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La Maravillosa Gracia de Dios - Contents
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    En el tiempo señalado por Dios, 3 de enero

    Cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo... para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Gálatas 4:4, 5.MGD 11.1

    Fue determinada en el concilio celestial la hora en que Cristo había de venir; y cuando el gran reloj del tiempo marcó aquella hora, Jesús nació en Belén. “Mas venido el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo”. La Providencia había dirigido los movimientos de las naciones, así como el flujo y reflujo de impulsos e influencias de origen humano, a tal punto que el mundo estaba maduro para la llegada del Libertador...MGD 11.2

    El engaño del pecado había llegado a su culminación. Habían sido puestos en operación todos los medios de depravar las almas de los hombres. El Hijo de Dios, mirando al mundo, contemplaba sufrimiento y miseria. Veía con compasión cómo los hombres habían llegado a ser víctimas de la crueldad satánica. Miraba con piedad a aquellos a quienes se estaba corrompiendo, matando y perdiendo... Se había demostrado ante el universo que, separada de Dios, la humanidad no puede ser elevada. Un nuevo elemento de vida y poder tiene que ser impartido por Aquel que hizo el mundo.MGD 11.3

    Con intenso interés, los mundos que no habían caído habían mirado para ver a Jehová levantarse y barrer a los habitantes de la tierra... Pero en vez de destruir al mundo, Dios envió a su Hijo para salvarlo... En el mismo momento de la crisis, cuando Satanás parecía estar a punto de triunfar, el Hijo de Dios vino como embajador de la gracia divina. En toda época y en todo momento, el amor de Dios se había manifestado en favor de la especie caída. A pesar de la perversidad de los hombres, hubo siempre indicios de misericordia. Y llegada la plenitud del tiempo, la Divinidad se glorificó derramando sobre el mundo tal efusión de gracia sanadora, que no se interrumpiría hasta que se cumpliese el plan de salvación.MGD 11.4

    Nadie, excepto Cristo, puede amoldar de nuevo el carácter que ha sido arruinado por el pecado. El vino para expulsar a los demonios que habían dominado la voluntad. Vino para levantarnos del polvo, para rehacer según el modelo divino el carácter que había sido mancillado.—El Deseado de Todas las Gentes, 23-28.MGD 11.5

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