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El Colportor Evangélico - Contents
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    Levantarse y brillar

    No debe descuidarse por más tiempo la obra del colportaje. Muchas veces se me ha revelado que debe manifestarse un interés más extenso en nuestra obra de colportaje. La circulación de nuestras publicaciones es un medio muy importante para presentar a los hombres la luz que Dios le ha confiado a su iglesia para que la dé al mundo. Los libros que nuestros colportores venden revelan a muchas personas las riquezas inescrutables de Cristo.CE 17.3

    En el servicio del Señor hay tareas de diversa índole que deben realizarse. En el servicio del templo [de Israel] había labradores de madera, así como sacerdotes de varias categorías a quienes se les había encargado diferentes responsabilidades. Les toca a nuestros miembros de iglesia levantarse y brillar, porque ha llegado su luz, y la gloria del Señor está sobre ellos. Despierten de su sueño los que conocen la verdad, y hagan todo esfuerzo para amonestar a la gente en el lugar donde están. No debemos descuidar por más tiempo la obra del Señor y hacerla secundaria a intereses mundanos. No tenemos tiempo para estar ociosos ni desanimados. Ha de proclamarse a todo el mundo el evangelio. Han de circular por todo lugar las publicaciones que contienen la luz de la verdad presente...CE 17.4

    ¿Por qué no estamos más despiertos? Cada obrero puede comprender ahora la obra especial que le incumbe y recibir fuerzas para emprenderla de nuevo. Manifestaciones claras y singulares de la gloria ilimitada de Dios traerán a los pies de Jesús ofrendas de homenaje de diversas clases. Cada nueva revelación del amor del Salvador hace que alguna persona escoja seguir el bien o el mal; porque el fin de todas las cosas es inminente. Los hombres del mundo se precipitan a su ruina. Sus designios y sus alianzas son numerosos. Siempre se introducirán nuevos ardides para anular los planes de Dios. Los hombres están amontonando tesoros de oro y plata que van a ser consumidos por los fuegos de los últimos días.—The Review and Herald, 2 de junio de 1903.CE 18.1

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