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Consejos para los Maestros - Contents
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    La educación de Moisés

    La educación recibida por Moisés, como nieto del rey, fue muy esmerada. No se descuidó detalle que pudiese hacerle sabio en lo que consideraban los egipcios como sabiduría. Pero la parte más valiosa de la preparación de Moisés para la obra de su vida fue la que recibió como pastor. Mientras apacentaba sus rebaños en los desiertos de las montañas y las verdes dehesas de los valles, Dios le enseñó la más alta sabiduría. En la escuela de la naturaleza, teniendo a Cristo como su maestro, aprendió lecciones de humildad, mansedumbre, fe y confianza que vincularon su alma más estrechamente con Dios. En la soledad de las montañas aprendió lo que no había podido impartirle toda su instrucción en el palacio del rey: una fe sencilla e inquebrantable, y una constante confianza en el Señor...CM 392.2

    Moisés había supuesto que su educación en la sabiduría de Egipto le habilitaba plenamente para sacar a Israel de la servidumbre. ¿No era sabio en todas las cosas necesarias para un general de ejército? ¿No había tenido las ventajas de las mejores escuelas del país? Sí, se sentía capaz de librar a su pueblo. Inició su obra procurando obtener su favor al corregir sus males. Mató a un egipcio que abusaba de un israelita. En eso manifestó el espíritu del que es homicida desde el principio, y demostró su incapacidad para representar al Dios de misericordia, amor y ternura.CM 392.3

    Moisés fracasó miserablemente en su primera tentativa, y, como muchos otros, perdió inmediatamente la confianza en Dios y dio la espalda a la obra que le había sido señalada. Huyó de la ira de Faraón. Concluyó que a causa del gran pecado que cometiera al quitar la vida al egipcio, Dios no le permitiría tener parte alguna en la obra de librar a su pueblo de su cruel esclavitud. Pero el Señor permitió estas cosas a fin de poder enseñarle la mansedumbre, la bondad y longanimidad que necesita poseer todo obrero del Maestro, a fin de tener éxito en su causa...CM 393.1

    Se le había enseñado a esperar adulación y alabanza por sus capacidades superiores; ahora debía aprender una lección diferente. Como pastor, aprendió a cuidar de las ovejas afligidas y enfermas, a buscar pacientemente a la extraviada, a ser longánime con la indisciplinada, a suplir con tierna solicitud las necesidades de los corderitos y de las ovejas viejas y débiles. En su experiencia fue atraído más cerca del Príncipe de los pastores. Llegó a unirse y absorberse en el Santo de Israel. Creía en el Dios grande. Se mantenía en comunión con el Padre por la oración humilde. Miraba al Altísimo para obtener una educación en las cosas espirituales y el conocimiento de su deber como fiel pastor. Su vida vino a estar tan estrechamente vinculada con el cielo que Dios conversaba con él cara a cara, “como habla cualquiera a su compañero”. Éxodo 33:11.CM 393.2

    Educado así, Moisés estuvo preparado para escuchar el llamamiento de Dios a cambiar el cayado de pastor por la vara de autoridad; a dejar su rebaño de ovejas para asumir la dirección de un pueblo idólatra y rebelde. Pero debía continuar dependiendo del Caudillo invisible. Como la vara era un instrumento dócil en su mano, así él también había de serlo en la de Cristo. Había de ser el pastor del pueblo de Dios; y por su fe firme y su confianza permanente en el Señor, muchas bendiciones iban a llegar a los hijos de Israel...CM 393.3

    Fue la fe implícita en Dios la que hizo de Moisés lo que fue. Obraba de acuerdo con todo lo que el Señor le ordenaba. Todo el saber de los sabios no podía hacer de Moisés un medio por el cual el Señor pudiera obrar, a menos que perdiese su confianza propia, comprendiese su propia impotencia y pusiese su confianza en Dios; y a menos que estuviese dispuesto a obedecer las órdenes de Dios, parecieran o no correctas a su razón humana...CM 393.4

    No fueron las enseñanzas de las escuelas de Egipto lo que habilitó a Moisés para triunfar sobre sus enemigos, sino su fe constante e inquebrantable, una fe que no vacilaba bajo las circunstancias más penosas. A la orden de Dios, Moisés avanzaba, aunque aparentemente no había nada sobre qué asentar los pies. Más de un millón de personas dependían de él, y las condujo hacia adelante paso a paso, día tras día. Dios permitió estas peregrinaciones solitarias por el desierto para que sus hijos pudiesen obtener experiencia en soportar las penurias, para que cuando estuvieran en peligro supieran que sólo en Dios hay alivio y liberación. Así podrían aprender a conocerlo y confiar en él, y servirle con fe viva.CM 394.1

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