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    Australasia

    Las ciudades de Australasia deben ser trabajadas. Repetidas veces, durante los últimos cinco años, se me ha presentado que debe hacerse una gran obra en las ciudades de Australia; que el presente es un momento favorable para trabajar, y que no se debería perder tiempo. Y recientemente recibí luz para alentarnos a hacer mayores esfuerzos en Sydney, Melbourne y Brisbane, e indicaba que ha llegado el momento de que entremos en Newcastle y en los pueblos circundantes. Me fueron presentados varios grupos pequeños y, con ellos, dos grupos más grandes que extendían sus manos suplicantes, diciendo: ” ‘Pasa [...] y ayúdanos’. Estamos hambrientos del Pan de vida”.- Review and Herald, 11 de abril de 1899.MLC 179.1

    La obra de la evangelización de la salud debe ser la cuña de entrada en Australia. La obra médico-misionera promete dar mejores resultados en Australia que en los Estados Unidos, para abrir el camino por donde la verdad tenga acceso a la gente. Preste atención hoy el pueblo del Señor a las invitaciones de la providencia de Dios que abre las puertas, y comprenda que ahora es el momento aceptable para trabajar.- Carta 41, 1899 ( El evangelismo, p. 312).MLC 179.2

    Las instituciones de salud proporcionan carácter a la obra en campos nuevos. En las reuniones campestres que realizábamos en Australia se presentaban diariamente temas de salud, lo cual despertaba un profundo interés. Había una carpa para uso de los médicos y las enfermeras; se proporcionaba información médica gratuitamente, y mucha gente se beneficiaba. Miles de personas asistían a las conferencias y, al finalizar el congreso, los asistentes no se conformaban con lo que habían aprendido. En diversas ciudades donde se efectuaron congresos campestres, algunos de los ciudadanos más influyentes solicitaban con urgencia que se estableciera una sucursal local del sanatorio, y prometían su colaboración. En numerosas ciudades se ha iniciado la obra con buen éxito. Una institución de salud debidamente administrada proporciona prestigio a la obra que se establece en nuevos lugares. Y no solo es un beneficio para la gente sino, además, los obreros relacionados con ella pueden ayudar a aquellos que trabajan en tareas de evangelismo.MLC 179.3

    En cada ciudad donde tenemos una iglesia, se necesita un lugar para ofrecer tratamientos médicos. Entre los hogares de los miembros de iglesia, hay muy pocos que disponen de un cuarto y facilidades para el cuidado adecuado de los enfermos. Por eso, se hace necesario proveer un lugar de tratamiento para los problemas comunes de salud. Los edificios pueden ser sencillos y hasta toscos, pero deben estar bien equipa-dos con lo necesario para proporcionar tratamientos simples. Si estos recursos se emplean con habilidad, serán una bendición no solamente para nuestros miembros, sino también para sus vecinos; y hasta podrían ser el medio de atraer la atención de mucha gente hacia los principios de la salud.- Testimonios para la iglesia, t. 6, pp. 117, 118. (1900)MLC 180.1

    Trabajen para irradiar a muchas tierras desde Australia. En sus esfuerzos por llevar adelante la obra en línea recta y entrar en territorio nuevo, nuestros hermanos y hermanas de Australia han hecho donaciones y préstamos hasta el límite de sus capacidades. En tiempos de gran tensión, el Señor se ha movido sobre hombres y mujeres, tanto en Australia como en los Estados Unidos, para que confirmen su mayordomía adelantando medios con el fin de ayudar a establecer las instituciones que se están construyendo allí. Los que han salido al encuentro del Señor de esta manera, han estado acumulando tesoros junto al Trono de Dios.MLC 180.2

    A pesar de la escasez de recursos, los obreros de Australasia han logrado mucho. Se han librado duras batallas. Nada más que el poder de Dios de obrar milagros ha llevado a cabo la obra que se ha hecho. Vimos su poder a medida que avanzábamos de un punto a otro; y lo alabamos de corazón, alma y voz. ¡Oh, cuánto apreciábamos la misericordia de nuestro Dios a medida que nos guiaba paso a paso!...MLC 181.1

    Australasia es un centro divinamente designado, desde el cual la luz de la verdad presente debe difundirse a muchas tierras. De tierras lejanas nos llega el clamor: “Pasa... y ayúdanos”. Algunos de estos campos no penetrados ni iluminados no son fáciles de alcanzar, y quizá no estén tan preparados para recibir la luz como los campos que tenemos delante de nosotros; pero, no debemos descuidarlos. Debemos impulsar los triunfos de la cruz. Nuestro lema debe ser: “Adelante, siempre adelante”. Nuestra carga por las “regiones más allá” nunca puede deponerse hasta que toda la Tierra sea iluminada con la gloria del Señor.- Atlantic Union Gleaner, 17 de junio de 1903.MLC 181.2

    Melbourne, Australia

    Se debe amonestar a las personas que viven en las ciudades australianas. Nuestra tercera reunión campestre australiana se celebró en Armadale, un suburbio muy poblado de Melbourne, a unos cinco kilómetros al sudeste del centro de la ciudad. Durante la primera parte del año, nuestros hermanos habían planificado que la reunión se celebrara en Ballarat, una ciudad de treinta mil habitantes, a unos catorce kilómetros al norte de Melbourne. Hay una iglesita fiel allí, que necesitaba fortalecimiento; y como la Asociación Australiana está en deuda, les pareció conveniente realizar la reunión donde fuese menos costoso que en Melbourne.MLC 181.3

    Pero, el Señor me ha dado luz acerca de la obra que debe realizarse en nuestras grandes ciudades. La gente de las ciudades ha de ser amonestada, y el mensaje debería llegarle ahora. Llegará el tiempo en que no podremos trabajar tan libremente en las grandes ciudades; pero ahora, las personas escucharán el mensaje, y esta es nuestra hora de trabajar más fervientemente por la gente de los centros de población. Muchos oirán y obedecerán, y llevarán el mensaje a otros.MLC 182.1

    Se tendría que mantener el interés que comenzó a despertarse con la reunión campestre llevada a cabo hace dos años en Brighton, mediante una reunión campestre en alguna parte de Melbourne cada año. Cuando nuestros hermanos consideraron estas cosas, decidieron que la reunión debía celebrarse en Melbourne y, en la búsqueda de un terreno, fueron guiados para situarse en Armadale. El primer plan era ubicar la reunión en Northcote, donde sería conveniente para los hermanos y las hermanas. Pero, el Señor obstruyó el camino hacia Northcote, y los dirigió hacia una localidad conveniente para los suburbios densamente poblados donde nunca se había dado el mensaje.MLC 182.2

    Durante la reunión, hemos tenido abundantes evidencias de que el Señor ha estado guiando la ubicación y el trabajo de la reunión. Se abrió un campo nuevo, y parece ser prometedor. La gente no se apiñaba en el terreno por curiosidad, como en nuestra primera reunión en Brighton, y como en Ashfield el año pasado. La mayoría venía directamente a la gran carpa de reuniones, donde escuchaban la Palabra con atención; y cuando terminaba la reunión, regresaban tranquilamente a sus hogares, o se juntaban en grupos para hacer preguntas o analizar lo que habían oído.- Review and Herald, 7 de enero de 1896.MLC 182.3

    Se necesitan sanatorios cerca de cada gran ciudad. Por un largo tiempo, el sanatorio de Battle Creek fue la única institución médica manejada por nuestro pueblo. Pero, durante muchos años, se nos ha revelado que es necesario que se establezcan sanatorios cerca de toda ciudad grande. Tienen que fundarse sanatorios cerca de ciudades como Melbourne y Adelaide. Y cuando lleguen las oportunidades para establecer la obra incluso en otros lugares, nunca debemos alargar la mano y decir: “No, usted no puede despertar interés en otros lugares, por temor a que merme nuestra clientela’.- Carta 233, 1905 (El ministerio médico, p. 433).MLC 182.4

    Sydney, Australia

    La obra en las ciudades redundará en la salvación de muchas almas. En todo el mundo hay un trabajo que debe ser hecho y, a medida que nos acercamos al tiempo del fin, el Señor impresionará muchas mentes para que se dediquen a esta tarea. Si pueden utilizar su influencia para poner en marcha la obra que debe realizarse en Sidney, se salvarán muchas almas que aún no han escuchado la verdad. Hay que trabajar en las ciudades. El poder salvador de Dios debe manifestarse por medio de ellas como lámparas encendidas.- Carta 79, 1905 (El evangelismo, p. 312).MLC 183.1

    Se necesitan administradores experimentados para guiar y unificar los esfuerzos de evangelización. Ahora hay que llevar a cabo una obra más detallada en Sidney y en sus alrededores. Todos los suburbios están en mejores condiciones de ser trabajados que hace un tiempo, y las ventajas que ahora se presentan al llevar a cabo la obra médico-misionera exigen que se ejerza mayor cuidado y experiencia en el manejo de la obra...MLC 183.2

    Hay muchas ramas que crecerán de la planta que ahora se cultiva en Sidney; y cada ramo de la obra necesita dirigentes experimentados, a fin de que mantengan la unidad y se constituya un todo armonioso. - Carta 63a, 1898 (El evangelismo, p. 312).MLC 183.3

    ¿Por qué los eventos deportivos crean más entusiasmo que las promesas de Dios? El mundo está lleno de excitación. Los hombres obran como si se hubiesen enloquecido por cosas viles, comunes, que no satisfacen. ¡Cuán agitados los he visto por los resultados de un certamen de cricket! He visto las calles de Sidney densamente atestadas por cuadras enteras y, al preguntar cuál era el motivo de la excitación, se me dijo que algún experto jugador de cricket había ganado la partida. Me sentí hastiada.MLC 183.4

    ¿Por qué no son más entusiastas los escogidos de Dios? Están luchando por una corona inmortal; por una patria donde no se necesitará la luz del sol ni de la luna, ni vela encendida, porque el Señor Dios les da su luz, y reinarán por siempre jamás. Tendrán una vida que se comparará con la vida de Dios. La vela de los impíos se apagará en tinieblas ignominiosas, y entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre.- Special Testimonies for Ministers and Workers, serie A, N° 5, p. 12 (Consejos para los maestros, padres y alumnos, pp. 327, 328).MLC 184.1

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