Invitad al espíritu de Dios para resolver las diferencias
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Sus hijos necesitan un padre, usted necesita un esposo, y su esposo necesita una esposa. Usted necesita la ayuda de su esposo, y ambos necesitan la ayuda del Salvador. Ambos necesitan cultivar la fe. Los niños necesitan un padre que sepa llevar el yugo de Cristo; un padre que someta su voluntad a la voluntad de Dios para ser modelado por la mano divina.HD99 197.2
Mi hermano y mi hermana, por algún tiempo no han estado viviendo juntos. No hubieran tenido que hacerlo si ambos hubiesen cultivado la paciencia, la bondad y la tolerancia que siempre debiera existir entre los esposos. Ninguno de vosotros debiera imponer su voluntad y llevar adelante sus propias ideas y planes sin medir las consecuencias. Ninguno de vosotros debiera hacer las cosas tal como le plazca. Que la influencia tierna y subyugante del Espíritu de Dios trabaje en vuestros corazones y los capacite para entrenar a vuestros hijos; vuestro trabajo es moldear sus caracteres siguiendo la voluntad de Dios. Pero, para recibir la fuerza y el poder que sólo Dios puede dar, debéis ejercitar la fe. Acudid a vuestro Padre celestial para que os ayude a vencer la tentación de hablar de manera impaciente, dura e intencionada el uno al otro. Debido a que no habéis estado bajo el control de Dios, vuestros caracteres son imperfectos, y la manera de actuar entre vosotros no ha sido sabia.HD99 197.3
Os ruego que os sujetéis al control de Dios. Cuando estéis tentados a hablar provocadoramente, refrenáos de hacerlo. Seréis tentados en este punto, porque nunca habéis vencido este objetable rasgo del carácter. Pero cada hábito equivocado debe ser vencido. Rendíos a Dios, caed sobre la Roca y quebrantáos. Como esposos, debéis disciplinaros; id a Cristo por ayuda, y él os suplirá gratuitamente de su gracia y simpatía divinas. Aquel que por treinta años fue un hijo fiel y trabajó en la carpintería de su padre para compartir las cargas de la empresa de la familia, les dará a sus seguidores fuerza y fidelidad para compartir las cargas de la vida hogareña.HD99 197.4
Mi hermana, Cristo le ha dado la sagrada tarea de enseñar a sus hijos sus mandamientos; para estar capacitada para hacerlo, usted misma debe vivir en obediencia a esos preceptos. Cultive el hábito de cuidar sus palabras y acciones; especialmente cuide sus palabras. Controle su temperamento, porque si se manifiesta la impaciencia, le ayudará al adversario a transformar su casa en un lugar desagradable y no placentero para los niños.HD99 198.1
Todos somos propiedad de Jesús; el dio su vida por rescate para redimirnos. Mediante ese don, cada familia—incluyendo el padre, la madre y los hijos—puede ser salva. Mi hermana, ¿no pondrá el poder de su voluntad bajo el control de Dios con el objeto de ayudar a sus hijos? En el nombre de Dios, le pido hacer todo esfuerzo posible, con la ayuda de su esposo, para salvar a sus hijos.HD99 198.2
Sobre cada uno de vosotros como padres descansa la responsabilidad de cuidar cada palabra y cada acción, a fin de que vuestra conducta no rebaje la estima de vuestros hijos por vosotros. Traed al hogar toda la alegría, el consuelo y el gozo que os sea posible traer.HD99 198.3
Mis queridos hermanos Nelson, arrepentíos delante de Dios por vuestra conducta pasada, llegad a un acuerdo y reuníos otra vez como esposos. Dejad atrás la desagradable e infeliz experiencia de vuestra vida pasada. Cerrad las ventanas del alma que dan hacia la tierra y abridlas hacia el cielo. Si vuestras voces se elevan en oración al cielo pidiendo luz, el Señor Jesús, que es la luz y la vida, la paz y el gozo, escuchará vuestro clamor. El Sol de justicia brillará en las cámaras de vuestra mente, iluminando el alma. Si le dáis la bienvenida al resplandor de su presencia en vuestro hogar, nunca más se oirán palabras que causen sentimientos de infelicidad.HD99 198.4
¡Oh, Mary! Le ruego que se detenga y considere cómo está entristeciendo al Espíritu de Dios. Busque al Señor de todo corazón para que el Sol de justicia pueda brillar en su alma y operar una transformación entera; una santificación de cada palabra y cada acción.HD99 198.5
Cómo quisiera clamar en alta voz a cada madre en la tierra: Santificad vuestro espíritu mediante la gracia que Cristo da gratuitamente a aquellos que la piden. Practicad la ternura. Manifestad un amor santificado por vuestros hijos. Interesáos en su felicidad. Enseñadles como ejercer sentido común. Conectadlos con Dios para que sepan el propósito que él tiene para ellos. Haced la religión de Jesús atractiva. Nunca ofendáis al Señor, nuestro Dios, produciendo disensiones y diferencias. Buscad ser mansas y humildes de corazón, y cultivad el afecto.HD99 199.1
Mis hermanos Nelson, aunque en el pasado habéis estado en desacuerdo, tenéis ahora la sagrada obligación ante Dios de desarrollar al máximo los poderes y habilidades que el Señor os ha dado. Deberíais aprovechar cada oportunidad para alcanzar un nivel más elevado. Es el propósito de Dios, comunicado a ustedes por la Hna. White, su sierva, que contempléis a Jesús, y al contemplarlo, que seáis transformados en su semejanza. El Señor desea que ya no seáis niños en vuestra experiencia cristiana sino que, mediante su gracia impartida, podáis ser completos en él. Si aprovecháis esta oportunidad de alcanzar una experiencia más elevada, podéis llegar a ser fuertes y completos en Cristo Jesús.HD99 199.2
Hno. Nelson, ¿suavizará y subyugará su naturaleza? Usted puede llegar a ser como Jesús y ser su misionero, su mano ayudadora. El Señor nunca deseó que usted fuera dictatorial y severo con los miembros de su familia, ni con las otras personas con quienes usted se asocia. Vivirá esta vida una sola vez; ¿no quisiera gozar la felicidad de tener un carácter perfecto en esta vida? El Señor quiere que sea bueno y que haga el bien. Cada uno puede hacer de la vida lo que le place; si así elegimos, podemos honrar a Dios usando en forma correcta el talento del habla.HD99 199.3
Mi hermano, hágase responsable otra vez del cuidado de sus hijos. No los culpe a ellos por no actuar bien, puesto que han recibido su propia disposición como herencia. Al dirigirlos, sea firme pero no arbitrario. Al hablarles, hágalo de tal manera como para no crear un sentimiento de terquedad y resistencia.HD99 199.4
Hnos. Nelson, vuestro ejemplo ante sus hijos no ha sido lo que debiera haber sido si hubiéseis estado convertidos. Si fuerais transformados por la gracia de Cristo, mostraríais que se puede vencer el egoísmo, el deseo de hacer las cosas a vuestra manera, el guiarse por las inclinaciones naturales, y hacer lo que a cada uno le plazca. Ahora es el tiempo de mostrar que no se vive para complacer el yo. Traed la fragancia del carácter de Cristo en vuestro propio carácter. Apartad el espíritu de queja, de irritación y descontento. Cultivad la pureza en el habla; cantad y orad para la gloria de Dios. Y que la paz de Dios gobierne en vuestros corazones.—Carta 47a, 1902.HD99 200.1