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Historia del Sábado - Contents
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    14 – Los primeros testigos para el domingo

    El objeto de la presente pesquisa es el origen de la observancia del domingo – Declaraciones contradictorias de Mosheim y Neander – Declaración del problema entre ambos, y los datos verdaderos para decidir esta cuestión – El Nuevo Testamento no provee apoyo para la declaración de Mosheim – La epístola de Bernabé es una falsificación – El testimonio de Plinio no decide nada en este caso – La epístola de Ignacio probablemente es espuria, y ciertamente interpolada en lo que se refiere a sostener el domingo – Decisión sobre el problema

    El primer día de la semana es ahora casi universalmente observado como el sábado cristiano. El origen de esta institución todavía está delante de nosotros como tema de pesquisa. Esto está presentado por dos eminentes historiadores eclesiásticos; pero ellos se contradicen tan directamente entre sí que es un curioso problema de interés decidir cuál de ellos afirma la verdad. Así escribe Mosheim respecto del siglo primero:HSPDS 145.1

    “Todos los cristianos estuvieron unánimes en poner aparte el primer día de la semana, en el cual el Salvador triunfante se levantó de los muertos, para la solemne celebración de culto de adoración. Esta piadosa costumbre, que se derivaba del ejemplo de la iglesia de Jerusalén, se fundó sobre la designación expresa de los apóstoles, que consagraron ese día al mismo propósito sagrado, y fue observado universalmente en todas las iglesias cristianas, como aparece del testimonio unido de los escritores más creíbles”.1Mosheim, tr. Por Maclaine, cent 1, parte ii. cap. 4. sec. 4. He dado la traducción de Maclaine, no porque sea una versión exacta de Mosheim, sino porque se usa tanto para apoyar el sábado del primer día. Maclaine en su prefacio a Mosheim dice: “A veces me he tomado considerables libertades con mi autor”. Y él nos cuenta cuáles eran esas libertades al decir que él había “a menudo añadido unas pocas oraciones, para que una observación fuera más sorprendente, un hecho más claro, un retrato más terminado”. La cita presente es un ejemplo de estas libertades. El Dr. Murdock de New Haven que ha dado “una versión más exacta y literal” de Mosheim, da el pasaje del siguiente modo:
    “Los cristianos de este siglo, reunidos para la adoración de Dios, y para su progreso en la piedad, en el primer día de la semana, el día en el que Cristo reasumió la vida: porque ese día fue puesto aparte para el culto religioso, por los apóstoles mismos, y que, siguiendo el ejemplo de la iglesia de Jerusalén, fue observado generalmente, tenemos testimonio nada excepcional”.–Mosheim, tr. de Murdock, siglo. 1, parte ii. cap. 4 sec. 4.
    HSPDS 145.2

    Leamos ahora lo que dice Neander, el más distinguido de los historiadores eclesiásticos, acerca de esta autoridad apostólica para la observancia del domingo:HSPDS 145.3

    “El festival del domingo, como todos los otros festivales, fue siempre solo una ordenanza humana, y estaba lejos de las intenciones de los apóstoles de establecer un mandado divino en este respecto, lejos de ellos, y desde la iglesia apostólica temprana, de transferir las leyes del sábado a Domingo. Tal vez al final del segundo siglo una aplicación falsa de esta clase había comenzado a ocurrir; porque los hombres aparecen en ese tiempo haber considerado el trabajar en domingo como un pecado”.2La Historia Eclesiástica de Neander, traducida por H. J. Rose, p. 186. Para romper la fuerza de la declaración de Neander de que “el festival del domingo, como todos los otros festivales son siempre sólo una ordenanza humana, y estaba lejos de las intenciones de los apóstoles de establecer un mandato divino en este sentido, lejos de ellos, y de la iglesia apostólica temprana, de transferir las leyes del sábado al domingo”, se han dicho dos cosas:
    1. Que Neander, en una edición posterior de su obra, se retrajo de esta declaración. Es cierto que al re-escribir su obra él omitió esta oración. Pero no insertó nada de un carácter contrario, y el tenor general de la edición revisada está en este lugar precisamente en el mismo lugar como en aquella de las cual se ha tomado esta declaración franca.
    En prueba de esto, citamos de la edición posterior de Neander esta declaración en este mismo lugar, de lo que constituía la observancia del domingo en la iglesia temprana. Él dice:
    “El domingo se distinguía como un día de gozo, estando eximido de los ayunos, y por la circunstancia de que la oración se hacía en este día en posición de pie y no arrodillado, como Cristo, por su resurrección, había levantado a los hombres caídos otra vez al Cielo”. Neander, tr. de Torrey, tomo i. p. 295, ed. 1852.
    Este es un informe exacto de la observancia temprana del domingo, como veremos más tarde; y que tal observancia era solo una ordenanza humana, de la cual ninguna característica fue alguna vez ordenada por los apóstoles, será muy claramente manifiesto a cada persona que intente encontrar cualquier precepto para cada aspecto de ello en el Nuevo Testamento.
    2. Pero el otro método para rechazar este testimonio de Neander es afirmar que no quiso negar que los apóstoles establecieron el orden divino para guardar el domingo como si fuera el sábado cristiano, sino que quería asegurarse de que los apóstoles no establecieron un orden divino definiendo el domingo ¡como una fiesta católica! Los que hacen tal reclamo deben saber que es falso. Neander niega expresamente que los apóstoles constituyeron o reconocieron el domingo como un día de descanso sagrado, y presenta el domingo como una mera fiesta desde el comienzo de su observancia, establecida solo por la autoridad humana.
    HSPDS 145.4

    ¿Cómo decidiremos qué historiador está en lo cierto? Ninguno de ellos vivió en la era apostólica de la iglesia. Mosheim escribió en el siglo dieciocho, y Neander, en el diecinueve. Necesariamente tienen que conocer los hechos del caso por los escritos de ese período que han llegado hasta nosotros. Estos contienen todo el testimonio que se puede admitir para decidir ese caso. Estos son, primero, los escritos inspirados del Nuevo Testamento; segundo, las producciones reputadas de escritores de esa época que se supone que mencionan el primer día, por ejemplo, (1) la epístola de Bernabé; (2) la carta de Plinio, gobernador de Bitinia al emperador Trajano; y (3) la epístola de Ignacio. Estos son todos los escritos anteriores a mediados del siglo segundo –y esto es suficientemente tarde para cubrir ampliamente el terreno de la declaración de Mosheim– que se pueden introducir como siquiera refiriéndose al primer día de la semana.HSPDS 146.1

    Las preguntas a decidir por este testimonio son: ¿Apartaron los apóstoles el domingo para el culto divino (como afirma Mosheim)? ¿o la evidencia en el caso muestra que el festival del domingo, como todos los otros festivales, fue siempre solo una ordenanza humana (como lo afirma Neander)?HSPDS 146.2

    Es seguro que el Nuevo Testamento no contiene ninguna designación del domingo para la celebración solemne del culto público. Y es igualmente verdadero que no hay ejemplo de la iglesia de Jerusalén sobre el cual fundar tal observancia. El Nuevo Testamento, por lo tanto, no proporciona ningún apoyo3Ver los caps. 10, 11, en los cuales se ha examinado cuidadosamente el Nuevo Testamento sobre este punto. para la declaración de Mosheim.HSPDS 146.3

    Las tres epístolas que nos han llegado pretendiendo haber sido escritas en la era apostólica, o inmediatamente después de ella, estarán ahora bajo examen. Esto es todo lo que nos queda de un período más extendido que el abarcado por la declaración de Mosheim. Él habla solo del siglo primero; pero nosotros convocamos a todos los escritores de ese siglo, y del período posterior hasta el tiempo de Justino Mártir, 140 d. C. que se supone que mencionan el primer día de la semana. Así el lector tiene todos los datos del caso. La epístola de Bernabé dice lo siguiente en favor de la observancia del primer día:HSPDS 147.1

    “Por último él les dice: Vuestras lunas nuevas y vuestros sábados no los puedo soportar. Consideren lo que él quiere decir con esto; los sábados, dice él, que ustedes ahora guardan, no son aceptables para mí, sino los que yo he hecho; cuando descansan de todas las cosas, yo comenzaré el octavo día, o sea, el comienzo del otro mundo; por cuya causa observamos el octavo día con alegría, en el que Jesús se levantó de los muertos, y habiéndose manifestado a sus discípulos, ascendió al Cielo”.4Epístola de Bernabé, 13:9, 10; o como otros dividen la epístola, capítulo 15.HSPDS 147.2

    Se puede concluir razonablemente que Mosheim pondría gran confianza sobre este testimonio como proviniendo de un apóstol, y como estando algo mejor adecuado para sostener el carácter sagrado del domingo que cualquier cosa que hayamos examinado nosotros. No obstante, él reconoce francamente que esta epístola es espuria. Esto dice él:HSPDS 147.3

    “La epístola de Bernabé fue la producción de algún judío que, muy probablemente vivió en este siglo, y cuyas escasas habilidades y apego supersticioso a las fábulas judías, muestran que, a pesar de la rectitud de sus intenciones, él debe haber sido una persona muy diferente del verdadero Bernabé, quien fue el compañero de S. Pablo”.5Hist. Ecles., cent. 1, parte ii. cap. 2. sec. 21.HSPDS 147.4

    En otra obra, Mosheim dice de esta epístola:HSPDS 147.5

    “En cuanto a lo que sugieren algunos, de que fuera escrita por Bernabé que fue amigo y compañero de S. Pablo, la futilidad de tal idea es fácilmente aparente por la carta misma; varias de las opiniones e interpretaciones de las Escrituras que contiene, teniendo ellas tan poca verdad, dignidad o fuerza, para hacer que sea imposible que pudiera alguna vez haber procedido de la pluma de un hombre divinamente instruido”.6Comentarios históricos, cent. 1, sec. 53.HSPDS 147.6

    Neander habla así de esta epístola:HSPDS 147.7

    “Es imposible que podamos reconocer esta epístola como perteneciente a aquel Bernabé que fue digno de ser compañero de las labores apostólicas de S. Pablo”.7Neander, tr. Rose, p. 407.HSPDS 147.8

    El Prof. Stuart proporciona un testimonio similar:HSPDS 148.1

    “Que un hombre llamado Bernabé escribió esta epístola no lo dudo; que el asociado elegido de Pablo la escribiera, con muchos otros lo debo dudar”.8Nota agregada a Historia, autoridad y uso del Sábado, de Gurney, p. 86.HSPDS 148.2

    El Dr. Killen, profesor de Historia Eclesiástica, a la Asamblea General de la iglesia Presbiteriana de Irlanda, usa el siguiente lenguaje:HSPDS 148.3

    “El folleto conocido como la Epístola de Bernabé fue compuesto probablemente en 135 d. C. Es la producción aparentemente de un converso al judaísmo quien sintió un placer especial en interpretar alegóricamente la Escritura”.9Iglesia Antigua, pp. 367, 368.HSPDS 148.4

    El Prof. Hackett provee el siguiente testimonio:HSPDS 148.5

    “La epístola, todavía existente, que se conoció como la de Bernabé aun en el siglo segundo, no puede ser defendida como genuina”.10Comentario sobre Hechos, p. 251.HSPDS 148.6

    El Sr. Milner habla de la supuesta epístola de Bernabé como sigue:HSPDS 148.7

    “Es un gran daño para él de percibir la epístola, que lleva su nombre, como suya”.11Historia de la Iglesia, siglo 1, cap. 15.HSPDS 148.8

    Kitto habla de esta producción como,HSPDS 148.9

    “La así llamada epístola de Bernabé, probablemente es una falsificación del segundo siglo”.12Enc. Lit. Bíb., art. Día del Señor, décima ed., 1858.HSPDS 148.10

    Dice la Enciclopedia de Conocimientos Religiosos, hablando del Bernabé del Nuevo Testamento:HSPDS 148.11

    “Él no pudo ser el autor de una obra tan llena de alegorías forzadas, explicaciones extravagantes e injustificadas de las Escrituras, junto con historias con respecto a bestias, y conceptos similares, como constituyen la primera parte de esta epístola”.13Encicl. de Conoc. Relig., art. Epístola de Bernabé.HSPDS 148.12

    Eusebio, el historiador eclesiástico más temprano, pone esta epístola en el catálogo de libros espurios. Él dice:HSPDS 148.13

    “Entre los espurios deben ser incluidos estos libros llamados, ‘Los Hechos de Pablo’ y el llamado ‘Pastor’, y ‘El Apocalipsis de Pedro’. Además de éstos, los libros llamados ‘La epístola de Bernabé’, y lo que se llama ‘Las Instituciones de los apóstoles’”.14Hist. Ecles., libro iii. cap. 25.HSPDS 148.14

    Sir Wm. Domville dice lo siguiente:HSPDS 148.15

    “Pero la epístola no fue escrita por Bernabé; no era meramente indigna de él, sería una desgracia para él, y lo que es de mayor consecuencia, sería una desgracia para la religión cristiana, como siendo la producción de uno de los maestros autorizados de aquella religión en los tiempos de los apóstoles, circunstancia que dañaría seriamente la evidencia de su origen divino. No siendo la Epístola de Bernabé, el documento es, con respecto a la cuestión del sábado nada más que el testimonio de un algún escritor desconocido acerca de la práctica de la observancia del domingo por algunos cristianos en alguna comunidad desconocida, en algún momento incierto de la era cristiana, sin suficientes bases para creer que ese período haya sido el siglo primero”.15El sábado, o Un examen de los seis textos del Nuevo Testamento comúnmente planteados como prueba de un sábado cristiano, p. 233.HSPDS 148.16

    Coleman da el siguiente testimonio:HSPDS 149.1

    “La Epístola de Bernabé, llevando el honorable nombre del compañero de Pablo en sus labores misioneras, es evidentemente espuria. Abunda en narraciones fabulosas, místicas, interpretaciones alegóricas del Antiguo Testamento, y conceptos imaginarios, y los eruditos generalmente consideran que no tiene autoridad”.16Cristianismo antiguo, cap. 1. sec. 2.HSPDS 149.2

    Como un ejemplo de las cosas irrazonables y absurdas contenidas en esta epístola, se cita el siguiente pasaje:HSPDS 149.3

    “Ni tampoco comerás la hiena: es decir, otra vez, no seas adúltero; ni un corruptor de otros; ni tampoco semejante a eso. ¿Y por qué? Porque esa criatura cada año cambia su clase, a veces es macho, y a veces es hembra”.17Epístola de Bernabé, 9:8. En algunas ediciones es el cap. 10.HSPDS 149.4

    De esta manera, siendo que permitimos que los historiadores de domingo-primer día decidan el caso, estamos autorizados a tratar esta epístola como una invención. Y quienquiera lea su capítulo noveno –porque no vale la pena citarla– reconocerá la justicia de esta conclusión. Esta epístola es el único escrito que pretende venir del primer siglo excepto el Nuevo Testamento, en el que ni siquiera se hace mención del primer día. Esto no proporciona apoyo para la observancia del domingo, aún Mosheim lo reconoce.HSPDS 149.5

    El siguiente documento que espera nuestra atención es la carta de Plinio, el gobernador romano de Bitinia, al emperador Trajano. Fue escrita alrededor de 140 d. C. Él dice que los cristianos en su provincia:HSPDS 149.6

    “Ellos afirmaban que toda su culpa o error era, que se reunían en cierto día específico, antes que hubiera luz, y se dirigían en una forma de oración a Cristo, como a algún dios, comprometiéndose por un juramento solemne, no para propósitos de algún designio malvado, sino a nunca cometer ningún fraude, robo o adulterio; nunca falsificar su palabra, ni negar algo que les fue confiado cuando les pidan que lo entreguen; además de esto era su costumbre separarse, y luego volver a reunirse para comer una comida común inofensiva”.18Coleman, Ancient Christianity, pp. 35, 36.HSPDS 149.7

    Esta carta de Plinio ciertamente no proporciona ningún apoyo para la observancia del domingo. El caso es presentado de una manera franca por Coleman. Él dice de este extracto:HSPDS 150.1

    “Esta declaración es evidencia de que estos cristianos guardaban un día como tiempo santo, pero si era el último o el primer día de la semana, no aparece”.19Ancient Christianity Exemplified, cap. 26, sec. 2.HSPDS 150.2

    Charles Buck, un eminente escritor del domingo-primer día, en esta carta no veía evidencia de la observancia del primer día, como se manifiesta de una traducción indefinida que él da. Cita así la carta:HSPDS 150.3

    “Estas personas declaran que todo su crimen, si son culpables, consiste en esto: que en ciertos días se reúnen antes de la salida del sol para cantar alternadamente loas alabanzas de Cristo como de Dios”.20Buck, Theological Dictionary, art. Christians.HSPDS 150.4

    Tertuliano, quien escribió en 200 d. C., habla de esta misma declaración de Plinio así:HSPDS 150.5

    “Él encontró en sus cultos religiosos nada sino reuniones temprano en las mañanas para cantar himnos a Cristo y a Dios, ratificando su estilo de vida con un voto de ser fiel a su religión, que prohíbe el asesinato, el adulterio, la deshonestidad, y otros crímenes”.21Tertuliano, Apología, sec. 2.HSPDS 150.6

    Tertuliano ciertamente no encontró en esto ninguna referencia al festival del domingo.HSPDS 150.7

    El Sr. W. B. Tayler habla así de este día declarado, como sigue:HSPDS 150.8

    “Como el sábado parece haber sido bastante comúnmente observado en esta época como el día del sol (si no más todavía), es tan probable que este ‘día específico’ mencionado por Plinio fuera el séptimo día, como el primer día; aunque este último es el que generalmente se da por sentado”.22Obligatoriedad del sábado, p. 300.HSPDS 150.9

    Dar por sentado el mismísimo punto que se quiere probar no es algo nuevo en la evidencia hasta aquí examinada en apoyo de la observancia del primer día. Aunque Mosheim depende en esta expresión de Plinio como su principal apoyo sobre el domingo, no obstante él habla así de la opinión de otro hombre erudito:HSPDS 150.10

    “B. Jus. Hen Boehmer, de hecho quiere que entendamos que este día habrá sido el mismo que el sábado judío”.23Historical Commentaries, siglo. 1, sec. 47.HSPDS 150.11

    Este testimonio de Plinio fue escrito unos pocos años después del tiempo de los apóstoles. Se relaciona con una iglesia que probablemente haya sido fundada por el apóstol Pedro.241 Pedro 1:1. Ver el Comentario de Clarke, prefacio a las epístolas de Pedro. Ciertamente es más probable que esta iglesia, solo cuarenta años después de la muerte de Pedro, estaba guardando el cuarto mandamiento, y no que estuviera observando un día nunca ordenado por autoridad divina. Debe concederse que este testimonio de Plinio no prueba nada en apoyo de la observancia del domingo; porque no indica qué día de la semana era así observado.HSPDS 150.12

    La Epístola de Ignacio de Antioquía, tan a menudo citada en favor de la observancia del primer día, reclama ahora nuestra atención. Se la representa diciendo:HSPDS 151.1

    “Por lo tanto, si aquellos que se criaron en estas antiguas leyes vinieron no obstante a la novedad de esperanza; ya no observando los sábados, sino guardando el día del Señor, en el que también nuestra vida surgió por él, y por medio de su muerte, a quien todavía algunos niegan (por cual ministerio hemos sido llevados a creer, y por lo tanto esperamos que podamos ser encontrados discípulos de Jesucristo, nuestro único maestro): cómo podremos vivir en forma diferente de él; siendo ellos mismos los profetas, por el Espíritu lo esperaban como su maestro”.25Ignacio a los Magnesios, 3:3-5; o, según otros dividen la epístola, cap. 9.HSPDS 151.2

    Dos importantes hechos relacionados con esta cita son dignos de particular atención: 1. Los escritores del primer día de gran autoridad reconocen que las epístolas de Ignacio son espurias; y aquellas epístolas que algunos de ellos toman como posiblemente genuinas, no incluyen entre ellas la epístola a los Magnesios de la cual se ha tomado la cita de arriba, ni dicen nada relacionado con la observancia del primer día. 2. Que la epístola a los Magnesios no dice nada de ningún día, ¡si no fuera que la palabra día ha sido fraudulentamente insertada por el traductor! En apoyo de la primera de estas proposiciones se aduce el siguiente testimonio. El Dr. Killen habla como sigue:HSPDS 151.3

    “En el siglo dieciséis, quince cartas fueron sacadas de debajo del manto de una enorme antigüedad, y ofrecidas al mundo como las producciones del pastor de Antioquía. Los eruditos rehusaron recibirlas sobre los términos requeridos, y sin demora ocho de ellas fueron admitidas como falsificaciones. En el siglo diecisiete, las restantes siete cartas, en una forma algo alterada, volvieron a surgir de la oscuridad, y pretendieron ser obra de Ignacio. Otra vez los críticos con discernimiento rehusaron reconocer sus pretensiones; pero esta segunda aparición despertó la curiosidad, y muchos expresaron un ferviente deseo de poder ver las epístolas reales. Grecia, Siria, Palestina y Egipto, fueron exploradas en busca de ellas, y por fin se encontraron tres cartas. El descubrimiento creó gran felicidad; se confiesa que cuatro de las epístolas que últimamente aseveraban ser genuinas, eran apócrifas; y se dijo osadamente que las tres que ahora se ofrecían estaban por encima de todo desafío. Pero la verdad todavía rehusaba comprometerse, y severamente niega su aprobación a esos pretendientes. La evidencia interna de estas tres atestiguan abundantemente que, como los últimos tres libros de la Sibila, son solo las últimas remesas de un grave fraude”.26Iglesia Antigua, pp. 413, 414.HSPDS 151.4

    El mismo autor asevera de este modo la opinión de Calvino:HSPDS 152.1

    “No es una prueba insignificante de la sagacidad del gran Calvino, que, hace más de trescientos años, expresó una amplia sentencia de condenación de estas epístolas ignacianas”.27Íd., p. 427.HSPDS 152.2

    De las tres epístolas de Ignacio que todavía se pretende que son genuinas, el Prof. C. F. Hudson habla como sigue:HSPDS 152.3

    “Ignacio de Antioquía fue martirizado probablemente en 115 d. C. De las ocho epístolas atribuidas a él, tres son genuinas; es decir, las dirigidas a Policarpo, a los Efesios, y a los Romanos”.28Vida futura, p. 290.HSPDS 152.4

    Se observará que las tres epístolas que aquí se mencionan como genuinas no incluyen aquella epístola de la cual se tomó la cita en favor del domingo, y también es un hecho que ellas no contienen ninguna alusión al domingo. Sir Wm. Domville, un escritor anti-sabatario, usa el siguiente lenguaje:HSPDS 152.5

    “Todos aquellos que están familiarizados con tales temas saben que las obras de Ignacio han sido más interpoladas y corrompidas que las de cualquier otro de los padres antiguos; y también que algunos escritos que han sido atribuidos a él son totalmente espurios”.29Examen de los seis textos, p. 237.HSPDS 152.6

    Robinson, un eminente escritor bautista inglés del siglo pasado, expresa la siguiente opinión de las epístolas atribuidas a Ignacio, Bernabé, y otros:HSPDS 152.7

    “Si alguno de los escritos atribuidos a aquellos llamados padres apostólicos, como Ignacio, maestro en Antioquía, Policarpo, en Esmirna, y Bernabé que era mitad judío, y Hermas, que era hermano de Pio, maestro en Roma, si alguno de ellos es genuino, de lo cual hay gran razón en dudar, ellas prueban solo la piedad y la calidad de iletrados de los buenos hombres. Algunos son peores, y la mejor no es mejor que, las piadosas epístolas de la clase más baja de Bautistas y Cuáqueros en el tiempo de la guerra civil en Inglaterra. Bernabé y Hermas, ambos mencionan el bautismo; pero ambos libros son despreciables fantasías de genios desviados e irregulares”.30Investigaciones eclesiásticas, cap. 6, pp. 50, 51, ed. 1792.HSPDS 152.8

    El carácter dudoso de estas epístolas ignacianas está suficientemente comprobado. La cita en favor del domingo no fue tomada de ninguna de las tres epístolas que todavía se pretende que sean genuinas; y lo que todavía debe observarse, no diría nada en favor de ningún día si no fuera por una licencia extraordinaria, para no decir fraude, que el traductor usó al insertar la palabra día. Kitto muestra este hecho con exactitud crítica, y su Enciclopedia tiene una elevada reputación entre los eruditos del primer día. De este modo él presenta el original de Ignacio con comentarios y una traducción, como sigue:HSPDS 152.9

    “Debemos notar aquí otro pasaje… que tiene que ver con el tema del día del Señor, aunque ciertamente no contiene ninguna mención de él. Aparece en la epístola de Ignacio a los Magnesios (cerca del año 100 d. C.). Todo el pasaje es confesadamente oscuro, y el texto puede estar corrompido… El pasaje dice lo siguiente:HSPDS 153.1

    Εἰ οὖν ὁι ἐν πἀλαιοῖς πράγμασιν ἀναστραφέντες, εἰς καινότητα ἐλπίδος ἥλθον—μηκέτι σαββατίζοντες, ἀλλὰ κατὰ κυριακὴν ζωὴν ζῶντες—(ἐν ἡ καὶ ἡ ζωὴ ἡμῶν ἀνέτειλεν δὶ’ ἀυτοῦ, etc.)”31Ignacio a los Magnesios, sec. 9.HSPDS 153.2

    “Ahora muchos comentadores suponen (en base a qué, no es aparente), que después de κυριακὴν [kuriakén – del Señor] debe entenderse la palabra ἡμέραν [heméran – día]… Consideremos ahora el pasaje sencillamente, como dice. El defecto de la oración es la falta de un sustantivo al cual pueda referirse ἀυτοῦ [autóu]. Este defecto, lejos de ser remediado, es presentado más brillantemente por la introducción de ἡμέρα [heméra – día]. Ahora, si tomamos κυριακὴ ζωὴ [kuriaké zoé] como sencillamente ‘la vida del Señor’, teniendo un significado más personal, ciertamente está más cerca de suplir el sustantivo de ἀυτοῦ [autóu]… De este modo todo el significado podría darse así:HSPDS 153.3

    “Si los que vivieron bajo la antigua dispensación han llegado a la novedad de esperanza, ya no guardando los sábados, sino viviendo de acuerdo con la vida de nuestro Señor (en la cual, por así decirlo, nuestra vida ha resucitado por medio de él, etc.)…HSPDS 153.4

    “Visto de esta manera el pasaje no se refiere de ningún modo al día del Señor; pero aún en la suposición opuesta no puede ser considerado como presentando ninguna evidencia positiva del uso temprano del término ‘día del Señor’ (para lo cual se lo cita a menudo), siendo que la palabra material ἡμέρα [heméra - día] es puramente una conjetura”.32Encicl. Lit. Bíb., art. Día del Señor.HSPDS 153.5

    El erudito Morer, clérigo de la iglesia Anglicana, confirma esta declaración de Kitto. Él traduce a Ignacio así:HSPDS 153.6

    “Si por lo tanto los que estaban bien versado en las obras de los días antiguos llegaron a novedad de esperanza no sabatizando, sino viviendo en armonía con la vida dominical, etc… La copia Medicea, la mejor y más parecida a la de Eusebio, no deja escrúpulos, porque ζωὴν [zoén] es expresada y determina la palabra dominical a la persona de Cristo, y no al día de su resurrección”.33Diálogos sobre el día del Señor, pp. 206, 207.HSPDS 153.7

    Sir Wm. Domville habla sobre este punto y dice:HSPDS 153.8

    “Por lo tanto, juzgando por el tenor de la epístola misma, la traducción literal del pasaje en discusión, ‘ya no observando sábados, pero viviendo de acuerdo con la vida del Señor’ aparece dar su significado verdadero y apropiado; y si esto es así, Ignacio, a quien el Sr. Gurney34Un escritor del primer día, autor de “Historia, autoridad y uso, del sábado”. presenta como un testigo material para probar la observancia del día del Señor al comienzo del siglo segundo, no prueba ningún hecho tal, apareciendo en un examen cuidadoso de su testimonio que él ni siquiera menciona el día del Señor, ni de ninguna manera alude a la observancia religiosa de él, sea con ese nombre o con cualquier otro”.35Examen de los Seis Textos, pp. 250, 251.HSPDS 153.9

    Por consiguiente, es manifiesto que esta famosa cita no tiene relación de ninguna manera con el primer día de la semana, y no proporciona ninguna evidencia de que ese día era conocido en el tiempo de Ignacio por el título de día del Señor.36Para una declaración más plena del caso de Ignacio, ver el Testimonio de los Padres, pp. 26-30. La cita de Ignacio examinada en este capítulo se muestra allí, de acuerdo con la connotación, y se relaciona, no con los cristianos del Nuevo Testamento, sino con los profetas antiguos. La evidencia está ahora delante del lector que debe decidir si Mosheim o Neander habló de acuerdo con los hechos en el caso. Y así parece que en el Nuevo Testamento, y en los escritores no inspirados del período al que se refiere, no hay absolutamente nada para sostener la fuerte declaración del domingo que hace Mosheim. Cuando llegamos al siglo cuarto, encontraremos una declaración de él que modifica esencialmente lo que aquí ha dicho. De las epístolas atribuidas a Bernabé, Plinio e Ignacio, hemos encontrado que la primera es una falsificación; que la segunda habla de un día específico pero sin definir cuál es; y de la tercera, que es probablemente un documento espurio, que no dice nada relacionado con el domingo, si los defensores del carácter sagrado del primer día no hubiesen interpolado la palabra día en el documento. Difícilmente podemos evitar la conclusión de que Mosheim habló de este tema como un doctor en divinidad, y no como un historiador; y con la convicción más firme de que hablamos la verdad, decimos con Neander, “El festival del domingo fue siempre solo una ordenanza humana”.HSPDS 154.1

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