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En los Lugares Celestiales - Contents
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    Gozo eterno, 30 de diciembre

    Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos. Apocalipsis 7:9.ELC 373.1

    Todas las clases, todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas estarán ante el trono de Dios y del Cordero con sus vestidos inmaculados y sus coronas adornadas con piedras preciosas. Dijo el ángel: Estos son los que han venido de grande tribulación, y han lavado sus ropas y las han emblanquecido, mientras los amadores de los placeres más que de Dios, los sensuales y desobedientes han perdido ambos mundos. No tienen las cosas de esta vida ni la vida inmortal.ELC 373.2

    Aquella multitud triunfante, con cantos de victoria, coronas y arpas, ha pasado por el horno ígneo de la aflicción terrena cuando aquél estaba caldeado y ardía intensamente. Vienen de la miseria, del hambre y la tortura, de la abnegación profunda y los amargos desengaños. Miradlos ahora como vencedores, no ya pobres, ni apenados, ni afligidos y odiados de todos por causa de Cristo. Contemplad sus atavíos celestiales, blancos y resplandecientes, más preciosos que cualquier vestido real. Mirad por fe sus coronas adornadas con piedras preciosas; nunca una diadema semejante engalanó la frente de ningún monarca terreno.ELC 373.3

    Escuchad sus voces cuando cantan potentes hosanas mientras agitan las palmas de la victoria. Una música hermosa llena el cielo cuando sus voces entonan estas palabras: “Digno, digno es el Cordero que fue inmolado y resucitó para siempre. Salvación a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero”. Y la hueste angélica, ángeles y arcángeles, querubines cubridores y gloriosos serafines repiten el estribillo de aquel canto gozoso y triunfal diciendo: “Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos”. Apocalipsis 7:12.—Carta 71, 1878.ELC 373.4

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