Loading...
Larger font
Smaller font
Copy
Print
Contents
Hijos e Hijas de Dios - Contents
  • Results
  • Related
  • Featured
No results found for: "".
  • Weighted Relevancy
  • Content Sequence
  • Relevancy
  • Earliest First
  • Latest First
    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents

    Dominio propio, 18 de marzo

    Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres. Hechos 24:16.HHD 86.1

    La fuerza de carácter consiste en dos cosas: la fuerza de voluntad y el dominio propio. Muchos jóvenes consideran equivocadamente la pasión fuerte y sin control como fuerza de carácter; pero la verdad es que el que es dominado por sus pasiones es un hombre débil. La verdadera grandeza y nobleza del hombre se miden por su poder de subyugar sus sentimientos, y no por el poder que tienen sus sentimientos de subyugarle a él. El hombre más fuerte es aquel que, aunque sensible al maltrato, refrena sin embargo la pasión y perdona a sus enemigos.—Conducción del Niño, 147, 148.HHD 86.2

    Nunca deberíamos perder el dominio de nosotros mismos. Mantengamos siempre delante de nosotros el Modelo perfecto. Es un pecado hablar con impaciencia o mal humor, o sentir ira—aun cuando no hablemos. Debemos trabajar dignamente, y representar correctamente a Cristo. Hablar palabras airadas es como golpear un pedernal contra otro pedernal: inmediatamente surgen las chispas de los sentimientos airados. Nunca seáis como el capullo de la castaña. En el hogar, no uséis palabras ásperas e hirientes. Deberíais invitar al Huésped celestial a acudir a vuestro hogar, y al mismo tiempo hacer lo posible para que él y los ángeles celestiales moren con vostros. Deberíais recibir la justicia de Cristo, la santificación del Espíritu de Dios, la belleza de la santidad, a fin de revelar la luz de la vida a los que están junto a vosotros...HHD 86.3

    Un conocido emperador dijo en su lecho de muerte: “Entre todas mis victorias, hay una sola que me proporciona gran consuelo en este momento, y ésa es la victoria que he logrado sobre mi propio temperamento turbulento”. Alejandro y César encontraron más fácil subyugar al mundo que someterse a sí mismos. Después de vencer a una nación tras otra, cayeron—uno de ellos “víctima de la intemperancia, el otro de una loca ambición”.—Conducción del Niño, 87, 88.HHD 86.4

    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents