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Estudios en Educación Cristiana - Contents
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    3. Algunas Experiencias Educacionales de los Adventistas del Séptimo Día

    Las condiciones de las denominaciones protestantes en 1844 están ilustradas por las cinco vírgenes insensatas. Cuando se dio el clamor de medianoche en la primavera de ese año, la mayoría de los líderes de esas denominaciones se le opusieron. Durante los días de preparación, habían dejado de “comprender la verdadera ciencia de la educación”, y no estuvieron listos cuando vino la culminación. Algunos de sus propios reformadores educacionales habían procurado preparar las denominaciones para este gran evento, pero estos educadores encontraron la oposición y el rechazo de los líderes de las iglesias. Por lo tanto, los líderes de la iglesia no estaban listos para aceptar el mensaje del primer ángel. Si las denominaciones protestantes su hubieran puesto “en línea con la educación verdadera”, hubieran aceptado el mensaje del primer ángel. Esto los hubiera unido en un cuerpo otra vez.EEC 85.1

    “La iglesia habría vuelto a alcanzar aquel bendito estado de unidad, fe y amor que existía en tiempos apostólicos, cuando la muchedumbre de los creyentes era de un mismo corazón y de una misma alma” (El conflicto de los siglos, p. 429).EEC 85.2

    Las denominaciones populares habían sido llamadas por Dios para preparar al mundo para la segunda venida de Cristo. Rehusaron obedecer, y “cerca de cincuenta mil personas se separaron de las iglesias” (Ibíd., p. 426). De este número surgieron unos pocos cristianos denodados, osados, fieles, que llegaron a ser los fundadores y líderes de la denominación adventista del séptimo día. La mayoría de estos bravos líderes “eran poco versados en conocimientos escolásticos”. Habían recibido su educación “en la escuela de Cristo, y su humildad y obediencia los hace grandes” (Ibíd., p. 509). Se habían hecho solos, y no tenían necesidad de gastar mucho tiempo en desaprender la sabiduría recibida de ese sistema de educación que causó la ruina de las denominaciones protestantes de 1844.EEC 85.3

    El pastor Jaime White, en su biografía de Guillermo Miller, expresa en las siguientes palabras su opinión sobre aquel sistema de educación que arruinó a los protestantes:EEC 86.1

    “¿Cuál habría sido ahora el efecto de lo que se llamó un curso regular de educación?... ¿Habría realizado su obra apropiada, la de disciplinar, ampliar y equipar la mente, dejando sin afectar en el proceso sus energías naturales, su dependencia propia en cuanto al hombre, y su sentido de dependencia y responsabilidad en cuanto a Dios? O ¿lo habría colocado en las filas atestadas de aquellos que se conforman con compartir el honor de repetir los disparates, verdaderos o falsos, que pasan por ser la verdad en la escuela o secta que los ha hecho lo que son?” (Sketches of the Christian Life and Public Labors of William Miller, pp. 15, 16).EEC 86.2

    Los adventistas del séptimo día llamados a ser reformadores:—Estos valientes reformadores cristianos ahora afrontaban una situación similar a la que afrontaron los refugiados cristianos que huyeron de Europa a las costas de Norteamérica, con el fin de desarrollar un nuevo orden de cosas. Pero “no obstante haber renunciado al romanismo, los reformadores ingleses conservaron muchas de sus formas” (El conflicto de los siglos, p. 333). Los fundadores de la iglesia adventista del séptimo día habían abandonado las iglesias apóstatas, y ellos, como los reformadores ingleses, fueron impresionados por las condiciones de estas iglesias, pero, mientras denunciaban las doctrinas papales encontradas en las iglesias protestantes apóstatas, dejaban de ver todos los errores en aquellas iglesias. Los reformadores de 1844 también afrontaron persecución, como los reformadores ingleses antes de que vinieran a este país. Porque de ellos se dice, “Muchos fueron perseguidos por sus hermanos incrédulos” (Ibíd., p. 422).EEC 86.3

    Durante los primeros pocos años de la historia de la iglesia adventista del séptimo día, encontramos fundadores que escudriñaron la Biblia buscando las grandes doctrinas fundamentales del mensaje del tercer ángel, que revelaba falsas doctrinas y ciertas falacias que se habían introducido en las iglesias populares; que escribieron y publicaron estas doctrinas al mundo, y desarrollaron una organización eclesiástica. Pero hicieron bien su obra.EEC 86.4

    ¿Pero qué se estaba haciendo para educar a los niños y jóvenes durante este período constructivo? Muchos de ellos estaban asistiendo a esas mismas escuelas que hasta entonces habían adiestrado hombres que repudiaron la luz del mensaje del primer ángel. Muchos de los reformadores estaban perturbados por esta situación. Comenzaron a darse cuenta de que mantener a los niños en estas escuelas, con el tiempo, conduciría a que estos niños consideraran la verdad como lo hacían sus maestros que no tenían ninguna simpatía por el mensaje.EEC 86.5

    Pero de Dios vino luz sobre el problema de la educación. Los padres adventistas del séptimo día recibieron la instrucción de sacar a sus niños de las escuelas públicas, y de establecer escuelas que ofrecieran una preparación cristiana.EEC 87.1

    “Cuando el ángel de Dios me mostró que era preciso fundar una institución para la educación de nuestros jóvenes, vi que sería uno de los mayores medios ordenados por Dios para la salvación de las almas” (Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 412).EEC 87.2

    El establecer escuelas parecía una tarea demasiado grande para la mayoría de nuestra gente en ese tiempo. Era como la conquista de Canaán para los hijos de Israel. Muchos hijos de hogares adventistas fueron sacados de las escuelas mundanas, pero a la iglesia le faltó la fe para establecer escuelas y aferrarse a la promesa de Dios de proveer maestros cristianos. Así, por un tiempo, los hijos fueron dejados sin ningún beneficio escolar. Los padres se dieron cuenta de que algo había que hacer, pero como no tenían fe para obedecer la palabra de Dios en este asunto, gradualmente devolvieron a los jóvenes a las escuelas mundanas. Así comenzó la peregrinación de los adventistas del séptimo día por el desierto de la educación mundana. No entendieron “la verdadera ciencia de la educación”. La obra se retrasó, y “por causa de esto estamos muy atrasados con respecto a donde deberíamos estar en el desarrollo del mensaje del tercer ángel”. Esta experiencia vino por el año 1860; en 1901, cuarenta años después de esto vino “el comienzo de la reforma educacional”.EEC 87.3

    La siguiente instrucción vino durante esta peregrinación en el desierto educacional:EEC 87.4

    “Debieran haberse tomado medidas, en las generaciones pasadas, para una obra educacional en mayor escala. Los colegios debieran haber tenido establecimientos agrícolas y fabriles, como también maestros de economía doméstica; y una parte del tiempo diario debiera haberse dedicado al trabajo, de modo que las facultades físicas y las mentales pudieran ejercitarse igualmente. Si las escuelas se hubiesen establecido de acuerdo con el plan que hemos mencionado, no habría ahora tantas mentes desequilibradas… Si en generaciones pasadas se hubieran dirigido sobre un plan completamente distinto, la juventud de esta generación no sería ahora tan depravada e inútil” (La educación cristiana, pp. 32, 20).EEC 87.5

    De las páginas de la Review and Herald recogemos que hubo considerable agitación sobre el tema educacional hasta la fundación del Battle Creek College en 1874. Por esta época muchos de los líderes comenzaron a comprender más plenamente los resultados del terrible error cometido al no seguir la instrucción dada en la década del cincuenta con respecto a la educación. Era aparente la necesidad de escuelas. El hermano A. Smith, escribiendo para la Review and Herald (vol. 40, No. 2), dijo:EEC 87.6

    “Cualquiera que conozca nuestras escuelas comunes, percibe que la influencia de sus asociaciones es terrible sobre la moral de nuestros niños… Yo no sé por qué las señoritas no pueden calificarse con un curso de estudio en Battle Creek para servir como maestras de escuelas seleccionadas en nuestras iglesias grandes”.EEC 88.1

    Esto contiene una sugerencia para establecer escuelas de iglesia.EEC 88.2

    Por ese tiempo se estableció una escuela de iglesia en Battle Creek. El maestro, que era el principal impulsor en esta empresa, era un reformador educacional¸ si la reforma que él defendía hubiera sido recibida favorablemente y practicada con inteligencia, los adventistas del séptimo día habrían salido mucho antes del desierto educacional. Las ideas sobre educación que tenía este hombre eran similares a las reformas enseñadas antes de 1844. Dios deseaba que cuando comenzara la obra educativa entre los adventistas del séptimo día fuera sobre una base por lo menos igual a la del movimiento de reforma educacional antes de 1844. Si aceptaban esta obra de reforma, los adventistas del séptimo día hubieran estado en una posición delante del mundo que correspondía a la que tenía la obra del sanatorio de los adventistas del séptimo día. El primer sanatorio adventista del séptimo día rápidamente se puso en línea con todas las ideas avanzadas enseñadas y practicadas antes de 1844. Y si una cosa por sobre otras distinguió a los adventistas del séptimo día ante el mundo, fueron sus principios de reforma pro salud y la obra del sanatorio. Tuvieron la misma oportunidad en el mundo educacional.EEC 88.3

    “La ostentación y la superficialidad en el trabajo son características de la educación en el tiempo presente. El Hno. __________ posee un amor innato por el orden y por el trabajo bien hecho, lo cual se ha convertido en hábito como resultado del adiestramiento y la disciplina de toda una vida. Por esto ha recibido la aprobación de Dios. Sus esfuerzos son de verdadero valor, porque no permite que sus alumnos sean superficiales. Sin embargo, en sus primeros esfuerzos por establecer una escuela, tuvo que hacer frente a una cantidad de obstáculos… Algunos de los padres olvidaron sostener la escuela, y los niños no respetaban al maestro porque vestía pobremente… El Señor aprobó el comportamiento general manifestado por el Hno. ________ al echar el cimiento de la escuela, que ahora está funcionando” (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 85).EEC 88.4

    Esta escuela se desarrolló hasta ser el Colegio de Battle Creek.EEC 88.5

    El Colegio de Battle Creek debió haberse establecido en el campo:—Los promotores del Colegio de Battle Creek recibieron la instrucción de establecer la escuela en un gran terreno en el campo donde se pudieran desarrollar diversas industrias, y hacer de la escuela una institución de adiestramiento manual¸ y administrarse de acuerdo con las ideas de la reforma educacional. La siguiente declaración, que aparece en el General Conference Bulletin, 1901¸ p. 217, fue hecha por el pastor Haskell con respecto a la fundación del Colegio de Battle Creek:EEC 89.1

    “Recuerdo el tiempo cuando el lugar actual fue elegido para ubicar el Colegio aquí en Battle Creek… La Hermana White, al hablar a la comisión de ubicación, dijo: ‘Pongan la escuela en algún lugar fuera de la ciudad densamente poblada, donde los estudiantes puedan trabajar la tierra”.EEC 89.2

    En el mismo General Conference Bulletin, páginas 115 y 116, está la siguiente declaración de la Sra. Elena G. de White respecto de la ubicación del Colegio de Battle Creek:EEC 89.3

    “Algunos pueden ser perturbados por la transferencia de la escuela de Battle Creek, pero no necesitan estarlo. Esta mudanza está de acuerdo con el designio de Dios por el cual se estableció la escuela, pero los hombres no podían ver cómo se podía hacer esto. Hubo tantos que dijeron que la escuela debe estar en Battle Creek. Ahora decimos que debe estar en otra parte. Lo mejor que puede hacerse es deshacerse de los edificios de la escuela aquí tan pronto como sea posible. Comiencen de inmediato a buscar un lugar donde se pueda dirigir la escuela siguiendo lineamientos correctos… Consigan una extensión grande de tierra, allí comiencen la obra que les rogué que iniciaran antes de que la escuela se estableciera aquí… Nuestras escuelas deberían ubicarse lejos de las ciudades, en grandes extensiones de tierra de modo que los estudiantes tengan la oportunidad de hacer trabajo manual”.EEC 89.4

    Por lo citado arriba, vemos que cuando se estableció el Colegio de Battle Creek no hubo suficiente fe y valor para edificar una institución educativa entre los adventistas en una granja como los reformadores educacionales antes de 1844 ubicaron sus escuelas. La causa de esta incapacidad para apreciar el sistema de educación que Dios pedía se debió al hecho de que los principales hombres de la denominación habían recibido su educación en escuelas que habían repudiado las ideas de reforma defendidas antes de 1844. La importancia del adiestramiento manual y reformas relacionadas no había impresionado sus mentes, como las mentes de los estudiantes en Oberlin habían sido estampadas durante su experiencia de reforma. Además, a los adventistas del séptimo día, unos cuantos años antes del establecimiento del primer colegio, les faltó la fe para obedecer a Dios en establecer escuelas sencillas sobre el plan correcto para educar a sus hijos que debían ser sacados de las escuelas públicas. Esos niños adventistas cuyos padres, por falta de fe, no los sacaron de las escuelas públicas, ahora estaban entre los dirigentes de la denominación. Su fe y valor en la reforma educacional eran débiles, y sus ojos estaban tan ciegos a la verdadera ciencia de la educación cristiana como lo fueron los ojos de sus padres que no les proveyeron a ellos escuelas cristianas. La idea se expresó así:EEC 89.5

    “Si los ministros y los maestros sintieran plenamente su responsabilidad, veríamos hoy un estado diferente de cosas en el mundo. Pero son demasiado estrechos en sus opiniones y propósitos. No se dan cuenta de la importancia de su obra ni de sus resultados” (Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 418).EEC 90.1

    Y así, por causa de la incredulidad, el primer colegio fue establecido donde Dios dijo que no debía serlo, y en lugar de los principios y métodos de educación cristiana de la reforma, se introdujeron los principios, los métodos, las costumbres, los estudios, y los ideales de los colegios de las denominaciones protestantes a su alrededor. Por lo tanto, en estas circunstancias, en esta institución, habían de ser preparados los futuros misioneros para la denominación, aquellos misioneros que debían evitar los errores en la preparación para el fuerte clamor que entramparon a los jóvenes de las denominaciones protestantes antes de 1844 cuando se acercaba el clamor de medianoche.EEC 90.2

    Resultados del fracaso:—Nuestro primer colegio pronto comenzó a dar una abundante cosecha de frutos de educación mundana, y el Señor indica claramente su evaluación de este fruto y del sistema que lo produjo, y algunos consejos sólidos en cuanto al mejor curso a seguir.EEC 90.3

    “Si la influencia mundana ha de reinar en nuestro colegio, entonces vendédselo a los mundanos y permitid que ellos asuman el control total; los que han invertido sus recursos en esa institución, establecerán otro colegio que se rija, no según el plan de las escuelas populares ni de acuerdo con los deseos del rector y los maestros, sino conforme al plan que Dios ha especificado… Nuestro colegio ocupa hoy una posición que Dios no aprueba” (Testimonios para la iglesia, t. 5, pp. 24-26).EEC 90.4

    No es nuestro propósito entrar en la historia del Colegio de Battle Creek. Hizo mucho bien, pero su ubicación y el sistema adoptado al principio hizo difícil llevar a cabo la reforma educacional cristiana. Sin embargo, en diferentes momentos, se hicieron fuertes esfuerzos para introducir reformas. La siguiente declaración habla en forma concisa de la historia entera del Colegio de Battle Creek:EEC 90.5

    “Aunque en muchos aspectos nuestras instituciones de enseñanza se han conformado al mundo, aunque paso a paso han avanzado hacia el mundo, son prisioneras de la esperanza… Dios las corregiría y las iluminaría, y las traería de nuevo a su recta posición que las distingue del mundo” (Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 150).EEC 91.1

    El Colegio de Battle Creek, en Battle Creek, como el Israel antiguo, se movió de un lado a otro entre el plan de Dios y el sistema educacional del mundo. Pero era “prisionera de esperanza” y, como ya lo dijo la Sra. White en el General Conference Bulletin de 1901, Dios lo trajo de vuelta a su posición correcta. En otras palabras, lo puso en el terreno donde dijo que debería haber sido fundado, y donde pudiera llevar adelante los principios de la educación cristiana.EEC 91.2

    Hemos visto que Dios envió instrucciones claras y positivas para guiar a los líderes adventistas del séptimo día en la ubicación y establecimiento de su primer colegio. Se nos ha dicho que esta instrucción no fue totalmente llevada a cabo. Su fe no fue lo suficientemente fuerte como para intentar éste y otros principios muy importantes y fundamentales de la educación cristiana, principios como el de hacer de la Biblia la base de todas las materias de enseñanza; el descarte de la literatura dañina; la eliminación de los cursos tradicionales y sus diplomas; el hacer de la fisiología la base de cada esfuerzo educativo; el adiestramiento manual; el trabajo agrícola; la reforma en los edificios, la dieta, etc.EEC 91.3

    Los adventistas del séptimo día se aferran a la educación papal:—Su fracaso en todas estas direcciones se debió a la misma experiencia que hizo que los reformadores ingleses dejaran de echar un fundamento para la obra educacional que hubiera calificado a un ejército de misioneros cristianos que dieran el mensaje del primer ángel. “No obstante haber renunciado al romanismo, los reformadores ingleses conservaron muchas de sus formas” (El conflicto de los siglos, p. 333). Hemos aprendido que aunque los reformadores ingleses se apartaron de las doctrinas papales, en gran medida por ignorar los resultados no vacilaron en adoptar en conjunto el sistema papal de educación. Pensaron que intercalar un poco de Biblia, y condimentar su enseñanza con algo de instrucción religiosa, constituía educación cristiana. Estaban equivocados. El fruto fue la larga historia de fracasos espirituales en este país. Como resultado de esta ignorancia, las iglesias protestantes fueron conducidas a una condición en que se parecían estrechamente al papado mismo y fueron llamadas Babilonia. Nuestros propios dirigentes adventistas del séptimo día abandonaron estas denominaciones protestantes así como los reformadores ingleses abandonaron las iglesias papales europeas. Se apartaron de las doctrinas papales sostenidas por las iglesias protestantes, así como hicieron los reformadores ingleses. Pero, al igual que los reformadores ingleses, llevaron consigo, de las denominaciones protestantes, un sistema educacional que era papal en espíritu. Los reformadores ingleses lucharon por años para frenar la corriente de apostasía. No entendieron la filosofía de su experiencia religiosa en declive. No obstante, los resultados al fin llegaron, terribles por cierto; quedaron moralmente arruinados y arrojados a un lado porque habían fallado en “ponerse en línea con la educación verdadera”. Fue una perspectiva hermosa totalmente destruida por las artimañas del archiengañador. Fue hecha posible por la ignorancia de los principios de la educación cristiana de parte de muchos hombres grandes y buenos.EEC 91.4

    En estos últimos días, Satanás engañará, si fuera posible, hasta los elegidos. ¿Hay alguna razón por la que no fuera a usar el mismo método que demostró ser tan efectivo en sus manos a través de las edades: en derribar la iglesia judía y la iglesia apostólica; en neutralizar, por medio de los jesuitas, la gran Reforma del siglo XVI; en distorsionar los esfuerzos de los reformadores ingleses que intentaron establecer en las costas de Norteamérica la iglesia para su lucha final?EEC 92.1

    Repasemos de nuevo el sistema actual de educación mundanal hasta llegar a su fuente. El plan educacional de nuestro primer colegio fue tomado prestado mayormente de los colegios religiosos populares de las denominaciones protestantes. Estas denominaciones recibieron su luz educacional de las instituciones educacionales más antiguas de este país tales como Harvard y Yale; Harvard y Yale, como hemos visto, tomaron prestado los suyos de Oxford y Cambridge; Oxford y Cambridge son hijas de la Universidad de Paris; la Universidad de Paris, presidida por papistas, era totalmente papal, y es la madre de las universidades europeas; ella tomó prestado su sistema educacional de la Roma pagana; la Roma pagana “recogió en sus brazos los elementos de las cultura griega y oriental”; las escuelas griegas obtuvieron su sabiduría e inspiración de Egipto.EEC 92.2

    “Los antiguos miraron a Egipto como una escuela de sabiduría. Grecia envió allá a sus filósofos y estadistas ilustres: Pitágoras y Platón, Licurgo y Solón, para completar sus estudios… De aquí que aun los griegos en los tiempos antiguos estaban acostumbrados a tomar prestada la política y el conocimiento de los egipcios” (A History of Education, pp. 32-34).EEC 92.3

    Por lo tanto, Egipto debe ser reconocido como la fuente de toda la sabiduría mundanal que es digna de estudiarse. Este sistema mundanal de educación de Egipto es ciertamente perdurable; o no hubiera llegado hasta nosotros a través de estas largas épocas. Es este mismo espíritu egipcio de la filosofía que ha hecho que la así llamada literatura clásica sea tan atrayente para los hombres de este mundo. Los estudiantes han mantenido viva en el mundo la sabiduría de Egipto, quienes en la escuela han estudiado su filosofía y obtenido su inspiración de los clásicos. Es extraño decirlo, el factor más poderoso para mantener viva esta educación egipcia ha sido la misma iglesia cristiana. Por diversas razones, en momentos diferentes, ella no solo ha permitido sino que ha estimulado a sus jóvenes a estudiar estos escritos. Una y otra vez, la iglesia ha sido engañada por esta sabiduría egipcia, como Eva fue engañada por el conocimiento el bien y del mal. Los cristianos han revestido esta sutil filosofía con un ropaje cristiano (¿reconocen al papado?) y la han esparcido ampliamente.EEC 92.4

    Esta filosofía egipcia arruinó toda iglesia hasta 1844, y se les dijo a los adventistas del séptimo día que “ahora como nunca antes necesitamos comprender la verdadera ciencia de la educación. Si no entendemos esto nunca tendremos un lugar en el reino de Dios”. Dios nos advierte en contra de esta filosofía egipcia en las palabras recién citadas. Esta misma filosofía, tan sutil, es la que Dios recuerda cuando advierte a la iglesia que “si es posible ‘él’ (Satanás) engañará hasta a los escogidos”. Nosotros los jóvenes adventistas deberíamos estudiar al hombre Moisés, quien “instruido en toda la sabiduría de los egipcios”, graduado de la institución educacional más elevada del mundo, y reconocido como un gigante intelectual, abandonó todas las cosas que la educación egipcia le habían hecho gozar, y entró en la escuela de preparación de Dios en el desierto.EEC 93.1

    “No fueron las enseñanzas de las escuelas de Egipto las que permitieron a Moisés triunfar sobre todos sus enemigos, sino una fe permanente, una fe invariable, una fe que no falló bajo las circunstancias más difíciles” (Fundamentals of Christian Education, pp. 345, 346).EEC 93.2

    Después de gastar cuarenta años en olvidar su educación mundana y obtener sabiduría de Dios, Moisés estaba calificado para ser la cabeza de la mayor escuela industrial alguna vez conocida. “¡Qué escuela artesanal era la del desierto!” (La educación, p. 37). En esta escuela, los alumnos demoraron otros cuarenta años para romper el yugo del sistema educacional egipcio, y comprender “la verdadera ciencia de la educación” de modo que pudieran tener un lugar en la tierra de Canaán.EEC 93.3

    Cristo llama los hombres a que se separen del sistema de educación egipcio:—Pero lo más importante para nosotros, jóvenes adventistas del séptimo día, es estudiar al gran Maestro, de quien se dice: “De Egipto llamé a mi hijo”. Tan completamente se llamó al Hijo de Dios que como niño nunca se le permitió asistir ni siquiera a las escuelas de iglesia judías, porque estaban muy saturadas con la educación mundana egipcia. Los niños adventistas del séptimo día tienen la misma posibilidad. Estudien al Maestro en la humilde escuela del hogar en Nazaret, en el taller y en la granja, en los montes y los valles. Él creció en sabiduría hasta que, a la edad de doce años, asombró a los líderes de la iglesia con el fruto de la educación cristiana.EEC 93.4

    “Noten las características de la obra de Cristo… Aunque sus seguidores eran pescadores, él no les aconsejó que primero fueran a la escuela de los rabíes antes de entrar en la obra” (Fundamentals of Christian Education, p. 359).EEC 94.1

    ¿Por qué? Porque las escuelas de los rabíes estaban llenas de la filosofía griega y egipcia que ciega los ojos a la verdad espiritual. Al maestro de una de estas escuelas Cristo le dijo: “Debes nacer de nuevo”.EEC 94.2

    Dios nos ruega que establezcamos escuelas para nuestros niños para que puedan obtener su sabiduría y comprensión aun en sus años tiernos. Los estudiantes adventistas del séptimo día deberían dar la espalda para siempre a este sistema de educación mundano —la sabiduría egipcia— que ha arruinado la perspectiva de cada iglesia cristiana hasta los adventistas del séptimo día. Y nosotros, individualmente, estamos en peligro de esta misma sabiduría egipcia.EEC 94.3

    “Me lleno de tristeza cuando pienso en nuestra condición como pueblo. El Señor no nos ha cerrado el cielo, pero nuestro propio comportamiento extraviado nos ha separado de Dios… Y sin embargo, la opinión general es que la iglesia está floreciente y rodeada de paz y prosperidad espiritual por todos sus contornos. La iglesia ha dejado de seguir a Cristo, su Guía, y con paso firme sigue su retiro hacia Egipto” (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 201).EEC 94.4

    Antes de 1844 el Espíritu de Dios envió mensajes a las denominaciones protestantes contándoles de su condición en un lenguaje muy similar al que acabo de citar. Dejaron de entenderlo, porque, como hemos visto, el sistema papal de educación, que inconscientemente introdujeron en sus escuelas de iglesia, había extinguido su visión espiritual, había ensordecido sus oídos a la palabra de Dios. No entendieron “la verdadera ciencia de la educación”; no “se pusieron en línea con la educación verdadera”; y fueron rechazados. El estudiante de historia de la educación sabe la fuerza de la declaración: “La iglesia… con paso firme sigue su retiro hacia Egipto”, porque este sistema de educación papal tiene sus raíces en el conocimiento y la filosofía de Egipto, lejos de la cual Dios siempre ha llamado a su antiguo pueblo. Al darse cuenta de los resultados que han sobrevenido a otros cuerpos cristianos, podríamos descorazonarnos al ver nuestra primera escuela siguiendo mayormente el modelo de los colegios de las iglesias populares, especialmente en vista del hecho de queEEC 94.5

    “las costumbres y prácticas de la escuela de Battle Creek salen a todas las iglesias, y los latidos de esa escuela se sienten por todo el cuerpo de creyentes” (Fundamentals of Christian Education, p. 223).EEC 95.1

    Pero tenemos la buena promesa de nuestro Dios.EEC 95.2

    “Nuestras instituciones educativas pueden volverse a la conformidad con el mundo. Paso a paso pueden avanzar hacia el mundo; pero son prisioneras de esperanza, y Dios las corregirá e iluminará, y las traerá de vuelta a su posición correcta de distinción del mundo. Estoy observando con intenso interés, esperando ver nuestras escuelas completamente saturadas con el espíritu de la religión verdadera y sin contaminación. Cuando los estudiantes estén así imbuidos, verán que hay una gran obra que debe hacerse en las líneas en las cuales trabajó Cristo, y el tiempo que han dado a los entretenimientos será abandonado para hacer obra misionera ferviente” (Ibíd., p. 290 [9 de ene de 1894]).EEC 95.3

    Los adventistas del séptimo día llamados a ser reformadores:—Cada leal adventista del séptimo día, percibiendo su paternidad en nuestras instituciones educacionales, y la esperanza extendida a ellas, procurará ayudar a poner en la posición recta a cada escuela que está fuera de armonía con el plan divino. Cada método usado en nuestras escuelas debería ser sometido a la prueba divina. “¡A la ley y al testimonio! Si no dicen conforme a esto, es porque no les ha amanecido”. Se debería descartar todo lo que no se demuestre genuino. En lugar de tratar livianamente con la situación, o de complacerse con críticas reaccionarias, como los hombres han tratado las reformas en lo pasado, especialmente aquellas reformas de 1834 a 1844, estudiemos con oración la siguiente instrucción:EEC 95.4

    “Nos toca ahora comenzar de nuevo. Las reformas deben emprenderse de todo corazón, alma y voluntad. Los errores pueden ser muy antiguos, pero los años no hacen del error verdad, ni de la verdad error. Se han seguido por demasiado tiempo los viejos hábitos y costumbres. El Señor quiere que maestros y alumnos desechen ahora toda idea falsa. No tenemos libertad para enseñar lo que coincida con la norma del mundo o la norma de la iglesia, sencillamente porque así se suele hacer. Las lecciones enseñadas por Cristo han de constituir la norma. Ha de tenerse estrictamente en cuenta lo que el Señor ha dicho con respecto a la enseñanza que se ha de impartir en nuestras escuelas; pues si en algunos respectos no existe una educación de carácter completamente diferente de la que se ha venido dando en algunas de nuestras escuelas, no necesitábamos haber gastado dinero en la compra de terrenos y la construcción de edificios escolares” (Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 147).EEC 95.5

    El Colegio de Battle Creek, modelo para otras escuelas:—Como el Colegio de Battle Creek fue la primera escuela entre nosotros, su ejemplo fue seguido prácticamente por todas las demás escuelas establecidas por la denominación. Modelaron sus escuelas siguiendo su curso de estudio; y en gran medida, siguieron su plan de ubicación y el diseño de sus edificios.EEC 96.1

    “Las costumbres y las prácticas de la escuela de Battle Creek van hacia todas las iglesias, y los latidos de esa escuela se sienten en todo el cuerpo de creyentes” (Fundamentals of Christian Education, p. 224).EEC 96.2

    Estos hechos deberían ayudarnos a entender mejor la declaración hecha cuando se decidió mudar el Colegio de Battle Creek, desde esa ciudad hasta una granja.EEC 96.3

    “Estamos agradecidos de que se está mostrando interés en la obra de establecer escuelas sobre un fundamento correcto, como deberían haberse establecido hace años” (General Conference Bulletin, 1901, p. 455).EEC 96.4

    La segunda escuela establecida entre los adventistas estuvo ubicada en Healdsburg, California. Los promotores de esta escuela hicieron un intento de seguir la instrucción del Señor en el asunto de la ubicación. Aunque Healdsburg no estaba ubicada en la ciudad como lo fue Battle Creek, no obstante, como Lot, los fundadores rogaron ir a una ciudad pequeña. El Colegio de Healdsburg se ubicó en la orilla de un pueblo pequeño. Aunque procuraron establecer la labor manual, su ubicación desafortunada, en un terreno muy pequeño, la retención de los cursos y títulos tradicionales, y la fuerte influencia ejercida por el Colegio de Battle Creek, pronto hicieron girar a Healdsburg a la conformidad con el mundo. Pero también se dijeron palabras de esperanza a éste:EEC 96.5

    “Paso a paso pueden estar avanzando hacia el mundo; pero son prisioneros de esperanza, y Dios los corregirá e iluminará, y los volverá a su posición recta de distinción del mundo” (Fundamentals of Christian Education, p. 290).EEC 96.6

    Más de un cuarto de siglo después de su establecimiento, el Colegio de Healdsburg fue mudado a un terreno grande cerca de Sta. Helena, California, y el colegio en su nueva ubicación tenía la posibilidad de comenzar su reforma educacional, como se dice que el Colegio de Battle Creek volvió a su posición recta cuando se restableció en el campo.EEC 96.7

    En Testimonios para la iglesia, t. 6, página 143 se le dijo a nuestro pueblo:EEC 96.8

    “Debieran establecerse escuelas, no tan afectadas o pedantes como las del Colegio de Battle Creek y College View, pero más sencillas y edificios menos ostentosos y con maestros que adopten el mismo plan de las escuelas de los profetas”.EEC 97.1

    Además, en el mismo tomo se nos dice: “Nos toca ahora comenzar de nuevo. Las reformas deben emprenderse de todo corazón, alma y voluntad (Ibíd., p. 147). Hemos visto la necesidad de que los Colegios de Battle Creek y de Healdsburg tuvieran que comenzar su obra de nuevo. Los maestros en estas escuelas ahora tienen una oportunidad de “adoptar los mismos planes que fueron seguidos en las escuelas de los profetas”, y entrar en las reformas educacionales “con todo el corazón, el alma y la voluntad”.EEC 97.2

    Cursos tradicionales:—Una de las reformas principales que exige el sistema papal de educación trata con el tema de los cursos y sus títulos, porque la caída moral de las iglesias protestantes puede atribuirse casi directamente a los cursos tradicionales ofrecidos en sus escuelas y los títulos acompañantes. Como regla, sus ministros fueron obligados a terminar un curso y obtener un grado, y esto a menudo afectaba su independencia en seguir la palabra de Dios; controlaba su individualidad y su originalidad. Se decía que los académicosEEC 97.3

    “eran una representación estereotipada de lo que el curso los hizo; si ellos (los graduados) levantaban a un colega de un pantano, nunca lo acercaban más al cielo que la escuela donde se habían educado… Están satisfechos con compartir el honor de repetir el disparate, verdadero o falso, que pasa por ser verdad, en la escuela o secta que los hizo lo que son” (Sketches of the Christian Life and Public Labors of William Miller, p. 16).EEC 97.4

    Los cristianos primitivos llevaron el evangelio rápida y efectivamente al mundo. En sus escuelas solo enseñaban aquellos temas que prepararían al estudiante para hacer la obra del Señor. Sus educadores eran considerados por el mundo como “extremistas extraños, singulares y excesivamente estrictos”. Estos educadores cristianos hacían todo para preparar al estudiante rápidamente para actuar como un buen soldado en la batalla. Los estudiantes no eran detenidos en la escuela para terminar un curso o aceptar un grado, una costumbre en boga en las escuelas mundanas. Más tarde, maestros pagano-cristianos medio convertidos introdujeron la idea de los cursos y títulos que desarrollaron una corporación educacional controlada por los líderes de la iglesia, y no se permitía que ninguno enseñara o predicara hasta que hubiera terminado un curso y recibido un grado.EEC 97.5

    Una de las objeciones más serias contra este plan es que cierra las mentes de los estudiantes a la verdad. Prácticamente toda reforma religiosa vino por medio de humildes laicos porque los líderes de la iglesia, por regla general, al obtener su educación habían llegado a ser conservadores. La tendencia conservadora es el resultado de pasar por un curso de estudio rígido y mecánico para obtener un grado. El estudiante es mantenido en una huella, en una máquina de caminar; se lo describe como que siempre camina y nunca llega a ninguna parte. En consecuencia, cuando a estos académicos se les presenta la verdad, especialmente si es llevada por un laico, no la miran con aprecio, ya que han llegado a considerarse como el canal regular por medio del cual debe llegar la luz al pueblo. La verdad de esta afirmación la muestran los hechos históricos. Motley, contando la experiencia de los reformadores en Holanda, escribe de este modo la restricción dada a los laicos por el sistema educacional papal:EEC 97.6

    “Prohibimos a todas las personas laicas a conversar o debatir lo concerniente a las Santas Escrituras, abiertamente o en secreto, especialmente sobre cualquier tema dudoso o difícil, o leer, enseñar o explicar las Escrituras, a menos que hayan estudiado teología debidamente y hayan sido aprobados por alguna universidad renombrada” John Lothrop Motley, The Rise of the Dutch Republic, p. 134 [en un volumen, ed. De 1863]).EEC 98.1

    Sin embargo, él añade que,EEC 98.2

    “para el inefable disgusto de los conservadores en la iglesia y el estado, hubo hombres con poca educación, totalmente desprovistos de hebreo, de condición humilde —sombrereros, curtidores, tintoreros, y similares— que comenzaron a predicar, recordando, tal vez sin razonarlo, que los primeros discípulos elegidos por el Fundador del cristianismo no todos fueron Doctores en Teología con diplomas de universidades renombradas” (Ibíd., p. 264).EEC 98.3

    El Señor ve que el curso rígido con sus títulos a menudo trae a la iglesia “muchos sabios según la carne… muchos poderosos… muchos nobles”, en lugar de formar dirigentes que perciban que “lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a lo fuerte… a fin de que nadie se jacte en su presencia”.EEC 98.4

    La mayoría de los académicos por 1844 rechazaron el mensaje del primer ángel porque no les vino en la forma regular.EEC 98.5

    “La circunstancia de ser predicado el mensaje mayormente por laicos, se presentaba como argumento desfavorable… Multitudes que confiaban implícitamente en sus pastores, se negaron a escuchar el aviso” (El conflicto de los siglos, p. 430).EEC 98.6

    Los adventistas del séptimo día serán probados en el mismo punto:—EEC 98.7

    “Cuando llegue el tiempo de hacerlo [dar el mensaje del tercer ángel] con el mayor poder, el Señor obrará por conducto de humildes instrumentos, dirigiendo el espíritu de los que se consagren a su servicio. Los obreros serán calificados más bien por la unción de su Espíritu que por la educación en institutos de enseñanza” (El conflicto de los siglos, p. 664).EEC 98.8

    Satanás trabajará con todo su poder de engaño para tener un grupo de hombres a la cabeza de la iglesia adventista del séptimo día en la época del fuerte clamor que considerarán la obra de instrumentos humildes dirigidos por el Espíritu de Dios, quienes no se graduaron de una institución literaria, con la misma desaprobación con que los líderes de las iglesias protestantes antes de 1844 consideraron esas irregularidades. Dios quiere miles de hombres preparados en nuestras escuelas, pero no quieren que ellos reciban tal preparación que su actitud hacia la verdad sea la misma que la de los académicos de otras denominaciones antes de 1844. La cuestión de la importancia más vital para nosotros adventistas del séptimo día es: ¿podemos obtener una educación liberal, práctica para la obra de Dios sin ser manchados en ese adiestramiento? Tiene que haber una salida.EEC 99.1

    Cuando el Colegio de Battle Creek estimulaba a los estudiantes a tomar cursos que llevan a títulos según el modelo de las escuelas mundanas, recibió la siguiente instrucción: “Los estudiantes mismos no pensarían en tal demora en entrar en la obra si no fueran impulsados por aquellos que supuestamente son sus pastores y guardianes”. Se describe este sistema así: “Este proceso es prolongado, añadiendo y añadiendo más tiempo, más materias”. El Señor expresó su desagrado en estas palabras:EEC 99.2

    “La preparación de los estudiantes ha sido manejada en base al mismo principio como el de las operaciones edilicias… Dios está llamando, y ha estado llamando durante años, a hacer una reforma en estas líneas… Mientras se gasta tanto para que unos pocos terminen cursos agotadores de estudio, hay muchos que están sedientos del conocimiento que podrían obtener en pocos meses; uno o dos años se considerarían una gran bendición. Denle a los estudiantes un comienzo, pero no sientan que es su deber mantenerlos año tras año. Es su deber sacarlos al campo de trabajo” (Fundamentals of Christian Education, pp. 337, 338).EEC 99.3

    “El estudiante no debería permitir que se lo ate a ningún curso específico de estudios que involucre largos períodos de tiempo, sino debería ser guidado en tales asuntos por el Espíritu de Dios… Quisiera advertir a los estudiantes que no avancen un solo paso en esta dirección, —ni siquiera siguiendo el consejo de sus instructores o de hombres en cargos de autoridad— a menos que primero hayan buscado a Dios individuamente, con sus corazones muy abiertos a la influencia del Espíritu Santo, y obtener su consejo con respecto al curso de estudios propuesto. Pongan a un lado todo deseo egoísta de distinguirse… Muchos de los estudiantes gradualmente han perdido de vista el motivo y la meta que los hizo entrar en la escuela, y una ambición no santa para asegurarse una educación elevada los ha llevado a sacrificar la verdad… Hay muchos que están amontonando demasiados estudios en un tiempo limitado… Yo les aconsejaría restricción en seguir aquellos métodos de educación en ponen en peligro el alma y anulan el propósito por el cual gastaron tiempo y dinero.EEC 99.4

    “La educación es una obra grandiosa de la vida… Después que un período de tiempo se ha dedicado al estudio, que ninguno le aconseje a los estudiantes a que entren de nuevo en un plan de estudios, sino más bien que lo aconsejen a entrar en la obra para la cual han estado estudiando. Que se les aconseje a poner en práctica las teorías que han obtenido… Aquellos que están dirigiendo la obra de educación están poniendo demasiada cantidad de estudio delante de aquellos que han venido a Battle Creek para prepararse para la obra del Maestro. Supusieron que era necesario que ellos vayan más profundamente en las líneas educacionales; y mientras siguen diversos cursos de estudios, año tras año de tiempo precioso se están desperdiciando” (Ibíd., pp. 347-352).EEC 100.1

    “Se ha mantenido delante de los alumnos el pensamiento de que el tiempo es corto, y que deben hacer una rápida preparación para hacer la obra que es esencial para este tiempo… Comprendan que no digo nada en estas palabras para despreciar la educación, sino para advertir a quienes están en peligro de llevar lo que es legítimo a extremos ilegítimos” (Ibíd., pp. 354, 357).EEC 100.2

    Los resultados de seguir este plan de educación es bien ilustrado por la experiencia del Colegio de Battle Creek cuando estaba trabajando arduamente para seguir los cursos tradicionales que llevan a títulos que sus maestros esperaban que fueran mirados con aprecio por el mundo. Las siguientes palabras muestran el peligro de recibir tal educación:EEC 100.3

    “El Espíritu Santo ha venido muchas veces a nuestras escuelas y no ha sido reconocido, sino que ha sido tratado como extraño”. “Vez tras vez el Mensajero celestial ha sido enviado a la escuela”. “El gran Maestro mismo estaba entre vosotros. ¿Cómo le honrasteis? ¿Era él un extraño para algunos de los educadores?” (Consejos para los Maestros, padres y alumnos, pp. 66, 356, 349).EEC 100.4

    Con vergüenza y tristeza somos impulsados a reconocer que nosotros, los maestros, estuvimos como muertos espiritualmente para el Maestro celestial, como estuvieron los académicos para el primer ángel antes de 1844. La mayor objeción planteada en contra de que el Espíritu Santo instruya a los maestros en cuanto a las formas correctas de conducir la escuela en la época, era que sería tomar a los estudiantes de sus estudios regulares y perturbar sus planes para terminar un curso y recibir un grado. Mucha instrucción fue enviada a la escuela sobre el tema de los cursos largos y rígidos, pero los maestros y los alumnos del Colegio de Battle Creek, en extenso grado, se apartaron de la instrucción del visitante celestial. Debemos recordar que el Colegio de Battle Creek no se estableció en el lugar que el Espíritu indicó. No siguió el modelo para su establecimiento; ni siquiera intentó introducir y practicar las reformas educacionales importantes reveladas por el Señor antes de 1844, sino se conformó en obtener sus ideas, vida e inspiración de los colegios de esas denominaciones religiosas que habían rechazado el mensaje del primer ángel.EEC 100.5

    Ya hemos leído que “las costumbres y prácticas de la escuela de Battle Creek salen hacia todas las iglesias, y los latidos de esa escuela se sienten por todo el cuerpo de creyentes”. Por lo tanto, debemos concluir que como todas las iglesias y creyentes estaban más o menos bajo la influencia del Colegio de Battle Creek en esa época, por lo menos una gran proporción de adventistas del séptimo día habría tratado al visitante celestial, si hubiera venido a ellos sugiriendo reformas, como los maestros y los alumnos del Colegio de Battle Creek lo trataron a él. Tal vez, podamos entender por qué Dios dice:EEC 101.1

    “El plan de las escuelas que debemos establecer en estos días finales de la obra es de un orden enteramente diferente de los que hemos establecido… Se me ha mostrado que en nuestra obra educacional no hemos de seguir los métodos que han sido adoptados en nuestras escuelas establecidas anteriormente. Entre nosotros, hay demasiado aferrarse a costumbres antiguas, y por causa de esto, estamos muy atrás de donde deberíamos estar en el desarrollo del mensaje del tercer ángel” (“The Madison School”, p. 29).EEC 101.2

    Los fundadores del Colegio de Battle Creek cometieron su error al no seguir el plan que Dios les dio, sino siguieron el modelo de las escuelas del mundo que los rodeaba. En estos últimos días vendrá su prueba. Ustedes no han de seguir el modelo para sus escuelas según las escuelas adventistas del séptimo día establecidas anteriormente, sino han de seguir el modelo divino. Si dejamos de entender este plan divino, no tendremos lugar en el fuerte pregón.EEC 101.3

    Se requiere una reforma:—Los maestros de Battle Creek en ese tiempo recibieron este aviso:EEC 101.4

    “Una sucesión de lluvias del Agua de Vida ha descendido sobre ustedes en Battle Creek… Cada lluvia era un infusión consagrada de influencia divina; pero no la reconocieron como tal, en lugar de beber copiosamente de las corrientes de salvación tan libremente ofrecidas por medio de la influencia del Espíritu Santo, se volvieron a las cloacas comunes, y trataron de satisfacer la sed de su alma con las aguas contaminadas de la ciencia humana. El resultado ha sido corazones resecos en la escuela y en la iglesia… Pero espero que los maestros no hayan pasado la línea en la que son entregados a la dureza de corazón y ceguera de la mente. Si son visitados de nuevo por el Espíritu Santo, espero que no llamarán a la justicia pecado, y al pecado, justicia. Hay necesidad de conversiones de corazón entre los maestros. Se requiere un cambio genuino de pensamientos y métodos de enseñanza para ponerlos donde tengan una relación personal con un Salvador viviente… Dios se acercará a los estudiantes porque ellos son desviados por los educadores en quienes ponen su confianza” (Fundamentals of Christian Education, pp. 434, 435).EEC 101.5

    La instrucción que vino a Battle Creek por años muestra que, durante todos esos años, la institución estuvo perturbada acerca de importantes principios de educación cristiana. Nació con ideas falsas de educación en su constitución, y no se dio cuenta de la causa de su debilidad. Bebió de corrientes más o menos contaminadas con sabiduría mundanal, pero no conoció su peligro. Era portadora de gérmenes educacionales, y falló también en darse cuenta de eso. Los testimonios directos enviados a la institución deben convencer a cualquier creyente en los testimonios, que el Colegio de Battle Creek tenía gran necesidad de reforma educacional.EEC 102.1

    El Colegio de Battle Creek hizo reformas radicales no mucho después que le enviaron este mensaje. Abandonó los cursos regulares de grado, y al mismo tiempo enriqueció el currículo con una cantidad de materias muy prácticas para el misionero adventista del séptimo día, y se consideraba fundamental “la libertad en la elección de los estudios” (Education in the United States, p. 197). Cada estudiante, con la ayuda de los maestros, elegía aquellos estudios que consideraban más esenciales para la obra de su vida. La fortaleza de los docentes se hacía sentir fuertemente sobre esas materias que habían sido descuidadas y por las cuales Dios había estado llamando por años. Cuando la escuela se separó de los cursos y títulos estereotipados, se encontró mucho más capaz de seguir la instrucción enviada por el Señor, y el resultado fue que en poco tiempo el Colegio de Battle Creek estuvo plantado en una hermosa granja. Se le dio la oportunidad de ponerse de pie, y entonces vino esta declaración sumamente notable: “Es el comienzo de la reforma educacional”. “Ninguna institución educativa puede ponerse en oposición a los errores y corrupciones de esta época degenerada sin recibir amenazas e insultos, pero el tiempo pondrá a tal institución sobre una plataforma elevada” (General Conference Bulletin, 1901, p. 454).EEC 102.2

    Este tema ha sido tratado en forma tan completa, porque algunos de ustedes, estudiantes, cuestionan el por qué no disponemos los estudios en cursos que conducen a títulos. Ustedes debieran saber dónde están parados, y por qué están allí, y debieran preguntar: “¿Estoy siguiendo el plan establecido por el Colegio de Battle Creek, que afectó seriamente a cada iglesia en la denominación, o estoy siguiendo ese otro plan del que el Señor dijo, ‘Es el comienzo de una reforma educacional’?”EEC 103.1

    Los títulos y adónde conducen:—Los títulos se han mencionado indirectamente, porque son la recompensa de los cursos tradicionales. Si no fuera por los títulos, sería imposible mantener a la mayoría de los estudiantes en un curso prescrito. Sin embargo, el elemento más peligroso en el otorgamiento de títulos no parece que lo comprenden los educadores cristianos que se aferran a la costumbre. Un grado es una señal o sello de autoridad. En la iglesia cristiana, “el otorgamiento de títulos fue originado por un papa” como una señal de su autoridad sobre el sistema educativo. Hoy los títulos son conferidos por el Estado, y el Estado no tiene derecho de poner su sello en la obra de una institución a menos que pueda aprobar el sistema de educación ofrecido por esa escuela. El grado es una señal de su aprobación. Cualquier escuela adventista del séptimo día que confiera títulos, por ello invita la inspección del Estado, y debe aceptar las normas del mundo y ponerse en conformidad con el sistema mundanal de educación. Pretendiendo conducir escuelas cristianas, sin embargo, buscamos enseñar de tal modo que pueda satisfacer el sistema mundano. Con el tiempo, el Estado demandará una conformidad absoluta a su sistema, o rehusará otorgar títulos. Si estamos edificando nuestra obra de tal manera que animemos a los alumnos a procurar títulos, hay un gran peligro de que comprometamos la verdadera ciencia de la educación a fin de retener el sello o marca del Estado. Los adventistas del séptimo día no ignoramos el eco de que aún hoy el papado tiene el control prácticamente de toda educación, y en breve tiempo esto será abiertamente reconocido. Entonces la inspección de nuestras escuelas que confieren títulos será hecha directamente por el papado, y un grado, si se confiere vendrá directamente de esa organización. Será un sello o una marca de la bestia. Otros protestantes fallaron aquí. ¿Qué haremos nosotros, los estudiantes adventistas del séptimo día? Un educador resumió todo el tema de los títulos como sigue:EEC 103.2

    “Desde la primera introducción en la escuela, el tomar su grado final, maestros, padres, y amigos que ayudan en las finanzas, conspiran en sus esfuerzos para estimular al muchacho a seguir delante de los otros. Los hombres visten los títulos como las mujeres usan finos sombreros, joyas en su cabello, anillos en sus orejas y en sus dedos, y alegres cintas que flotan en la brisa. Considere, por ejemplo, el valor ornamental de un A. M., M. S., Ph. D., o el valor social de combinaciones tan tremendamente decorativas como las que gozó el Sr. James Brown, A. M., Ph. D., LL. D., D. D. Cada uno de estos títulos cuesta tanto como un diamante de un tamaño moderado, o una perla grande (no la Perla de gran precio), y se usa por prácticamente la misma razón. No indica necesariamente nada. John Smith, el sastre; James Brown, el herrero; el Sr. Jones, topógrafo, son ejemplos de títulos, que producen en la mente algo más que el mero efecto decorativo. Estos indican el oficio o profesión con la cual el hombre se gana la vida”.EEC 103.3

    Por cuanto el grado sencillamente pone a su poseedor en una posición que lo distingue de aquellos que no lo tienen, y no es una indicación de poder para hacer, los hombres mundanos que construyen una aristocracia educacional sienten que es necesario, para protegerse a sí mismos, limitar el poder de conferir títulos. Ellos dicen: “Debiera haber una legislación que regula el otorgamiento de títulos académicos”. El siguiente extracto de un informe firmado por una cantidad de presidentes de universidades renombradas, aparece en las columnas de la Educational Review:EEC 104.1

    “El poder de conferir títulos no se otorgará a cualquier institución que tenga requisitos de admisión y de graduación menores que la norma mínima establecida por la comisión¸ a cualquier institución cuya dotación productiva no sea igual a por lo menos $100.000,00. La ley es admirable, y debiera ser adoptada por cada estado de la unión a fin de que la educación ilegal siga el camino de los bancos ilegales” (Nicholas Murray Butler, Educational Review, 1891, t. 16, p. 103).EEC 104.2

    Ustedes estarán interesados en la siguiente declaración contenida en una carta, escrita por el Secretario de Educación de la denominación adventista del séptimo día, en 1896, con respecto a una entrevista con la Sra. Elena G. de White sobre este tema:EEC 104.3

    “Le expliqué la importancia de los títulos y el significado que se le atribuye, y el curso general de estudios que representa a los ojos de otros educadores, y su idea pareció ser que no hay necesidad de que prestemos atención a estas cosas; que lo que deseamos hacer es educar para ser útiles aquí y en el reino eterno futuro; y que la cuestión con nuestro pueblo no es si un joven tiene un título, sino si tiene una preparación apropiada de modo que pueda ser una bendición para otros en esta obra… Yo quisiera sentirme perfectamente libre para arreglar la obra así como pensé que sería mejor para los jóvenes y para la obra, sin estar atado por la idea de que debe mantenerse un curso de estudio de modo que pueda conferirse títulos en forma consistente”.EEC 104.4

    El objeto de nuestras escuelas debería ser preparar a los estudiantes para llevar el mensaje de la segunda venida de Cristo a todo el mundo, y a prepararlos con prontitud.EEC 105.1

    “Su obra no ha de esperar mientras sus siervos realizan preparaciones maravillosamente elaboradas como las que nuestras escuelas tienen planes de dar” (Fundamentals of Christian Education, p. 346).EEC 105.2

    Esperemos que los adventistas del séptimo día puedan evitar esas trampas en las que cayeron las denominaciones protestantes antes de 1844.EEC 105.3

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