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Consejos para los Maestros - Contents
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    La expulsión de los estudiantes

    Debe manifestarse mucho cuidado en la expulsión de estudiantes. A veces hay que hacerlo. Es una tarea dolorosa separar de la escuela a una persona que incita a otros a la desobediencia y deslealtad; pero, por amor de los otros estudiantes, a veces es necesario. Dios vio que si Satanás no era expulsado del cielo, la hueste angélica estaría en constante peligro; y cuando los maestros temerosos de Dios ven que retener a un alumno es exponer a los demás a malas influencias, deben separarlo de la escuela. Pero debe ser una falta muy grave la que exija esta disciplina.CM 255.1

    Cuando, como consecuencia de la transgresión, Adán y Eva fueron privados de toda esperanza, y la justicia exigió la muerte del pecador, Cristo se dio a sí mismo como sacrificio. “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados”. “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”. 1 Juan 4:10; Isaías 53:6.CM 255.2

    En el trato con sus estudiantes, los maestros deben manifestar el amor de Cristo. Sin este amor, serán duros y autoritarios, y ahuyentarán las almas del redil. Deben ser como milicianos, vigilándose siempre a sí mismos, y aprovechando toda oportunidad de hacer bien a los que les han sido confiados. Recuerden que cada una de nuestras escuelas debe ser un asilo para los jóvenes duramente probados, donde sus insensateces se tratarán con paciencia y prudencia.CM 255.3

    Los maestros y alumnos deberán acercarse en compañerismo cristiano. Los jóvenes cometerán muchos errores, y nunca debe el maestro olvidarse de que debe ser compasivo y cortés. Nunca debe procurar mostrar su superioridad. Los mayores maestros son aquellos que son más pacientes y bondadosos. Por su sencillez y su disposición a aprender, estimulan a sus alumnos a subir siempre más alto.CM 255.4

    Recuerden los maestros sus propios defectos y errores, y esfuércense fervientemente por ser lo que desean que lleguen a ser sus alumnos. En su trato con los jóvenes, sean prudentes y compasivos. No se olviden de que éstos necesitan palabras sanas y estimulantes, y acciones serviciales. Maestros, tratad a vuestros estudiantes como a hijos de Cristo, a quienes él quiere que ayudéis en todo momento de necesidad. Hacedlos amigos vuestros. Dadles evidencia práctica de vuestro interés abnegado por ellos. Ayudadles a pasar por los lugares escabrosos. Con paciencia y ternura, esforzaos por ganarlos para Jesús. Sólo la eternidad revelará los resultados de un esfuerzo tal. CM 256.1

    *****

    La práctica de ofrecer premios y recompensas resulta en más daño que bien. Por su medio, el alumno ambicioso es estimulado a mayor esfuerzo. Aquellos cuyas facultades mentales están ya demasiado activas en relación con su fuerza física, se sienten instados a estudiar materias demasiado difíciles para su mente juvenil. Los exámenes son también una prueba muy dura para los alumnos de esta clase. Más de un alumno promisorio ha sufrido grave enfermedad, tal vez la muerte, como resultado del esfuerzo y la excitación de tales ocasiones. Los padres y maestros deben estar en guardia contra estos peligros. CM 256.2

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    El atender a formas y ceremonias no debe ocupar el tiempo ni la fuerza que pertenecen legítimamente a cosas más esenciales. En esta época de corrupción, todo se pervierte para la ostentación y apariencia exterior; pero este espíritu no debe hallar cabida en nuestras escuelas. Debemos enseñar modales bíblicos, pureza de pensamiento e integridad estricta. Esta es instrucción valiosa. Si los maestros tienen el sentir de Cristo, y son modelados por el Espíritu Santo, serán bondadosos, atentos y verdaderamente corteses. Si trabajan como a la vista del cielo, serán damas y caballeros cristianos. Su conducta refinada será una lección objetiva constante para los alumnos, quienes, aunque al principio sean algo incultos, se irán amoldando día tras día bajo su influencia.CM 256.3

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