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    Ciudades del Nuevo Testamento

    Jerusalén

    El evangelio debe proclamarse en toda circunstancia. Cristo dijo a sus discípulos que ellos debían comenzar su trabajo en Jerusalén. Esa ciudad había sido el escenario de su asombroso sacrificio por la raza humana. Allí, cubierto con el vestido de la humanidad, había caminado y hablado con los hombres, y pocos habían discernido cuánto se había acercado el Cielo a la Tierra. Allí había sido condenado y crucificado. En Jerusalén había muchos que creían secretamente que Jesús de Nazaret era el Mesías, y muchos que habían sido engañados por los sacerdotes y los gobernantes. El evangelio debía ser proclamado a estos. Tenían que ser llamados al arrepentimiento. Debía aclararse la maravillosa verdad de que solo mediante Cristo puede obtenerse la remisión de los pecados. Y mientras Jerusalén estaba agitada por los conmovedores sucesos de pocas semanas atrás, era cuando la predicación de los discípulos haría la más profunda impresión.- Los hechos de los apóstoles, pp. 25, 26. (1911)MLC 15.3

    Los discípulos atribuyen a otros la conversión de las almas. En Jerusalén, la fortaleza del judaísmo, miles declararon abiertamente su fe en Jesús de Nazaret como el Mesías.MLC 16.1

    Los discípulos se asombraban y se regocijaban en gran manera por la amplitud de la cosecha de almas. No consideraban esta maravillosa mies como el resultado de sus propios esfuerzos.- Los hechos de los apóstoles, p. 36. (1911)MLC 16.2

    Antioquía De Siria

    El nombre “cristiano” se originó por la testificación urbana cristocéntrica. En la populosa ciudad de Antioquía, halló [el apóstol] Pablo un excelente campo de labor. Su erudición, sabiduría y celo influyeron poderosamente en los vecinos y los forasteros de aquella culta ciudad, de manera que Pablo proporcionó precisamente la ayuda que Bernabé necesitaba. Durante un año trabajaron ambos discípulos unidos en fiel ministerio, comunicando a muchos el salvífico conocimiento de Jesús de Nazaret, el Redentor del mundo.MLC 16.3

    Fue en Antioquía donde los discípulos fueron llamados “cristianos” por primera vez. El nombre les fue dado porque Cristo era el tema prin cipal de su predicación, su enseñanza y su conversación.- Los hechos de los apóstoles, p. 127. (1911)MLC 16.4

    Los miembros de iglesias urbanas deben unirse a otros en el servicio. El ejemplo de los seguidores de Cristo en Antioquía debería constituir una inspiración para todo creyente que vive en las grandes ciudades del mundo hoy. Aunque el plan de Dios es que haya obreros escogidos, consagrados y talentosos que se establezcan en los centros importantes de población a fin de dirigir esfuerzos públicos, es también su propósito que los miembros de iglesia que viven en esas ciudades usen los talentos que Dios les ha dado para trabajar por las almas. Hay en reserva ricas bendiciones para los que se entreguen plenamente al llamamiento de Dios. Mientras esos obreros se esfuercen por ganar almas para Jesús, hallarán que muchos que nunca hubieran sido alcanzados de otra manera están listos para responder al esfuerzo personal inteligente.MLC 17.1

    La causa de Dios en la tierra necesita hoy en día representantes vivos de la verdad bíblica. Los ministros ordenados no pueden hacer frente solos a la tarea de amonestar a las grandes ciudades. Dios llama no solamente a ministros, sino también a médicos, enfermeros, colportores, obreros bíblicos y otros laicos consagrados, que tienen diversos talentos y conocen la Palabra de Dios y el poder de su gracia; los invita a con-siderar las necesidades de las ciudades sin amonestar. El tiempo pasa rápidamente, y hay mucho que hacer. Deben usarse todos los agentes, a fin de que puedan ser sabiamente aprovechadas las oportunidades actuales.- Los hechos de los apóstoles, pp. 128, 129. (1911)MLC 17.2

    Iglesias Organizadas En Las Ciudades Del Centro De Asia Menor

    El establecimiento de iglesias estabiliza a los nuevos miembros. Al día siguiente del apedreamiento de Pablo, los apóstoles partieron para Derbe, donde sus labores fueron bendecidas y muchas perso nas fueron inducidas a recibir a Cristo como el Salvador. Pero, cuando “hubieron anunciado el evangelio a aquella ciudad, y enseñado a muchos”, ni Pablo ni Bernabé estaban contentos con emprender obra en cualquier otra parte sin confirmar la fe de los conversos que se habían visto obligados a dejar solos, por un tiempo, en los lugares donde habían trabajado recientemente. Y así, sin amedrentarse frente al peligro, “volvieron a Listra, y a Iconio, y a Antioquía confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe”. Muchos habían aceptado las buenas nuevas del evangelio, y se habían expuesto así al vituperio y la oposición. A estos trataron los apóstoles de establecer en la fe, con el fin de que el trabajo hecho pudiera subsistir.MLC 17.3

    Como factor importante del crecimiento espiritual de los nuevos conversos, los apóstoles se esforzaron por rodearlos con las salvaguardias del orden evangélico. Organizaron iglesias en todos los lugares de Licaonia y Pisidia donde había creyentes. En cada iglesia, elegían directores, y establecían el debido orden y sistema para la conducción de todos los asuntos pertenecientes al bienestar espiritual de los creyentes.- Los hechos de los apóstoles, pp. 150, 151. (1911)MLC 18.1

    Tesalónica

    Pablo enseñaba verdades basadas en la Escritura. Mientras Pablo proclamaba con santa audacia el evangelio en la sinagoga de Tesalónica, se derramaron raudales de luz sobre el verdadero significado de los ritos y las ceremonias relacionados con el servicio del Tabernáculo. Condujo el pensamiento de sus oyentes más allá del servicio terrenal y del ministerio de Cristo en el Santuario celestial, al tiempo cuando, habiendo completado su obra mediadora, Cristo volverá con poder y grande gloria, y establecerá su Reino en la Tierra. Pablo creía en la segunda venida de Cristo. Tan clara y vigorosamente presentó las verdades concernientes a este suceso que en la mente de muchos que oían hicieron una impresión que nunca se borró.MLC 18.2

    Por tres sábados sucesivos, Pablo predicó a los tesalonicenses, razo nando con ellos desde las Escrituras en cuanto a la vida, la muerte, la resurrección, la mediación y la gloria futura de Cristo, el Cordero “muerto desde el principio del mundo” (Apoc. 13:8). Ensalzó a Cristo, el debido entendimiento de cuyo ministerio es la llave que abre las Escrituras del Antiguo Testamento y da acceso a sus ricos tesoros.MLC 18.3

    Cuando se proclamaron así, con gran poder, las verdades del evangelio en Tesalónica, se cautivó la atención de grandes congregaciones: “Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y Silas; y de los griegos religiosos grande multitud, y mujeres nobles no pocas”.- Los hechos de los apóstoles, pp. 185, 186. (1911)MLC 19.1

    Atenas

    Los que no tienen iglesia no deben ser pasados por alto.Mientras esperaba a Silas y a Timoteo, Pablo no estaba ocioso. “Disputaba en la sinagoga con los judíos y religiosos; y en la plaza cada día con los que concurrían”. Pero, su principal labor era proclamar las nuevas de la salvación a quienes no tenían un concepto claro de Dios y de su propósito en favor de la especie caída. El apóstol había de encontrarse pronto con el paganismo en su forma más sutil y seductora.- Los hechos de los apóstoles, p. 191. (1911)MLC 19.2

    Evangelizar a los sabios y a los cultos. [Los principales filósofos locales] lo condujeron [a Pablo] al Areópago. Este era uno de los puntos más sagrados de toda Atenas, y sus recuerdos y asociaciones inducían a considerarlo con supersticiosa reverencia, que en la mente de algunos se convertía en terror. Era en este lugar donde los asuntos relacionados con la religión eran, a menudo, evaluados cuidadosamente por hombres que actuaban como jueces finales en todo aquello de mayor importancia moral tanto como en asuntos civiles. Aquí, lejos del ruido y la bulla de las atestadas vías públicas, del tumulto de la promiscua*Definición del siglo XIX: sin organización ni propósito; variada, mixta. discusión, el apóstol podría ser oído sin interrupciones. Se reunieron en derredor de él poetas, artistas y filósofos -los doctos y los sabios de Atenas-, quienes se dirigieron así a él: “¿Podremos saber qué es esta nueva doctrina que dices? Porque pones en nuestros oídos unas cosas nuevas; queremos, pues, saber qué quiere ser esto”.- Los hechos de los apóstoles, p. 192. (1911)MLC 19.3

    La cultura local influyó en el mensaje de Pablo. Con la mano extendida hacia el templo cuajado de ídolos, Pablo derramó la carga de su alma y expuso la falacia de la religión de los atenienses. Sus más sabios oyentes estaban asombrados al escuchar su razonamiento. Demostró que estaba familiarizado con sus obras de arte, su literatura y su religión. Señalando sus estatuas e ídolos, declaró que Dios no podía ser asemejado con formas de invención humana. Esas imágenes esculpidas no podían, ni en el sentido más débil, representar la gloria de Jehová. Les recordó que las imágenes no tenían vida, sino que eran manejadas por el poder humano. Se movían solamente cuando las manos del hombre las movían; por lo tanto, los que las adoraban eran en todo sentido superiores a los objetos de su adoración.MLC 20.1

    Pablo dirigió la mente de sus idólatras oyentes más allá de los límites de su falsa religión, a un verdadero concepto de la Deidad, que habían titulado: “Dios no conocido”.- Los hechos de los apóstoles, p. 193. (1911)MLC 20.2

    Corinto

    Cambien de métodos si los resultados son escasos. Durante el primer siglo de la era cristiana, Corinto era una de las ciudades principales, no solo de Grecia, sino también del mundo. Griegos, judíos, romanos y viajeros de todos los países llenaban las calles, empeñados afanosamente en los negocios y los placeres. Era un gran centro comercial, situado como fácil acceso desde todas partes del Imperio Romano; un lugar importante donde establecer monumentos a Dios y su verdad.MLC 20.3

    Entre los judíos que se habían establecido en Corinto, se contaban Aquila y Priscila quienes, más tarde, se distinguieron como fervientes obreros de Cristo. Al reconocer el carácter de esas personas, Pablo “se quedó con ellos”.MLC 21.1

    En el mismo comienzo de sus labores en este centro de tránsito, Pablo vio por doquiera serios obstáculos para el progreso de su obra. La ciudad estaba casi completamente entregada a la idolatría. Venus era la divinidad favorita; y con el culto a Venus se asociaban muchos ritos y ceremonias desmoralizadores. Los corintios habían llegado a destacarse, aun entre los paganos, por su grosera inmoralidad. Parecían pensar o preocuparse mayormente por los placeres y las alegrías frívolas del momento.MLC 21.2

    Al predicar el evangelio en Corinto, el apóstol siguió un plan diferente que en Atenas. Mientras estaba en ese lugar, había tratado de adaptar su estilo al carácter de su auditorio: intentó hacer frente a la lógica con la lógica, a la ciencia con la ciencia, a la filosofía con la filosofía. Al pensar en el tiempo así usado, y darse cuenta de que su enseñanza en Atenas había producido poco fruto, decidió seguir otro plan de acción en Corinto, en sus esfuerzos por cautivar la atención de los despreocupados e indiferentes. Resolvió evitar todas las discusiones y los argumentos complicados, y no “saber otra cosa” entre los corintios “sino a Jesucristo, y a éste crucificado”. Iba a predicarles no “con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder” (1 Cor. 2:2, 4).MLC 21.3

    Jesús, a quien Pablo estaba por presentar ante los griegos de Corinto como el Cristo, era un judío de humilde origen, criado en una ciudad proverbial por su iniquidad. Había sido rechazado por su propia nación, y al fin crucificado como malhechor. Los griegos creían que se necesitaba elevar al género humano; pero, consideraban el estudio de la filosofía y la ciencia como el único medio capaz de lograr la verdadera elevación y honor. ¿Podría Pablo inducirlos a creer que la fe en el poder de este oscuro judío elevaría y ennoblecería toda facultad del ser humano?MLC 21.4

    En el pensamiento de las multitudes que viven hoy, la cruz del Calvario está rodeada de sagrados recuerdos. Se relacionan, con las escenas de la crucifixión, sagradas asociaciones. Pero, en los días de Pablo, la cruz se consideraba con sentimientos de repulsión y horror. Ensalzar como Salvador de la humanidad a uno que había muerto en la cruz provocaría naturalmente el ridículo y la oposición.MLC 22.1

    Pablo sabía bien cómo sería considerado su mensaje tanto por los judíos como por los griegos de Corinto. “Nosotros predicamos a Cristo crucificado -confesó él-, a los judíos ciertamente tropezadero, y a los gentiles locura” (1 Cor. 1:23). Entre sus oyentes judíos, había muchos a quienes encolerizaría el mensaje que él estaba por proclamar; y a juicio de los griegos, sus palabras serían absurda locura. Sería considerado mentalmente débil por tratar de mostrar cómo la cruz podría tener alguna relación con la elevación del género humano o la salvación de la humanidad.- Los hechos de los apóstoles, pp. 198, 199. (1911)MLC 22.2

    Lo humano debe ocultarse tras lo divino. Los esfuerzos del apóstol [Pablo] no se limitaban a la predicación pública; había muchos que no podrían ser alcanzados de esa manera. Pasaba mucho tiempo en el trabajo de casa en casa, aprovechando el trato del círculo familiar. Visitaba a los enfermos y a los tristes, consolaba a los afligidos, y animaba a los oprimidos. En todo lo que decía y hacía, magnificaba el nombre de Jesús. Así, trabajaba “con flaqueza, y mucho temor y temblor” (1 Cor. 2:3). Temblaba por temor a que su enseñanza llevara el sello humano en lugar del divino.- Los hechos de los apóstoles, p. 203. (1911)MLC 22.3

    Los más humildes pueden llegar a ser monumentos a la grandeza de Dios. Los esfuerzos de Pablo en Corinto no fueron estériles. Muchos se volvieron del culto de los ídolos, para servir al Dios vivo, y una gran iglesia se alistó bajo la bandera de Cristo. Algunos fueron rescatados de entre los gentiles más disipados, y llegaron a ser monu-mentos de la misericordia de Dios y de la eficacia de la sangre de Cristo para limpiar[nos] del pecado.- Los hechos de los apóstoles, p.205. (1911)MLC 22.4

    Éfeso

    Si la oposición se hace fuerte, cambie de lugar. Según su costumbre, Pablo había comenzado su trabajo en Éfeso predicando en la sinagoga de los judíos. Continuó trabajando allí por tres meses, “disputando y persuadiendo del reino de Dios”. Al principio, fue recibido favorablemente; pero, como en otros países, pronto fue combatido con violencia. “Algunos se endurecieron y rehusaron creer, hablando mal del Camino delante de la multitud” (VM). Como persistían en rechazar el evangelio, el apóstol dejó de predicar en la sinagoga.MLC 23.1

    El Espíritu de Dios había obrado con Pablo y por medio de él en sus labores por sus compatriotas. Se había presentado suficiente evidencia para convencer a todo aquel que deseara sinceramente conocer la verdad. Pero, muchos se dejaron dominar por el prejuicio y la incredulidad, y rehusaron ceder a la evidencia más concluyente. Temiendo que la fe de los creyentes peligrase por el trato continuo de estos opositores de la ver-dad, Pablo se separó de ellos, reunió a los discípulos en una entidad distinta, y continuó sus instrucciones públicas en la escuela de Tirano, un maestro de cierta distinción.- Los hechos de los apóstoles, p. 231. (1911)MLC 23.2

    Roma

    Las iglesias existentes deben plantar iglesias nuevas. Una de sus más caras esperanzas y acariciados planes [de Pablo] era ver firmemente establecida la fe cristiana en la gran capital del mundo conocido. Ya había una iglesia en Roma, y el apóstol deseaba obtener la cooperación de sus miembros para la obra que debía hacerse... Con el fin de preparar el camino para sus labores entre esos hermanos, muchos de los cuales le eran todavía desconocidos, les escribió una carta anunciándoles su propósito de visitar Roma y su esperanza de enarbolar el estandarte de la cruz en España.- Sketches From the Life of Paul, p. 187. (1883) (Los hechos de los apóstoles, p. 299).MLC 23.3

    Pablo, el prisionero, todavía testificaba. Roma era en ese tiempo la metrópoli del mundo. Los arrogantes Césares dictaban leyes a casi cada nación de la tierra. Reyes y cortesanos ignoraban al humilde Nazareno, o lo miraban con odio y escarnio. Y sin embargo, en menos de dos años, el evangelio se abrió camino desde la modesta morada del preso hasta las salas imperiales. Pablo estaba encarcelado como un malhechor; pero “la palabra de Dios no está presa” (2 Tim. 2:9).-Los hechos de los apóstoles, p. 368. (1911)MLC 24.1

    Los funcionarios públicos pueden aumentar las posibilidades de evangelizar. -Mediante el favor de los encargados de la guardia, le fue permitido a Pablo residir en una cómoda vivienda, donde podía tratar libremente con sus amigos y, también, declarar diariamente la verdad a cuantos acudían a oírlo. Así prosiguió durante dos años con sus labores, “predicando el reino de Dios y enseñando lo que es del Señor Jesucristo con toda libertad, sin impedimento”.- Los hechos de los apóstoles, p. 362. (1911)MLC 24.2

    Los conversos en puestos de responsabilidad pueden testificar cuando están allí. No solamente hubo conversos ganados a la verdad en la casa de César, sino también, después de su conversión, permanecieron en esa casa. No se sintieron con libertad de abandonar su puesto de deber porque las circunstancias no les agradaran más. La verdad los había encontrado allí, y allí permanecieron para que el cambio de su vida y su carácter testificara del poder transformador de la nueva fe.- Los hechos de los apóstoles, p. 372. (1911)MLC 24.3

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