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A Fin de Conocerle - Contents
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    Los méritos de la sangre de Jesús, 29 de abril

    En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegrarán. Salmos 34:2.AFC64 127.1

    El verdadero cristiano ... comprende que se ha hecho para él un sacrificio infinito, y que su vida es de valor inestimable por los méritos de la sangre, intercesión y justicia de Jesús. Pero al paso que comprende el excelso privilegio de los hijos de Dios, su alma se llena de humildad. No hay jactancia de santidad en los labios de los que caminan a la sombra de la cruz del Calvario. Sienten que fueron sus pecados los que causaron la agonía que quebrantó el corazón del Hijo de Dios. ... Los que viven más cerca de Jesús, sienten más profundamente su propia indignidad y su sola esperanza está en los méritos de un Salvador crucificado y resucitado. Como Moisés, han tenido una visión de una pavorosa majestad de santidad, y ven tan sólo su propia insuficiencia en contraste con la pureza y la exaltada belleza de Jesús.AFC64 127.2

    ¿No hay ocasión para la humildad? ¿No hay necesidad de que sintamos nuestra plena dependencia de Cristo cada día y cada hora? ... El tomó sobre sí nuestra naturaleza, y se hizo pecado por nosotros, para que podamos hallar remisión de “los pecados pasados” (Romanos 3:25), y por su divina gracia y fortaleza podamos cumplir los requerimientos de la ley. Quienquiera que tome la posición de que no significa nada si guardamos o no los mandamientos de Dios, no conoce a Cristo. Jesús dice: “He guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor” (Juan 15:10) y los que siguen a Jesús, harán como él ha hecho.AFC64 127.3

    Satanás tratará de atraeros para que entréis en las sendas del pecado, prometiendo que algún bien maravilloso resultará de la transgresión de la ley de Dios; pero es un engañador. Tan sólo busca vuestra ruina. ... Cristo vino para quebrantar el dominio del maligno, ... y para dar libertad a los cautivos. El hombre se ha debilitado tanto con la transgresión, que no posee suficiente poder moral para apartarse del servicio de Satanás.—The Review and Herald, 6 de marzo de 1888.AFC64 127.4

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