Loading...
Larger font
Smaller font
Copy
Print
Contents
A Fin de Conocerle - Contents
  • Results
  • Related
  • Featured
No results found for: "".
  • Weighted Relevancy
  • Content Sequence
  • Relevancy
  • Earliest First
  • Latest First
    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents

    Una compañía celestial, 27 de abril

    Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo. 1 Pedro 5:6.AFC64 125.1

    Todo el cielo se pone al servicio de los que se acercan a Cristo en procura de la vida eterna, sometiéndosele como los que han entregado todo a Dios. Dios requiere que sus siervos se coloquen bajo el estandarte ensangrentado del Príncipe Emanuel, esforzándose con el poder de Dios para los principios de la verdad puros e intactos. Nunca deben apartarse de la senda de abnegación y humildad que debe seguir el verdadero cristiano. Cuando así cooperan con Dios, Cristo se forma en ellos “la esperanza de gloria”. Colosenses 1:27. Revestidos de su humildad y mansedumbre, hallan su mayor gozo en su servicio. Las ambiciones terrenales ceden paso a un deseo de servir al Maestro.AFC64 125.2

    “Jehová es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos”. “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”. Salmos 138:6; 51:17. Los que revelan el manso y humilde espíritu de Cristo, son considerados tiernamente por Dios. Nada pasa inadvertido para él. Tiene en cuenta su abnegación, su esfuerzo para exaltar a Cristo ante el mundo. Aunque esos humildes obreros puedan ser considerados con burla por el mundo, son de gran valor a la vista de Dios. No sólo los sabios, los grandes, los benefactores ganarán un pasaporte para entrar en los atrios celestiales, no sólo el obrero muy ocupado, lleno de celo y de actividad incansable. No; el puro de corazón, en cuyos labios no ha sido hallado engaño; el pobre de espíritu, que es movido por el Espíritu de un Cristo que mora en él; el pacificador, cuya más alta ambición es cumplir la voluntad de Dios; éstos ganarán una plena admisión. Son las joyas de Dios y estarán entre aquel número de quien escribió Juan: “Oí como la voz de una gran multitud, ... que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!” Apocalipsis 19:6.—The Review and Herald, 11 de mayo de 1897.AFC64 125.3

    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents