Capítulo 17—Fe y valor
El Señor ordenó a Moisés que refiriese a los hijos de Israel la obra que Dios había realizado para librarlos del yugo de Egipto y para conservarles milagrosamente la vida en el desierto. Moisés debía recordarles su incredulidad, sus murmuraciones cuando fueron probados, así como la gran misericordia y tierna bondad del Señor que no los abandonaron nunca. Ello debía estimular su fe y fortalecer su valor. Al par que habían de comprender su estado de debilidad y pecado, se darían cuenta también de que Dios era su justicia y fortaleza.5TS 93.1
De igual importancia es hoy que el pueblo de Dios recuerde los lugares y circunstancias en que fué probado, en que su fe desfalleció, en que corrió peligro por su incredulidad y confianza en sí mismo. La misericordia de Dios, su providencia, sus libramientos inolvidables deben ser recordados unos tras otros. A medida que el pueblo de Dios repase así lo pasado, debe comprender que el Señor repite las mismas obras. Debe prestar atención a las advertencias que le son dadas y guardarse de volver a caer en las mismas faltas. Renunciando a toda confianza en sí mismos, los hijos de Dios deben confiar en Dios para que los guarde del pecado que podría deshonrar su nombre. Cada vez que Satanás obtiene una victoria, hay almas que peligran; algunos vienen a ser su presa y no pueden recuperarse. Avancen con prudencia los que hayan cometido alguna falta, y a cada paso oren como el salmista: “Sustenta mis pasos en tus caminos, porque mis pies no resbalen.” Salmos 17:5.5TS 93.2
Dios manda pruebas para saber quiénes son los que permanecerán fieles cuando estén expuestos a la tentación. Coloca a cada uno en situaciones difíciles para ver si confiará en una potencia superior. Cada uno posee rasgos de carácter todavía ignorados y que deben ser puestos en evidencia por la prueba. Dios permite que aquellos que confían en sí mismos sean gravemente tentados, a fin de que puedan comprender su incapacidad.5TS 93.3
Cuando sobrevienen pruebas; cuando vemos delante de nosotros, no una gran prosperidad, sino, por el contrario, una situación que exige algún sacrificio de parte de todos, ¿cómo recibiremos las insinuaciones de Satanás de que nos esperan momentos extremadamente penosos? Si escuchamos lo que él nos sugiere, perderemos nuestra confianza en Dios. En un tiempo tal, debemos recordar que Dios cuida siempre de sus instituciones. Debemos considerar el trabajo que realizó y las reformas que hizo. Debemos juntar las pruebas de las bendiciones del cielo, las bendiciones ya recibidas de lo alto, y decir: “Señor, creemos en ti, en tus siervos y en tu obra. Ponemos nuestra confianza en ti. La casa editorial te pertenece, y no queremos faltar ni dejarnos desanimar. Tú nos has honrado poniéndonos en relación con tu institución; permaneceremos en el camino para hacer justicia y juicio; haremos nuestra parte resueltos a permanecer leales a tu obra.” 5TS 94.1
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Lo que más necesitamos es fe en Dios. Cuando miramos el lado obscuro de las cosas, perdemos nuestro punto de apoyo en el Señor, Dios de Israel. Cuando abrimos nuestros corazones al temor, la senda del progreso queda obstruída por la incredulidad. No abriguemos nunca el sentimiento de que Dios ha abandonado su obra.5TS 94.2
No habrá que hablar tanto sin fe, ni imaginar que éste o aquél otro estorba la marcha. Id adelante con fe. Contad con el Señor para que él prepare el camino delante de su obra. Entonces hallaréis reposo en Cristo. Si cultiváis la fe, si os ponéis en relaciones normales con Dios, y por oraciones fervientes os identificáis con vuestro deber, seréis dirigidos por el Espíritu Santo. Los numerosos problemas que hoy parecen sin solución, podréis resolverlos por vuestra propia cuenta confiando en Dios. No es necesario que estéis en una incertidumbre dolorosa, pues vivís bajo la dirección del Espíritu Santo. Podéis andar y trabajar con confianza. Debemos tener menos fe en lo que podemos hacer, y más fe en lo que el Señor puede hacer por nosotros, si tenemos manos limpias y corazones puros. No es vuestro el trabajo que realizáis; es de Dios.5TS 94.3
Necesitamos más amor, más franqueza, menos sospechas y desconfianza. Debemos estar menos dispuestos a censurar y acusar. Esto es lo que ofende gravemente a Dios. El corazón necesita ser enternecido y subyugado por el amor. El estado de debilidad de nuestro pueblo proviene del hecho de que sus corazones no son rectos delante de Dios. El alejamiento de Dios es la causa de las condiciones difíciles que reinan en nuestras instituciones. 5TS 95.1
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No os acongojéis. Mirando las apariencias, quejándoos cuando se presentan dificultades, dais pruebas de una fe débil y enfermiza. Por vuestras palabras y acciones, demostrad, al contrario, que vuestra fe es invencible. El Señor posee recursos innumerables. El mundo entero le pertenece. Mirad a Aquel que posee luz, potencia y capacidad. El bendecirá a todos aquellos que traten de comunicar luz y amor.5TS 95.2
El Señor desea que todos comprendan que su prosperidad está escondida con él en Cristo; que depende de su humildad, mansedumbre, obediencia inteligente y devoción. Cuando hayan aprendido la lección que el gran Maestro enseña, cuando sepan morir a sí mismos y no poner nunca su confianza en el hombre, entonces pedirán a Jesús el socorro que necesitan y el Señor será para ellos auxilio eficaz en cada dificultad. El dirigirá su juicio. Estará a su derecha para aconsejarles y les dirá: “Este es el camino, andad por él.”5TS 95.3
Hablen de fe y valor a los obreros los hermanos que ocupan puestos de responsabilidad. Echad vuestra red a la derecha del barco, es decir, del lado de la fe. Mientras dura el tiempo de gracia, mostrad lo que puede realizar una iglesia consagrada y viva. 5TS 95.4
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No comprendemos suficientemente el gran conflicto que pone frente a frente los ejércitos invisibles de los ángeles buenos y de los ángeles desobedientes. Los ángeles buenos y los malos luchan alrededor de cada hombre. No es un conflicto imaginario; no son batallas simuladas aquellas en que estamos empeñados; tenemos que hacer frente a los adversarios más poderosos y nos incumbe decidir quiénes vencerán. Debemos hallar nuestra fuerza precisamente donde hallaron la suya los primeros discípulos. “Perseveraban unánimes en oración y ruego.” “De repente vino un estruendo del cielo como de un viento recio que corría, el cual hinchió toda la casa donde estaban sentados.” “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo.” Hechos 1:14; 2:2, 4.5TS 96.1
No hay excusa para la deserción o el desaliento, puesto que todas las promesas de la gracia celestial pertenecen a los que tienen hambre y sed de justicia. La intensidad del deseo representado por el hambre y la sed es una garantía de que lo que más necesitamos nos será concedido.5TS 96.2
Tan pronto como reconocemos nuestra incapacidad para hacer la obra de Dios, y nos sometemos a él para ser guiados por su sabiduría, el Señor puede trabajar con nosotros. Si estamos dispuestos a desterrar el egoísmo de nuestra alma, él suplirá todas nuestras necesidades.5TS 96.3
Colocad vuestra mente y vuestra voluntad donde el Espíritu Santo pueda alcanzarlos, pues él no usará la mente ni la conciencia de otro hombre para revelarse a vosotros. Estudiad la Palabra de Dios pidiendo fervientemente la sabiduría de Dios. Tomad consejo de una razón santificada y enteramente sometida a Dios.5TS 96.4
Mirad a Jesús con sencillez y fe. Contemplad al Salvador hasta que vuestro espíritu desfallezca bajo el exceso de luz. Oramos y creemos sólo a medias. “Pedid y se os dará.” Lucas 11:9. Orad, creed, fortaleceos unos a otros. Orad como nunca habéis orado, para que el Señor ponga su mano sobre vosotros, y seáis habilitados para comprender la longitud, la anchura, la profundidad y la altura del amor de Cristo, que sobrepuja todo entendimiento, y estéis henchidos de la plenitud de Dios. 5TS 97.1
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Si nos falta fe en el punto en que nos encontramos cuando se presentan las dificultades, nos faltará la fe dondequiera que estemos.5TS 97.2