El viaje desde Londres a Dover por tren duró varias horas, pero Elena G. de White disfrutó del fresco verdor de la campiña, y notó el contraste con “los campos secos y marrones del otoño sin lluvias, en California”. EGWE 51.3
El cruce del canal fue muy agitado y mucha gente sufrió mareos. Pero ella no tuvo ningún malestar. Al llegar a Calais, Francia, después de una hora y media de travesía, encontraron al hermano Brown, un colportor de ese lugar, quien les regaló una cesta con peras, uvas, duraznos y nueces, que fue muy bienvenida. Para el viaje a Basilea, Guillermo White trató de conseguir un coche dormitorio para su madre, pero los once dólares de diferencia en el pasaje lo disuadieron de la idea. La familia White—tanto la madre como el hijo—usaban con frugalidad el dinero del Señor. Pero felizmente consiguieron un tren directo. EGWE 51.4
A las 6 de la mañana del día siguiente, 3 de septiembre, llegaron a Basilea, Suiza, donde ella se radicó por dos años, plenos de acontecimientos. Poco después de su llegada escribió: EGWE 51.5
“Estamos al fin en Europa. Llegamos bien y tuvimos un viaje agradable; ninguno de nosotros sufrió accidente o daño alguno”.—Carta 22, 1885. EGWE 52.1