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Testimonios Selectos Tomo 5 - Contents
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    Capítulo 19—Una advertencia descuidada

    Santa Elena, California,

    noviembre de 1901.

    “He aquí yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición: La bendición, si oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, que yo os prescribo hoy; y la maldición, si no oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, y os apartareis del camino que yo os ordeno hoy, para ir en pos de dioses ajenos que no habéis conocido.” “Y será que, si obedeciereis cuidadosamente mis mandamientos que yo os prescribo hoy, amando a Jehová vuestro Dios, y sirviéndolo con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma, yo daré la lluvia de vuestra tierra en su tiempo, la temprana y la tardía; y cogerás tu grano, y tu vino, y tu aceite. Daré también hierba en tu campo para tus bestias; y comerás, y te hartarás. Guardaos, pues, que vuestro corazón no se infatúe, y os apartéis, y sirváis a dioses ajenos, y os inclinéis a ellos; y así se encienda el furor de Jehová sobre vosotros, y cierre los cielos, y no haya lluvia, ni la tierra dé su fruto, y perezcáis presto de la buena tierra que os da Jehová. Por tanto, pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, y las ataréis por señal en vuestra mano, y serán por frontales entre vuestros ojos. Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas, ora sentado en tu casa, o andando por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes: y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus portadas: para que sean aumentados vuestros días, y los días de vuestros hijos, sobre la tierra que juró Jehová a vuestros padres que les había de dar, como los días de los cielos sobre la tierra.” Deuteronomio 11:26-28; 13-21.5TS 100.1

    Si los adventistas del séptimo día hubiesen andado en los caminos del Señor, rehusando ser dominados por intereses egoístas, el Señor los habría bendecido abundantemente. Los que quedaron en Battle Creek, contrariamente a la voluntad del Señor, han perdido la preciosa lección y el conocimiento espiritual que habrían obtenido por su obediencia. Muchos de entre ellos han perdido el favor de Dios. El corazón mismo de la obra quedó congestionado. Por mucho tiempo, fué dada la advertencia, pero no se hizo caso de ella. La razón de esta desobediencia, es que el corazón y la mente de muchos, en Battle Creek, no están bajo la influencia del Espíritu Santo. Esas personas no comprenden cuánto trabajo queda por hacer. Están adormecidas.5TS 100.2

    Cuando los adventistas del séptimo día se establecen en ciudades donde ya existe una gran iglesia, no están en su debido lugar y su espiritualidad se torna más y más débil. Sus hijos están expuestos a numerosas tentaciones. Hermano mío, hermana mía, a menos que seáis imprescindibles para el adelanto de la obra en un tal lugar, sería mucho más prudente que fuerais a un lugar donde la verdad no ha penetrado aún, y os esforzarais en poner vuestra capacidad en la obra del Maestro. Realizad grandes esfuerzos para crear un interés en la verdad presente. El trabajo hecho de casa en casa es de eficacia cuando es hecho con un espíritu cristiano. Celebrad reuniones y haced que sean interesantes. Recordad que esto exige algo más que una predicación.5TS 101.1

    Muchos de los que han vivido por largo tiempo en un mismo lugar pasan su tiempo criticando a los que trabajan por convencer y convertir a los pecadores. Critican los motivos y las intenciones de los demás, como si fuese imposible que nadie trabaje desinteresadamente en la obra que ellos mismos rehusan cumplir. Constituyen piedras de tropiezo. Si fuesen a los lugares donde no hay creyentes, y si trabajasen allí para ganar almas para Cristo, pronto estarían tan ocupados en proclamar la verdad y en socorrer a los que sufren, que no les quedaría tiempo para disecar los caracteres, para sospechar el mal en otros y luego divulgar los resultados de su pretendida habilidad de discernir lo que hay debajo de las apariencias.5TS 101.2

    Vayan al campo de la mies para sembrar y segar para el Maestro, los que hayan vivido tanto tiempo en lugares donde hay grandes iglesias. En su anhelo de salvar almas, se olvidarán de sí mismos. Verán que hay tanta obra que hacer, tantos semejantes a quienes ayudar, que no tendrán tiempo para rebuscar las faltas ajenas ni para obrar negativamente.5TS 102.1

    La reunión de un gran número de creyentes en un mismo lugar, tiende a excitar la crítica y la calumnia. Muchos están como abismados mirando y escuchando el mal. No piensan en el gran pecado que cometen así; olvidan que las palabras pronunciadas no pueden ya ser retiradas, y que por sus sospechas están sembrando semillas que traerán malos frutos. La abundancia de esa cosecha, nadie la conocerá hasta el día postrero, cuando todos los pensamientos, todas las palabras y todas las acciones sean traídas a juicio.5TS 102.2

    Las palabras atolondradas o poco amables se exageran al repetirse. Cada cual añade algo, de tal manera, que el falso relato adquiere pronto proporciones considerables. De este modo, se comete una gran injusticia por causa de las sospechas y los juicios injustos. Los calumniadores se perjudican a sí mismos, y siembran en la iglesia las semillas de la discordia.5TS 102.3

    Si pudiesen ver las cosas como Dios las ve, cambiarían de actitud. Comprenderían entonces hasta qué punto han descuidado la obra que les había sido confiada, buscando las faltas de sus hermanos y hermanas.5TS 102.4

    El tiempo gastado en criticar las intenciones y las acciones de los siervos del Señor sería mejor empleado en la oración. Si los que buscan las faltas de los demás, conociesen la verdad referente a los mismos que critican, a menudo tendrían de ellos una opinión diferente. En vez de criticar y de condenar a los otros, sería mejor que cada cual dijese: “Debo trabajar para mi propia salvación. Si coopero con Cristo, el cual desea salvar mi alma, debo cuidar mucho de mí mismo; debo arrancar de mi vida todo lo que es malo; debo ser una nueva criatura en Cristo; debo vencer todos mis errores. Así que, en vez de debilitar a aquellos que luchan contra el mal, debo fortalecerlos con palabras de ánimo.”5TS 102.5

    Aquellos que han usado el talento de la palabra, para desanimar a los siervos de Dios ocupados en el adelanto de la causa de Dios y en hacer planes para dominar la oposición, deben pedir perdón a Dios por el daño que han hecho a su obra por medio de los prejuicios malvados y sus palabras poco amables. Mediten en el daño que han hecho divulgando falsos informes y juzgando a quienes no tienen derecho de juzgar.5TS 103.1

    La Palabra de Dios nos da indicaciones precisas con referencia a lo que debemos hacer, cuando pensamos que un hermano está en error. Cristo dice: “Por tanto, si tu hermano pecare contra ti, ve, y redargúyele entre ti y él solo: si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo uno o dos, para que en boca de dos o de tres testigos conste toda palabra. Y si no oyere a ellos, dilo a la iglesia: y si no oyere a la iglesia, tenle por étnico y publicano.” Mateo 18:15-17. “Por tanto, si trajeres tu presente al altar, y allí te acordares de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu presente delante del altar, y vete, vuelve primero en amistad con tu hermano, y entonces ven y ofrece tu presente.” Mateo 5:23, 24. “Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién residirá en el monte de tu santidad? El que anda en integridad, y obra justicia, y habla verdad en su corazón. El que no detrae con su lengua, ni hace mal a su prójimo, ni contra su prójimo acoge oprobio alguno. Aquel a cuyos ojos es menospreciado el vil; mas honra a los que temen a Jehová: y habiendo jurado en daño suyo, no por eso muda. Quien su dinero no dió a usura, ni contra el inocente tomó cohecho. El que hace estas cosas, no resbalará para siempre.” Salmos 15. “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados; y con la medida con que medís, os volverán a medir. Y ¿por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu ojo? O ¿cómo dirás a tu hermano: Espera, echaré de tu ojo la mota, y he aquí la viga en tu ojo? ¡Hipócrita! echa primero la viga de tu ojo, y entonces mirarás en echar la mota del ojo de tu hermano.” Mateo 7:1-5.5TS 103.2

    No es una cosa baladí el juzgar. Recordad que muy pronto el relato de vuestra vida pasará bajo la mirada de Dios. Recordad que él dijo también: “Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, cualquiera que juzgas: porque en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque lo mismo haces, tú que juzgas. Mas sabemos que el juicio de Dios es según verdad contra los que hacen tales cosas. ¿Y piensas esto, oh hombre, que juzgas a los que hacen tales cosas, y haces las mismas, que tú escaparás del juicio de Dios?” Romanos 2:1-3.5TS 104.1

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