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Cada Día con Dios - Contents
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    Vida sana, 25 de junio

    ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. 1 Corintios 6:19, 20.CDCD 183.1

    Los primeros predicadores del Evangelio fueron enviados para dar este mensaje: “El reino de los cielos se ha acercado”. Mateo 10:7. Este es el mensaje que debemos dar hoy. Tenemos que recordar que la obra de alcanzar a las almas no se puede reducir a un solo método. La obra evangélica médico misionera debe recibir promoción, no de acuerdo con las indicaciones de un solo hombre, sino de acuerdo con las de Cristo. Todo lo que se haga debe llevar el sello del Espíritu Santo. Debemos trabajar como Cristo, de acuerdo con las mismas ideas prácticas. Entonces estaremos seguros.CDCD 183.2

    La comisión divina no necesita reformas. El método que usó Cristo para presentar la verdad no se puede mejorar. El obrero que trata de introducir diversos procedimientos con el fin de atraer a los de mentalidad mundana, suponiendo que de ese modo va a evitar las objeciones que ellos puedan presentar para aceptar la cruz, debilita su influencia. Preservemos la sencillez de la piedad. La bendición del Señor no descansa sobre el ministro cuyos discursos llevan la marca de la mundanalidad. En cambio, bendice las palabras del que alberga la sencillez de la verdadera justicia.CDCD 183.3

    Nuestra obra debe ser práctica. Debemos recordar que los hombres tienen un cuerpo y un alma que salvar. Nuestra tarea abarca mucho más que ponernos de pie delante de la gente para predicarle. Tenemos que atender las debilidades físicas de los que se ponen en contacto con nosotros. Debemos presentarles los principios de la reforma sanitaria e impresionar a nuestros oyentes con el pensamiento de que tienen que hacer su parte para conservar la buena salud.CDCD 183.4

    Se debe preservar la salud del cuerpo para que el alma también se mantenga sana. La condición del cuerpo afecta a la del alma. Quien desee tener fortaleza física y espiritual, debe educar su apetito en forma correcta. Debe tener cuidado de no recargar el alma al exigir demasiado a las facultades físicas y espirituales. La fiel adhesión a los principios rectos referentes a la alimentación, la bebida y la indumentaria, es un deber que Dios ha impuesto a los seres humanos.—Carta 123, del 25 de junio de 1903, dirigida a Edson y Emma White.CDCD 183.5

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