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Joyas de los Testimonios 3 - Contents
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    Ánimo en el señor*Este, el último mensaje de la Sra. Elena G. de White a la Asociación General en sesión, fue leído ante el congreso por el presidente A. G. Daniells, el martes de mañana, 27 de mayo de 1913.

    Ultimamente, durante la noche, el Espíritu Santo grabó en mi mente el pensamiento de que si el Señor viene tan pronto como creemos que va a venir, debemos manifestar en la presentación de la verdad a la gente mayor actividad que la que hemos manifestado en años pasados.3JT 435.1

    En relación con esto, recordé la actividad de los creyentes adventistas de 1843 y 1844. En aquel entonces se hacían muchas visitas de casa en casa y esfuerzos incansables para amonestar a la gente con respecto a las cosas mencionadas en la Palabra de Dios. Debemos hacer un esfuerzo aun mayor que el que hicieron los que proclamaron tan fielmente el mensaje del primer ángel. Nos estamos acercando rápidamente al fin de la historia de esta tierra; y la comprensión de que Jesús viene realmente pronto, debe incitarnos a trabajar como nunca antes. Se nos ha ordenado que proclamemos la alarma entre la gente. Y en nuestra propia vida debemos manifestar el poder de la verdad y de la justicia. El mundo tendrá pronto que comparecer ante el gran Legislador para responder de la forma en que violó su ley. Pueden esperar perdón y paz únicamente aquellos que se aparten de la transgresión para obedecer.3JT 435.2

    Hemos de enarbolar el estandarte sobre el cual está escrito: “Los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús.” La obediencia a la ley de Dios es el asunto de máxima importancia. No lo ocultemos. Debemos esforzarnos por despertar a los miembros de la iglesia y a los que no profesan la fe para que vean y obedezcan a los requerimientos de la ley del cielo. Hemos de magnificar esta ley y hacerla honorable.3JT 435.3

    Cristo nos ha enviado a sembrar las semillas de la verdad, y a presentar con instancia a nuestros hermanos la importancia de la obra que han de hacer los que vivan en medio de las escenas finales de la historia de esta tierra. A medida que las palabras de verdad se proclamen en los caminos y los vallados, se ha de revelar la obra del Espíritu de Dios en los corazones humanos.3JT 436.1

    ¡Oh, cuánto bien podría realizarse si todos los que poseen la verdad, la Palabra de vida, trabajasen para iluminar a los que no la poseen! Cuando los samaritanos vinieron a Cristo a invitación de la mujer samaritana, Cristo habló de ellos a sus discípulos como de un campo de cereal listo para la siega. “¿No decís vosotros: Aun hay cuatro meses hasta que llegue la siega?—dijo—He aquí os digo: Alzad vuestros ojos, y mirad las regiones, porque ya están blancas para la siega.” Cristo quedó con los samaritanos dos días; porque tenían hambre de oír la verdad. ¡Y cuán atareado estuvo durante esos días! Como resultado del trabajo que hizo entonces, “creyeron muchos más por la palabra de él.” He aquí el testimonio que dieron: “Nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.” Juan 4:35-42.3JT 436.2

    ¿Quiénes de entre los que profesan ser el pueblo de Dios harán esta obra sagrada y trabajarán por las almas que perecen por falta de conocimiento? El mundo debe ser amonestado. Me fueron señalados muchos lugares donde se necesita hacer esfuerzos inspirados por una consagración fiel e incansable. Cristo está abriendo el corazón y la mente de muchos habitantes de nuestras grandes ciudades. Ellos necesitan las verdades de la Palabra de Dios; y si tan sólo queremos llegar al arrimo sagrado de Cristo, y luego procuramos acercarnos a esas personas, causaremos en ellas impresiones que les beneficiarán. Necesitamos despertarnos y ponernos en simpatía con Cristo y con nuestros semejantes. Hemos de trabajar inteligentemente en las ciudades grandes y pequeñas, y en los lugares cercanos y lejanos. Nunca emprendamos la retirada. El Señor hará las debidas impresiones en los corazones si trabajamos al unísono con su Espíritu.3JT 436.3

    Tengo palabras de aliento para vosotros, hermanos míos. Debemos avanzar con fe y esperanza, esperando grandes cosas de Dios. El enemigo tratará en toda forma de estorbar los esfuerzos que se realicen para hacer progresar la verdad, pero en la fuerza del Señor podéis obtener éxito. No se dejen oír palabras de desaliento, sino solamente palabras que tiendan a fortalecer y sostener a vuestros colaboradores.3JT 437.1

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