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Mente, Carácter y Personalidad 1 - Contents
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    Equilibrio y victoria palabras de promesa y esperanza

    Se necesitan un sincero arrepentimiento y un esfuerzo determinado

    Los que corrompen su cuerpo no pueden gozar del favor de Dios a menos que se arrepientan sinceramente, hagan una reforma completa y entren en perfecta santidad en el temor del Señor [...].1MCP 236.5

    La única esperanza para los que practican hábitos viles es dejarlos para siempre si es que estiman de algún valor la salud temporal y la salvación en el más allá. Cuando se ha consentido en estos hábitos durante un buen tiempo, se requiere un esfuerzo determinado para resistir a la tentación y rehusar la complacencia corrupta.—Conducción del Niño, 437 (1864).1MCP 236.6

    Controlar la imaginación

    La imaginación debe ser dominada real y persistentemente si las pasiones y los afectos han de ser sometidos a la razón, la conciencia y el carácter.—Conducción del Niño, 438 (1870).1MCP 237.1

    Subordinados a la voluntad de Dios

    Todos los que tienen una verdadera comprensión de lo que significa ser cristiano, saben que los seguidores de Cristo, como discípulos suyos, están en la obligación de dominar todas sus pasiones y colocar sus facultades físicas y mentales en perfecta sumisión a la voluntad de Cristo. Aquellos que están dominados por sus pasiones, no pueden ser seguidores de Cristo. Están muy entregados al servicio de su maestro, el originador de todo mal, para dejar sus hábitos corruptos y escoger servir a Cristo.—Conducción del Niño, 418, 419 (1864).1MCP 237.2

    Los pensamientos son un factor decisivo

    Los pensamientos impuros conducen a actos impuros. Si Cristo es el tema de contemplación, los pensamientos estarán muy separados de todo tema que lo conduzca a actos impuros. La mente se fortalecerá al espaciarse en temas elevadores. Si se la educa para correr por cauces de pureza y santidad, llegará a ser saludable y vigorosa. Si se la instruye para considerar temas espirituales, naturalmente se inclinará hacia ellos. Pero esta atracción de los pensamientos hacia las cosas celestiales no se puede obtener sin el ejercicio de la fe en Dios y sin una dependencia ferviente y humilde de él para obtener esa gracia y fuerzas que serán suficientes para toda emergencia.—Testimonies for the Church 2:408 (1870).1MCP 237.3

    El pecado de la fantasía

    [Usted es responsable ante Dios por sus pensamientos.] Si usted consiente en vanas imaginaciones, y permite que su mente se ocupe de temas impuros, en cierto grado es tan culpable delante de Dios como si sus pensamientos se tradujeran en acción. Lo único que impide la acción es la falta de oportunidad.—Testimonies for the Church 2:561; Conducción del Niño, 437 (1870).1MCP 237.4

    Controlar los pensamientos

    Usted debería controlar sus pensamientos. Esta no será una tarea fácil; no puede realizarla sin un íntimo e incluso un severo esfuerzo [...].1MCP 238.1

    Dios no solo requiere que controle sus pensamientos, sino también sus pasiones y afectos. Su salvación depende de que se gobierne a sí mismo en estas cosas. La pasión y el afecto son poderosos agentes. Si se los aplica mal, si se los pone en operación por motivos equivocados, si se los extravía, son poderosos para causar su ruina y dejarlo como un miserable náufrago, sin Dios y sin esperanza.—Testimonies for the Church 2:561 (1870).1MCP 238.2

    Los pensamientos abrigados llegan a ser un hábito

    Cuando se albergan pensamientos impuros estos llegan a ser hábito y el alma queda desfigurada y contaminada. Una vez cometida una mala acción, queda una mancha que no la puede quitar sino la sangre de Cristo; y si el hábito no es rechazado con firme determinación, el alma se corrompe y las corrientes que fluyen de esta fuente corrompida contaminarán a otros.—En Lugares Celestiales, 199 (1887).1MCP 238.3

    Pensamientos debidamente controlados

    Necesitamos asignarle un elevado valor al recto control de nuestros pensamientos, porque eso prepara la mente y el alma para trabajar armoniosamente para el Maestro. Es necesario para nuestra paz y felicidad en esta vida que nuestros pensamientos estén centrados en Cristo. Como piensa el hombre, así es. Nuestro avance en la pureza moral depende de lo correcto que sea nuestro pensar y actuar [...].1MCP 238.4

    Los malos pensamientos destruyen el alma. El poder convertidor de Dios cambia el corazón refinando y purificando los pensamientos. A menos que se haga un esfuerzo decidido para mantener los pensamientos centrados en Cristo, la gracia no puede manifestarse en la vida. La mente debe entrar en la lucha espiritual. Cada pensamiento tiene que ser puesto en cautiverio a la obediencia de Cristo [...].1MCP 238.5

    Necesitamos un constante sentido del poder ennoblecedor de los pensamientos puros y de la influencia deletérea de los pensamientos malos. Pongamos nuestros pensamientos en cosas santas. Sean puros y santos, porque la única seguridad para cada alma es el recto pensar. Debemos usar todo medio que Dios ha puesto a nuestro alcance para el gobierno y el cultivo de nuestros pensamientos. Hemos de poner nuestras mentes en armonía con su mente. Su verdad nos santificará cuerpo, alma y espíritu y podremos levantarnos sobre la tentación.—En Lugares Celestiales, 166 (1904).1MCP 238.6

    La alimentación es un factor importante

    No se puede repetir con demasiada frecuencia que todo lo que entra en el estómago afecta no solo al cuerpo, sino finalmente también a la mente. El alimento pesado y estimulante afiebra a la sangre, altera el sistema nervioso y frecuentemente embota la percepción moral, de modo que la razón y la conciencia son dominadas por los impulsos sensuales. Es difícil, y además casi imposible, que tenga paciencia y dominio propio el que es intemperante en la alimentación.—Conducción del Niño, 434 (1890).1MCP 239.1

    La carne descontrola y fortalece las bajas pasiones

    No debe ponerse carne delante de nuestros hijos. Su influencia tiende a descontrolar y fortalecer las pasiones inferiores, y tiende a amortiguar las facultades morales. Los cereales y las frutas, preparados sin grasa y en forma tan natural como sea posible, deben ser el alimento destinado a todos aquellos que aseveran estar preparándose para ser trasladados al cielo. Cuanto menos excitante sea nuestra alimentación, tanto más fácil será dominar las pasiones. La complacencia del gusto no debe ser consultada sin tener en cuenta la salud física, intelectual o moral.—Joyas de los Testimonios 2:259 (1869).1MCP 239.2

    Mate la tentación

    Las pasiones inferiores tienen su sede en el cuerpo y obran por su medio. Las palabras “carne”, “carnal”, o “concupiscencias carnales” abarcan la naturaleza inferior y corrupta; por sí misma la carne no puede obrar contra la voluntad de Dios. Se nos ordena que crucifiquemos la carne, con los afectos y las concupiscencias. ¿Cómo lo haremos? ¿Infligiremos dolor al cuerpo? No, pero daremos muerte a la tentación a pecar.1MCP 239.3

    Debe expulsarse el pensamiento corrompido. Todo intento debe someterse al cautiverio de Jesucristo. Todas las propensiones pecaminosas deben sujetarse a las facultades superiores del alma. El amor de Dios ha de reinar supremo; Cristo tiene que ocupar un trono indiviso. Nuestros cuerpos deben ser considerados como su posesión adquirida. Los miembros del cuerpo han de llegar a ser los instrumentos de la justicia.—El hogar adventista, 112 (1894).1MCP 239.4

    Cambie las sugerencias impuras por pensamientos puros y nobles

    Debe mantenerse la mente meditando en temas puros y santos. Tiene que rechazarse de inmediato toda sugestión impura, y deben cultivarse pensamientos puros, ennoblecedores, la santa contemplación, obteniendo así más y más conocimiento de Dios ejercitando la mente en la contemplación de las cosas celestiales. Dios tiene medios sencillos al alcance de cada caso individual, suficientes para asegurar el fin último, la salvación del alma.1MCP 239.5

    Propónte alcanzar una norma elevada y santa; mantén en alto tu ideal; actúa con firme determinación, como Daniel, intrépidamente, con perseverancia, y nada que pueda hacer el enemigo estorbará tu progreso. A pesar de los inconvenientes, de los cambios, de las perplejidades, tú puedes crecer constantemente en vigor mental y en poder moral.—En Lugares Celestiales, 199 (1887).1MCP 240.1

    Someter las pasiones

    Cada pasión no santificada ha de ser puesta bajo el control de la razón santificada mediante la gracia abundantemente otorgada por Dios en cada emergencia. Pero no permita que se cree una emergencia, que haya un acto voluntario que lo ponga donde será asaltado por la tentación, o dé la menor ocasión para que otros piensen que es culpable de indiscreción.—Carta 18, 1891.1MCP 240.2

    Aléjese del borde del precipicio

    No procure ver cuán cerca puede caminar del borde del precipicio con seguridad. Evite la primera aproximación al peligro. No se puede jugar con los intereses del alma. Su capital es su carácter. Cuídelo como cuidaría un tesoro valioso. Deben abrigarse firme y constantemente la pureza moral, el respeto propio y un fuerte poder de resistencia [...].1MCP 240.3

    Nadie piense que puede vencer sin la ayuda de Dios. Usted debe tener la energía, la fortaleza, el poder, de una vida interior desarrollada dentro suyo. Entonces podrá llevar fruto para piedad y tendrá un repudio intenso por el vicio. Usted necesita esforzarse constantemente para alejarse de lo terreno, de las conversaciones vulgares, de todo lo sensual, y apuntar a la nobleza del alma y a un carácter puro y sin mancha. Su nombre puede permanecer tan puro que, con justicia, no podrá relacionarse con nada deshonesto o injusto, sino que será respetado por todo lo bueno y puro, y podrá ser anotado en el libro de la vida del Cordero.—Medical Ministry, 143, 144 (1885).1MCP 240.4

    Satanás o Cristo controlan

    Cuando la mente no está bajo la influencia directa del Espíritu de Dios, Satanás puede moldearla a su voluntad. Depravará todas las facultades de raciocinio que pueda controlar. Está completamente opuesto a Dios en sus gustos, puntos de vista, preferencias, [simpatías y antipatías,] elección de las cosas y propósitos; no hay gusto por las cosas que Dios ama o aprueba, sino un deleite en aquellas cosas que él desprecia [...].1MCP 240.5

    Si Cristo habita en el corazón estará en todos nuestros pensamientos. Nuestros pensamientos más profundos serán de él, de su amor, su pureza. Él llenará todas las cámaras de nuestra mente. Nuestros afectos se centrarán en Jesús. Todas nuestras esperanzas y expectativas estarán relacionadas con él. [Vivir la vida que ahora vivimos por fe en el Hijo de Dios, aguardando y amando su venida, será el gozo supremo del alma]. Él será la corona de nuestro gozo.—En Lugares Celestiales, 165 (1891).1MCP 241.1

    Una vigilancia de por vida

    Mientras dure la vida es preciso resguardar los afectos y las pasiones con un propósito firme. Hay corrupción interna; hay tentaciones externas; y siempre que deba avanzar la obra de Dios, Satanás hará planes para disponer las circunstancias de modo que la tentación sobrevenga con poder aplastante sobre el alma. No podemos estar seguros ni un momento a menos que dependamos de Dios y nuestra vida esté oculta con Cristo en Dios.—Comentario Bíblico Adventista 2:1026 (1891).1MCP 241.2

    Dios está preparando un pueblo

    El pueblo de Dios no solo debe conocer su voluntad, también debe practicarla. Muchos serán eliminados del número de los que conocen la verdad porque no fueron santificados por ella. La verdad ha de penetrar en sus corazones, santificarlos y limpiarlos de toda mundanalidad y sensualidad en su vida más íntima. El templo del alma debe ser limpiado. Cada acto secreto es como si estuviéramos en la presencia de Dios y de los santos ángeles, ya que todas las cosas están abiertas ante Dios, y de él nada se puede esconder [...].1MCP 241.3

    Dios está purificando a un pueblo para que tenga manos limpias y corazones puros a fin de estar delante de él en el juicio. Debe elevarse la norma, purificarse la imaginación; debe abandonarse el apasionamiento que rodea a prácticas degradantes, y tiene que elevarse el alma a pensamientos puros y a prácticas santas. Todos los que soporten la prueba y la aflicción que está delante de nosotros serán participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia, y no participado en ello.—The Review and Herald, 24 de mayo de 1887.1MCP 241.4

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