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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 - Contents
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    La obra de la temperancia

    En nuestra obra debe dedicarse más atención a la reforma en favor de la temperancia. Todo deber que exige reforma entraña arrepentimiento, fe y obediencia. Significa elevar el alma a una vida nueva y más noble. De modo que toda verdadera reforma tiene su lugar en la obra del mensaje del tercer ángel. Especialmente la reforma en la temperancia exige nuestra atención y apoyo. En nuestros congresos debemos llamar la atención a esta obra y hacer de ella un asunto de viva importancia. Debemos presentar a la gente los principios de la verdadera temperancia y solicitarles que firmen la promesa de abstinencia. Debe dedicarse atención especial a los que están esclavizados por los hábitos. Debemos conducirlos a la cruz de Cristo.6TPI 114.5

    Nuestros congresos necesitan recibir la visita y la colaboración de los médicos. Ellos deben ser hombres de sabiduría y sano juicio, hombres que respeten el ministerio de la Palabra, y que no sean víctimas de la incredulidad. Son los guardianes de la salud del pueblo, y deben ser reconocidos y respetados. Deben dar instrucción a la gente acerca de los peligros de la intemperancia. En el futuro este mal deberá combatirse más decididamente que en el pasado. Los ministros y los médicos deben presentar los males de la intemperancia. Ambos grupos deben trabajar en el Evangelio con poder para condenar el pecado y ensalzar la justicia. Los ministros y los médicos que no dirigen advertencias personales a la gente son remisos en su deber. No cumplen la obra que Dios les ha asignado.6TPI 115.1

    En otras iglesias hay cristianos que se destacan en defensa de los principios de la templanza. Debemos procurar acercarnos a estos obreros y preparar el terreno para que nos acompañen. Debemos invitar a hombres grandes y buenos a que apoyen nuestros esfuerzos por salvar lo que se ha perdido.6TPI 115.2

    Si lleváramos adelante la obra de la temperancia como se inició hace treinta años; si en nuestros congresos presentáramos a la gente los males de la intemperancia en la comida y la bebida, especialmente los males de la bebida; si estas cosas fueran presentadas en relación con las evidencias de la pronta venida de Cristo, la gente se conmovería. Si manifestáramos un celo proporcional a la importancia de las verdades que presentamos, podríamos contribuir a rescatar de la ruina a centenares, sí, a millares de seres humanos.6TPI 115.3

    Únicamente la eternidad habrá de revelar lo que ha alcanzado este ministerio, y cuántas almas enfermas de duda y cansadas de la mundanalidad y la agitación, fueron llevadas al gran Médico que anhela salvar hasta lo sumo a cuantos acuden a él. Cristo es un Salvador resucitado, y hay sanidad bajo sus alas. 6TPI 116.1

    *****

    Mientras vemos a los hombres ir a los lugares donde se expende el veneno líquido que destruye su razón; mientras vemos peligrar sus almas, ¿qué estamos haciendo para rescatarlos? Nuestra obra en favor de los tentados y caídos alcanzará verdadero éxito únicamente en la medida en que la gracia de Cristo vuelva a formar el carácter, y el hombre sea puesto en relación viva con el Dios infinito. Tal es el propósito de todo verdadero esfuerzo en favor de la temperancia. Somos invitados a trabajar con energía más que humana, a obrar con el poder que hay en Cristo Jesús. El que condescendió a tomar la naturaleza humana es el mismo que nos mostrará cómo dirigir la batalla. Cristo dejó su obra en nuestras manos y hemos de luchar con Dios, implorando día y noche el poder invisible. Echando mano de Dios por intermedio de Jesucristo es como ganaremos la victoria.6TPI 116.2

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