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La Maravillosa Gracia de Dios - Contents
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    Nuestra suprema prioridad, 13 de enero

    Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Mateo 6:33.MGD 21.1

    Los oyentes de las palabras de Cristo seguían aguardando ansiosamente algún anunció del reino terrenal. Mientras Jesús les ofrecía los tesoros del cielo, la pregunta que preocupaba a muchos era: ¿Cómo podrá mejorar nuestra perspectiva en el mundo una relación con él? Jesús les mostró que al hacer de las cosas mundanales su anhelo supremo, se parecían a las naciones paganas que los rodeaban...MGD 21.2

    “Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo” (Lucas 12:30), dice Jesús... He venido para abriros el reino de amor, de justicia y de paz. Abrid el corazón para recibir este reino, y dedicad a su servicio vuestro más alto interés. Aunque es un reino espiritual, no temáis que vuestras necesidades temporales sean descuidadas...MGD 21.3

    Cristo no nos exime de la necesidad de esforzarnos, pero nos enseña que en todo le hemos de dar el primer lugar, el último y el mejor. No debemos ocuparnos en ningún negocio ni buscar placer alguno que pueda impedir el desarrollo de su justicia en nuestro carácter y en nuestra vida. Cuanto hagamos debe hacerse sinceramente, como para el Señor.MGD 21.4

    Mientras vivió en la tierra Jesús dignificó la vida en todos sus detalles, al recordar a los hombres la gloria de Dios y someterlo todo a la voluntad de su Padre. Si seguimos su ejemplo, nos asegura que todas las cosas necesarias nos “serán añadidas”. Pobreza o riqueza, enfermedad o salud, simpleza o sabiduría, todo queda atendido en la promesa de su gracia.—El Discurso Maestro de Jesucristo, 81, 82.MGD 21.5

    Las dificultades serán impotentes para detener al que esté resuelto a buscar primero el reino de Dios y su justicia. Por el poder adquirido en la oración y el estudio de la Palabra, buscará la virtud y abandonará el vicio. Mirando a Jesús... el creyente afrontará voluntariamente y con valor el desprecio y el escarnio. Aquel cuya palabra es verdad promete ayuda y gracia suficientes para toda circunstancia. Sus brazos eternos rodean al alma que se vuelve a él en busca de ayuda.—Los Hechos de los Apóstoles, 372, 373.MGD 21.6

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