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El Hogar Cristiano - Contents
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    Capítulo 35—Deben compartirse las cargas

    El deber del padre no puede delegarse—El deber del padre hacia sus hijos no puede delegarse a la esposa. Si ella cumple su propio deber, tiene bastante carga que llevar. Únicamente si obran de concierto pueden el padre y la madre cumplir la obra que Dios confió a sus manos.1Fundamentals of Christian Education, 69.HC 193.1

    El padre no debe excusarse de hacer su parte en la obra de educar a sus hijos para esta vida y para la inmortalidad. Debe compartir la responsabilidad. Tanto el padre como la madre tienen obligaciones. Los padres han de manifestarse mutuamente amor y respeto, si quieren ver estas cualidades desarrollarse en su hijos2The Signs of the Times, 22 de julio de 1889.HC 193.2

    Con miradas animosas y buenas palabras, el padre debe alentar y sostener a la madre en su obra y sus cuidados.3The Signs of the Times, 13 de septiembre de 1877.HC 193.3

    Procure ayudar a su esposa en el conflicto que la espera. Vele sobre sus palabras, cultive el refinamiento de los modales, la cortesía y amabilidad, y será recompensado por ello.4Testimonies for the Church 2:84.HC 193.4

    Su tierno ministerio alivia la carga de la madre—Cualquiera que sea la vocación del padre y cualesquiera que sean sus perplejidades, debe él conservar en su casa el mismo rostro sonriente y tono placentero con que saludó todo el día a los visitantes y a los extraños. Sienta la esposa que puede apoyarse en los amplios afectos de su esposo, que los brazos de él la fortalecerán y sostendrán en todos sus afanes y cuidados, que su influencia apoyará la de ella, y su carga perderá la mitad de su peso. ¿Acaso no son los hijos tanto de él como de ella?5Christian Temperance and Bible Hygiene, 70.HC 193.5

    Es posible que la esposa asuma cargas a las cuales atribuya mayor importancia que al deber de ayudar a su esposo en el desempeño de su parte de la responsabilidad; y lo mismo se aplica al esposo. Los servicios tiernos son de valor. El esposo tiende a sentirse libre para salir y entrar en su hogar como huésped más bien que como vinculador del círculo familiar.6Manuscrito 80, 1898.HC 193.6

    Los deberes domésticos son sagrados e importantes; sin embargo a menudo adolecen de una monotonía cansadora. Los incontables cuidados y perplejidades se vuelven irritantes cuando faltan la variedad y el alegre solaz que con frecuencia el esposo y padre podría concederle a ella si así lo decidiera, o más bien si considerase necesario o deseable hacerlo. La vida de la madre mientras cumple las tareas más humildes de la casa es una vida de abnegación incesante, y se agrava aún más si el esposo no aprecia las dificultades de su situación ni le da su apoyo.7The Signs of the Times, 6 de diciembre de 1877.HC 194.1

    Sea considerado con una esposa débil—El esposo debe manifestar gran interés en su familia. Debe ser especialmente cuidadoso de los sentimientos de una esposa débil. Puede evitarle muchas enfermedades. Las palabras bondadosas, alegres y alentadoras resultarán mucho más eficaces que las medicinas más poderosas. Infundirán ánimo en el corazón de la abatida y desanimada esposa, y la alegría infundida a la familia por los actos y las palabras de bondad, recompensarán diez veces el esfuerzo hecho. El esposo debiera recordar que gran parte de la carga de educar a sus hijos recae sobre la madre, y que ella ejerce una gran influencia para modelar sus mentes. Esto debe inducirle a manifestar los sentimientos más tiernos, y a aliviar con solicitud sus cargas. Debe alentarla a apoyarse en su afecto, y a dirigir sus pensamientos hacia el cielo, donde hay fuerza, paz y descanso final para los cansados. No debe volver a la casa con la frente ceñuda, sino que su presencia debiera brindar alegría a la familia y estimular a la esposa a mirar hacia arriba y creer en Dios. Unidos, pueden aferrarse a las promesas de Dios y atraer su rica bendición sobre la familia.8Joyas de los Testimonios 1:105, 106.HC 194.2

    Conduce con dulzura—Más de un marido y padre podría sacar provechosa lección del solícito cuidado del fiel pastor. Jacob, al verse instado a emprender difícil y apurada caminata, contestó:HC 195.1

    “Los niños son tiernos,... tengo ovejas y vacas paridas; y si las fatigan, en un día morirán todas las ovejas.... Me iré poco a poco al paso de la hacienda que va delante de mí, y al paso de los niños.”HC 195.2

    En el camino penoso de la vida sepa el marido y padre ir “poco a poco” al paso en que pueda seguirle su compañera de viaje. En medio del gentío que corre locamente tras el dinero y el poder, aprenda el esposo y padre a medir sus pasos, a confortar y a sostener al ser humano llamado a andar junto a él....HC 195.3

    Ayude el marido a su esposa con su simpatía y cariño constante. Si quiere que se conserve lozana y alegre, de modo que sea como un rayo de sol en la familia, ayúdele a llevar sus cargas. La bondad y la amable cortesía que le demuestre serán para ella un precioso aliento, y la felicidad que sepa comunicarle allegará gozo y paz a su propio corazón....HC 195.4

    Si la madre se ve privada del cuidado y de las comodidades que merece, si se le permite que agote sus fuerzas con el recargo de trabajo o con las congojas y tristezas, sus hijos se verán a su vez privados de la fuerza vital, de la flexibilidad mental y del espíritu siempre alegre que hubieran debido heredar. Mucho mejor será alegrar animosamente la vida de la madre, evitarle la penuria, el trabajo cansador y los cuidados deprimentes, a fin de conseguir que los hijos hereden una buena constitución, que les permita pelear las batallas de la vida con sus propias fuerzas.9El Ministerio de Curación, 289-291.HC 195.5

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