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La Iglesia Remanente - Contents
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    Instrucción a los discípulos

    Hay asuntos en los Testimonios que se han escrito, no para el mundo en general, sino para los creyentes hijos de Dios, y no es apropiado publicar para el mundo la instrucción, la advertencia, el reproche o los consejos de ese carácter. El Redentor del mundo, el Enviado de Dios, el Maestro más grande que los hijos de los hombres jamás hayan conocido, presentó algunos temas de instrucción, no para el mundo, sino sólo para sus discípulos. Aunque tenía mensajes destinados a las multitudes que se apiñaban a su paso, también tenía alguna luz e instrucciones especiales para comunicar a sus seguidores que no impartió a la gran muchedumbre, pues ésta no las habría entendido ni apreciado. Envió a sus discípulos a predicar, y cuando regresaron de su primera labor misionera y tenían diversos incidentes que relatar concerniente a su éxito en la predicación del Evangelio del reino de Dios, les dijo: “Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco”. En un lugar recluido Jesús impartió a sus seguidores la clase de instrucciones, consejos, palabras de cautela y de corrección que él vio que necesitaban en sus métodos de trabajo; pero la instrucción que les dio a ellos no debía ser difundida entre la heterogénea multitud porque estaba destinada solamente a sus discípulos.IR 45.2

    En repetidas oportunidades, cuando el Señor realizó milagros de sanidad, encargó a las personas a quienes había beneficiado que no contaran a nadie lo que había hecho. Debían acatar su orden dándose cuenta de que Cristo no les pediría silencio por una razón baladí, sino que había un motivo que lo justificaba, y en ninguna manera debían hacer caso omiso de su expreso deseo. Debía haber sido suficiente para ellos saber que él deseaba que guardaran el secreto y que tenía buenas razones para formular su pedido. El Señor sabía que al sanar a los enfermos, al obrar milagros para devolver la vista a los ciegos y para limpiar a los leprosos, estaba poniendo en peligro su propia vida; pues como los sacerdotes y príncipes no quisieron reconocer las evidencias que él les dio de su divina misión, lo interpretarían erróneamente, falsearían sus motivos y lanzarían acusaciones contra él. Es cierto que hizo muchos milagros en forma abierta; sin embargo, en algunos casos solicitó que aquellos a quienes había beneficiado, no dijeran a nadie lo que había hecho por ellos. Cuando se levantó el prejuicio, cuando se manifestaron la envidia y los celos, y se lo asechaba a cada paso, abandonó las ciudades, y fue en busca de los que escucharían y apreciarían la verdad que vino a impartir.IR 46.1

    El Señor Jesús consideró necesario aclarar a sus discípulos muchas cosas que no explicó a las multitudes. Les reveló plenamente la razón del odio manifestado hacia él por los escribas, fariseos y sacerdotes, y les habló de su sufrimiento, su traición y su muerte; pero no explicó al mundo esos temas con tanta claridad. Tenía advertencias que dar a sus seguidores, y les reveló los dolorosos acontecimientos que vendrían para que estuvieran prevenidos. Dio a sus seguidores instrucciones preciosas que ellos mismos no comprendieron hasta después de su muerte, resurrección y ascensión. Cuando el Espíritu Santo fue derramado sobre ellos, todas las cosas que él les había dicho volvieron a su memoria.IR 48.1

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