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Hijas De Dios - Contents
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    Capítulo 12—El respeto propio

    Amar a otros como a uno mismo

    Muchas mujeres tienen conflictos en relación a su dignidad y valor a la vista de Dios. Aunque no todas las declaraciones que siguen pueden haber sido dirigidas específicamente a la mujer, sus principios se pueden aplicar para tener una comprensión más clara de la forma en que Dios ve a la mujer como su criatura, y cómo debiera verse ella misma en relación con sus semejantes.HD99 149.1

    Respeto por las almas perdidas—El éxito que podamos tener en hacer el bien a otras almas, dependerá de la comprensión que éstas tengan acerca del amor y el aprecio que sentimos por ellas. El medio seguro que Cristo utiliza para restaurar la dignidad perdida del hombre, es mostrar respeto por el alma abrumada. El compartir ideas sobre lo que esa alma puede llegar a ser, es de más valor de lo que se cree.—Fundamentals of Christian Education, 281 (1893).HD99 149.2

    Respeto por nosotros mismos—El Señor ha puesto en cada uno de nosotros un sentimiento de dignidad al que no debemos oponernos. Dios quiere que nos respetemos a nosotros mismos. A menudo en nuestras propias familias y en la iglesia se intenta destruir el respeto propio. No lo hagamos. No lo hagamos en nuestras escuelas ni en nuestras oficinas. Todas estas instituciones son de naturaleza educativa. Tanto los estudiantes como los obreros seguirán el ejemplo de aquellos que tienen responsabilidad sobre ellos. El maestro es un modelo para los estudiantes; si él quiere que los jóvenes lo respeten, debe respetarlos a ellos.—The General Conference Bulletin, 25 de abril de 1901.HD99 149.3

    No agrada a Dios el que uno mismo se desmerezca—Es el privilegio de cada uno vivir de una manera que Dios pueda aprobar y bendecir. Cada uno puede estar en comunión con el cielo. No es la voluntad del Padre celestial que se cultiven sentimientos de condenación y obscuridad. No agrada a Dios que uno mismo se desmerezca. Se debe, en cambio, cultivar el respeto propio y vivir de tal manera que Dios, los ángeles y la propia conciencia puedan aprobarlo. No es una evidencia de verdadera humildad el andar con la cabeza inclinada y el corazón lleno de pensamientos sobre uno mismo. Es nuestro privilegio ir a Jesús, ser limpiados por él, y estar ante la ley sin remordimientos ni vergüenza. “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”. Romanos 8:1. Aunque la Palabra aconseja no tener “más alto concepto de sí que el que debe tener” (Romanos 12:3), a la vez no condena un concepto apropiado del respeto propio. Como hijos e hijas de Dios debiéramos ser conscientes de nuestra dignidad de carácter, sin dar lugar al orgullo o la exaltación propia.—The Review and Herald,27 de marzo de 1888.HD99 150.1

    Consejo a quien había perdido su dignidad—Jesús lo ama, y su gran corazón lleno de infinita compasión se preocupa por usted. Me ha dado un mensaje para usted; el mensaje es que usted puede recobrarse de las trampas del enemigo. Puede recuperar su dignidad, y en lugar de sentirse un fracasado, puede llegar a ser un conquistador mediante la elevadora influencia del Espíritu de Dios. Tómese de la mano de Cristo y no se separe de él.—Medical Ministry, 43 (1903).HD99 150.2

    Las palabras insultantes resultan en la pérdida del respeto propio—¡Qué perjuicio se produce en el círculo de la familia por el uso de palabras impacientes! Una declaración brusca produce una respuesta similar, y luego vienen palabras de represalia y desquite, palabras de justificación propia que se transforman en un yugo colocado sobre el propio cuello de aquel que las declara, porque producen una cosecha maléfica. Quien se acostumbra a tal lenguaje finalmente experimenta vergüenza y pérdida del respeto y la confianza propias; llega a tener un amargo remordimiento por haber perdido el control y haber expresado tales cosas. ¡Cuánto mejor hubiera sido no pronunciar esas palabras! ¡Cuánto mejor es tener el aceite de la gracia en el corazón y ser capaz de soportar la provocación con el espíritu de mansedumbre y paciencia de Cristo!—The Review and Herald, 19 de mayo de 1891.HD99 150.3

    Dominio propio, humildad y eficiencia en la obra de Dios—Al trabajar en la obra de Dios, habrá circunstancias y situaciones que requerirán serenidad y dominio propio, pero que lo calificarán para adaptarse a las circunstancias y las peculiaridades de la situación. Al ejercerse estas características no habrá necesidad de sentirse avergonzado. No debiera subestimarse la habilidad de actuar en las diferentes circunstancias de la vida. Y si se es consciente de poseer deficiencias, éstas deben corregirse inmediatamente, y no esperar que otros suplan esas deficiencias, mientras se sigue el mismo curso de acción como si no hubiera necesidad de cambio. Hay que dedicarse con fervor a corregir los defectos, a fin de llegar a ser perfectos en Cristo sin faltar en ninguna cosa.—Testimonies for the Church 3:505 (1885).HD99 151.1

    Amarnos y respetarnos mutuamente—Si recordamos siempre las acciones egoístas e injustas de otros, encontraremos que es imposible amarlos como Cristo nos amó; pero si nuestros pensamientos se espacian de continuo en el maravilloso amor y compasión de Cristo hacia nosotros, manifestaremos el mismo espíritu para con los demás. Debemos amarnos y respetarnos mutuamente, no obstante las faltas e imperfecciones que no podemos menos de observar. Debemos cultivar la humildad y la desconfianza para con nostros mismos, y una paciencia llena de ternura hacia las faltas ajenas. Esto destruirá todo estrecho egoísmo y nos dará un corazón grande y generoso.—El Camino a Cristo, 121 (1892).HD99 151.2

    Cultivar el respeto propio es deber de todo cristiano—El propósito de todo joven debiera ser fijarse blancos elevados para la vida, y adoptar los principios que la Palabra de Dios presenta para dirigirse en todas las cosas. Es el deber de todo cristiano y también debiera ser su placer. Cultive el respeto propio: porque somos la posesión adquirida por Cristo. El éxito en la formación de los hábitos correctos, y el avance en aquello que es noble y justo, tendrá una influencia que todos apreciarán y valorizarán. Viva por algo ajeno a su yo. Al vivir por un propósito no egoísta; al tener motivos puros y generosos; al buscar algo que hacer, y al estar alerta para hacer atenciones y cortesías, se estará inconscientemente construyendo el monumento de la vida. Ese es el propósito de Dios para todo niño y todo joven. Si desea ser recordado con cariño por los demás, haga el bien. Viva para ser una bendición para aquellos con quienes se relaciona, donde sea que le toque estar. Que cada niño y joven use toda oportunidad de hacer el bien. Al ser bondadosos, amantes y activos en actos de sacrificio, su nombre quedará en el corazón y en la memoria de aquellos con quienes se asocien.—The Youth’s Instructor, 7 de febrero de 1901.HD99 151.3

    El respeto propio es deber de todos—Debemos buscar una enseñanza mejor y más profunda que la que el hombre puede brindar. Debe haber una profunda convicción en nuestras propias almas en cuanto a que las formas y las ceremonias no son nada sin Cristo. El es el alfa y la omega. La verdad es el único manto para cubrir el alma. Nuestras convicciones deben ser reforzadas cada día con sincera y humilde oración, y con la lectura de la Palabra. Aunque cada uno de nosotros tiene una individualidad, y aunque debemos mantener nuestras convicciones con firmeza, éstas deben tenerse como la verdad de Dios y con la fuerza que él imparte. De otra manera nos serán quitadas.HD99 152.1

    Necesitamos tener confianza propia. Es nuestro deber respetarnos a nosotros mismos, pero recordando siempre que somos la propiedad de Dios; que él ha comprado nuestro cuerpo, alma y espíritu por un precio. Debemos mantener la maquinaria viviente en buenas condiciones para glorificar a Dios. Debe ser lubricada con su gracia para que pueda funcionar sin fricciones. Si confiamos en nosotros mismos; si nos exhaltamos como si nosotros mismos nos hubiésemos redimido, no honramos a Dios. Separada de Dios, la sabiduría humana es necedad; sólo produce confusión y perplejidad. Necesitamos toda la armadura de Dios, porque nuestra única defensa y protección es la santa influencia del amante Salvador. El es la única y segura salvaguardia contra las estratagemas de Satanás.—The Ellen G. White 1888 Materials, 1626 (1896).HD99 152.2

    Hemos sido comprados por precio—El sentimiento de culpa debe ser dejado a los pies de la cruz del Calvario. El sentido de pecaminosidad puede envenenar las corrientes de la vida y quitar la verdadera felicidad. Pero Cristo dice: “Echa sobre mí tu carga; yo quitaré tus pecados y te daré paz. No te desprecies, pues te he comprado con mi propia sangre. Me perteneces. Fortaleceré tu voluntad debilitada y removeré tu remordimiento por el pecado”.—Manuscript Releases 9:305 (1896).HD99 153.1

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