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El Ministerio de Curación - Contents
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    Cantad alabanzas

    Tributemos alabanza y acción de gracias por medio del canto. Cuando nos veamos tentados, en vez de dar expresión a nuestros sentimientos, entonemos con fe un himno de acción de gracias a Dios.MC 196.1

    El canto es un arma que siempre podemos esgrimir contra el desaliento. Abriendo así nuestro corazón a los rayos de luz de la presencia del Salvador, encontraremos salud y recibiremos su bendición.MC 196.2

    “Alabad a Jehová, porque es bueno;
    porque para siempre es su misericordia.
    Díganlo los redimidos de Jehová,
    los que ha redimido del poder del enemigo.” Salmos 107:1, 2.
    MC 196.3

    “Cantadle, cantadle salmos:
    hablad de todas sus maravillas.
    Gloriaos en su santo nombre:
    alégrese el corazón de los que buscan a Jehová.” Salmos 105:2, 3.
    MC 196.4

    “Porque sació al alma menesterosa,
    y llenó de bien al alma hambrienta.
    Los que moraban en tinieblas y sombra de muerte,
    aprisionados en aflicción y en hierros,...
    luego que clamaron a Jehová en su angustia,
    librólos de sus aflicciones.
    Sacólos de las tinieblas y de la sombra de muerte,
    y rompió sus prisiones.
    Alaben la misericordia de Jehová,
    y sus maravillas para con los hijos de los hombres.” Salmos 107:9-15.
    MC 197.1

    “¿Por qué te abates, oh alma mía,
    y por qué te conturbas en mí?
    Espera a Dios;
    porque aún le tengo de alabar;
    es él salvamento delante de mí,
    y el Dios mío.” Salmos 42:11.
    MC 197.2

    “Dad gracias en todo; porque ésta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.” 1 Tesalonicenses 5:18. Este mandato es una seguridad de que aun las cosas que parecen opuestas a nuestro bien redundarán en beneficio nuestro. Dios no nos mandaría que fuéramos agradecidos por lo que nos perjudicara.MC 197.3

    “Jehová es mi luz y mi salvación:
    ¿de quién temeré?
    Jehová es la fortaleza de mi vida:
    ¿de quién he de atemorizarme? ...
    Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal;
    ocultaráme en lo reservado de su pabellón,...
    y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo:
    Cantaré y salmearé a Jehová.” Salmos 27:1, 5, 6.
    MC 197.4

    “Resignadamente esperé a Jehová,
    e inclinóse a mí, y oyó mi clamor.
    E hízome sacar de un lago de miseria, del lodo cenagoso;
    y puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.
    Puso luego en mi boca canción nueva, alabanza a nuestro Dios.” Salmos 40:1-3.
    MC 197.5

    “Jehová es mi fortaleza y mi escudo:
    en él esperó mi corazón, y fuí ayudado;
    por lo que se gozó mi corazón,
    y con mi canción le alabaré.” Salmos 28:7.
    MC 198.1

    Uno de los mayores obstáculos para el restablecimiento de los enfermos es la concentración de su atención en sí mismos. Muchos inválidos se figuran que todos deben otorgarles simpatía y ayuda, cuando lo que necesitan es que su atención se distraiga de sí mismos, para interesarse en los demás.MC 198.2

    Muchas veces se solicitan oraciones por los afligidos, los tristes y los desalentados, y esto es correcto. Debemos orar porque Dios derrame luz en la mente entenebrecida, y consuele al corazón entristecido. Pero Dios responde a la oración hecha en favor de quienes se colocan en el canal de sus bendiciones. Al par que rogamos por estos afligidos, debemos animarlos a que hagan algo en auxilio de otros más necesitados que ellos. Las tinieblas se desvanecerán de sus corazones al procurar ayudar a otros. Al tratar de consolar a los demás con el consuelo que hemos recibido, la bendición refluye sobre nosotros.MC 198.3

    El capítulo cincuenta y ocho de Isaías es una receta para las enfermedades del cuerpo y el alma. Si deseamos tener salud y el verdadero gozo de la vida, debemos practicar las reglas dadas en este pasaje. Acerca del servicio que agrada a Dios y acerca de las bendiciones que nos reporta, dice el Señor:MC 198.4

    “El ayuno que yo escogí, ...
    ¿no es que partas tu pan con el hambriento,
    y a los pobres errantes metas en casa;
    que cuando vieres al desnudo, lo cubras,
    y no te escondas de tu carne?
    Entonces nacerá tu luz como el alba,
    y tu salud se dejará ver presto;
    e irá tu justicia delante de ti,
    y la gloria de Jehová será tu retaguardia. Entonces invocarás, y oirte ha Jehová:
    clamarás, y dirá él: Heme aquí.
    Si quitares de en medio de ti el yugo,
    el extender el dedo, y hablar vanidad;
    y si derramares tu alma al hambriento,
    y saciares el alma afligida,
    en las tinieblas nacerá tu luz,
    y tu obscuridad será como el mediodía;
    y Jehová te pastoreará siempre,
    y en las sequías hartará tu alma,
    y engordará tus huesos;
    y serás como huerta de riego,
    y como manadero de aguas,
    cuyas aguas nunca faltan.” Isaías 58:7-11.
    MC 198.5

    Las buenas acciones son una doble bendición, pues aprovechan al que las hace y al que recibe sus beneficios. La conciencia de haber hecho el bien es una de las mejores medicinas para las mentes y los cuerpos enfermos. Cuando el espíritu goza de libertad y dicha por el sentimiento del deber cumplido y por haber proporcionado felicidad a otros, la influencia alegre y reconstituyente que de ello resulta infunde vida nueva al ser entero.MC 199.1

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