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Reflejemos a Jesús - Contents
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    Lo que hará el espíritu de liberalidad, 13 de septiembre

    Hay quienes reparten, y les es añadido más... El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado”. Proverbios 11:24, 25.RJ 262.1

    Muchos compadecen la suerte del Israel de Dios al ser obligados a dar sistemáticamente, además de sus ofrendas liberales cada año. Un Dios sabio sabía mejor qué sistema de benevolencia estaría de acuerdo con su providencia, y ha dado indicaciones a su pueblo con respecto a él. Siempre ha demostrado que nueve décimos valen más para ellos que diez décimos. Los que han pensado aumentar sus ganancias reteniendo dinero de Dios, o llevándole una ofrenda inferior—la perniquebrada, la ciega o la enferma—siempre han sufrido una pérdida.RJ 262.2

    La providencia, aunque invisible, siempre actúa en los asuntos del hombre. La mano de Dios puede prosperar o empobrecer, y frecuentemente empobrece a algunos mientras parece hacer prosperar a otros. Esto es para probar al hombre y revelar lo que hay en su corazón. Permite que la mala fortuna alcance a un hermano mientras da prosperidad a otros para ver si aquellos a quienes favorece tienen el temor de Dios delante de sus ojos y realizarán las tareas que les ha ordenado en su Palabra, de amar a sus prójimos como a sí mismos, y ayudar a su hermano más pobre por amor a hacer el bien. Dios diseñó los actos de generosidad y benevolencia para mantener los corazones de los hijos de los hombres llenos de ternura y simpatía, y para estimular en ellos un interés y afecto mutuos a semejanza de los del Maestro, quien por nosotros se hizo pobre, para que por su pobreza fuéramos enriquecidos. La ley del diezmo fue establecida sobre un principio duradero, y fue destinada a ser una bendición para el hombre.RJ 262.3

    El sistema de la benevolencia fue provisto para evitar el gran mal de la codicia.—Testimonies for the Church 3:546, 547.RJ 262.4

    Los pequeños torrentes de caridad siempre deben mantenerse fluyendo a la tesorería. La providencia de Dios está mucho más allá que nuestra liberalidad y marcha mucho más rápidamente.—El Ministerio de la Bondad, 282.RJ 262.5

    Cuando la gracia de Cristo se exprese en las palabras y obras de los creyentes, la luz brillará hacia los que están en tinieblas, pues mientras los labios pronuncien la alabanza de Dios, la mano se extenderá para ayudar a los que perecen.RJ 262.6

    Leemos que en el día de Pentecostés, cuando descendió el Espíritu Santo sobre los discípulos, nadie dijo que algo de lo que poseía era suyo. Todo lo que tenían fue entregado para el adelanto de una reforma admirable. Y millares se convirtieron en un día. Cuando el mismo espíritu actúe en los creyentes de hoy y devuelvan a Dios lo que es suyo con la misma liberalidad, se realizará una amplia obra muy abarcante.—Ibíd. 285.RJ 262.7

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