto. Tiene un conflicto con los administradores de la casa editora. Casi he sentido temor de abrir la Review por miedo de ver que Dios ha purificado la casa editora mediante el fuego.—Testimonies for the Church 8:91.MPu 182.1

    A menos que se produzca una reforma, sobrevendrán calamidades a la casa editora, y todos se enterarán de cuál es la razón.—Testimonies for the Church 8:96.MPu 182.2

    Se reprueba el comercialismo en la Pacific Press—Mientras me encontraba en Santa Elena, se me reveló repetidamente que la situación imperante en la Pacific Press de Mountain View dejaba mucho que desear; que existían las mismas condiciones que hicieron necesario cambiar la imprenta cuando funcionaba en Oakland*La casa editora original de la Costa del Oeste, en la ciudad de Oakland, se estableció en 1874. Debido al aumento del trabajo y de los problemas creados por el ambiente urbano, la casa editora fue trasladada a la ciudad de Mountain View en 1904. El incendio arrasador de julio de 1905 resolvió radicalmente el problema de la impresión de trabajos comerciales.. Vi que en la realización de las ideas y planes humanos se producía un descuido de la luz dada por Dios en el pasado para corregir males existentes. Existe el peligro de que se repita la experiencia del pasado. Los administradores de la obra podrían en cualquier momento introducir un criterio comercialista en el manejo de los trabajos, tal como sucedió en el pasado.MPu 182.3

    Mi Instructor me dijo: “Eso no debe acontecer en ningún caso”. Aunque recibieron repetidas amonestaciones durante 18 ó 20 años en el pasado, no las obedecieron. Algunos no se interesaban en que la imprenta saliera de Oakland, por lo que se opusieron a las instrucciones que se habían dado: y su incredulidad se fortaleció con el espíritu de oposición al movimiento. El mensaje del Señor fue: “Salid de las ciudades; quebrantad la continua tentación a dedicaros a los negocios comerciales, que han perjudicado tanto a esta obra”. La desobediencia a los mensajes dados, y repetidos durante años, ha perjudicado decididamente las almas de muchos.—Manuscrito 57, 1906.MPu 183.1

    Hay que eliminar el comercialismo de todas las casas editoras—Todo el cielo se interesa en la obra que realizamos. Debemos efectuar un trabajo cabal y completo, y no uno superficial. Me siento afligida cuando veo nuestras casas editoras haciendo tanto trabajo comercial, diciendo virtualmente al mundo: “Traednos vuestro trabajo; nosotros lo haremos para vosotros”. Tenemos más trabajo para el Señor que el que podemos realizar. A menos que seamos bautizados por el Espíritu Santo, pasaremos por alto el abundante trabajo que espera ser hecho. Queremos que el comercialismo se elimine de todas las casas editoras.—Manuscrito 73, 1906.MPu 183.2

    Nuestras casas editoras deben gobernarse por principios claros—Si la Casa Editora Echo no significaba más para nuestro pueblo que una institución secular, si se iba a administrar por los mismos principios que sirven de base a otras instituciones comerciales, entonces no era prudente invertir tantos recursos para establecer esa editorial. Hubiera sido menos dispendioso enviar a imprimir nuestros trabajos en empresas comerciales del ramo.—Carta 23a, 1893.MPu 183.3

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