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La Maravillosa Gracia de Dios - Contents
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    Para disciplinar la mente, 7 de septiembre

    En tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos. 1 Crónicas 29:12.MGD 258.1

    La mente está constituida de tal manera, que debe estar ocupada ya sea con lo bueno o con lo malo. Si llega a un nivel bajo, se debe generalmente a que se le permite ocuparse de cosas comunes... El hombre tiene la facultad de regular y manejar la actividad de la mente, e imprimirle dirección al flujo de sus pensamientos. Pero esto requiere un esfuerzo mayor del que podemos hacer por nuestras propias fuerzas. Debemos fijar nuestra mente en Dios, si queremos tener pensamientos rectos y asuntos convenientes para meditar.MGD 258.2

    Pocos se dan cuenta de que deben ejercer control sobre sus pensamientos y su imaginación. Resulta difícil lograr que la mente indisciplinada se concentre en temas provechosos. Pero si no se emplean debidamente los pensamientos, la religión no puede florecer en el alma. La mente debe preocuparse de cosas sagradas y eternas, de lo contrario albergará pensamientos superficiales y sin valor. Deben someterse a disciplina tanto las facultades intelectuales como las morales, y se fortalecerán y progresarán gracias al ejercicio.MGD 258.3

    Para comprender correctamente esta cuestión, debemos recordar que nuestros corazones son naturalmente depravados, y que somos incapaces por nosotros mismos de seguir una conducta correcta. Solamente por la gracia de Dios, combinada con los esfuerzos más fervientes de nuestra parte, podemos obtener la victoria...MGD 258.4

    El intelecto, tanto como el corazón, deben consagrarse al servicio de Dios. El tiene derecho a todo lo que hay en nosotros...MGD 258.5

    La búsqueda del placer, la frivolidad, y la disipación mental y moral están invadiendo al mundo con su influencia desmoralizadora. Cada cristiano debiera trabajar para contener la marea de mal, y salvar a nuestra juventud de las influencias que podrían arrastrarla a la ruina. ¡Que el Señor nos ayude a marchar firmemente contra la corriente!—The Review and Herald, 4 de enero de 1881.MGD 258.6

    Sin el poder de la gracia y el Espíritu de Dios, no podemos alcanzar la elevada norma que él ha colocado delante de nosotros.—A Fin de Conocerle, 87.MGD 258.7

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