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Cada Día con Dios - Contents
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    El cielo está de mi parte, 20 de enero

    La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz. Mateo 6:22.CDCD 26.1

    La tarea que desempeña hoy Satanás es la de engañador y acusador. El Señor declara que acusa a los hermanos de día y de noche. Debido a su experiencia, se ha puesto muy diestro en su oficio de criticar, y preparará a todo hombre que pueda usar para que se le una en su tarea. Está engañando a muchos que avanzan a ciegas por los senderes que él mismo traza.CDCD 26.2

    El poder central de la tierra le pertenece a un demonio. Su trono está en medio del mundo, donde tendría que haber estado el trono de Dios. Recibe el apoyo de la iglesia que se ha amoldado al mundo, y que está transgrediendo la santa ley de Dios.CDCD 26.3

    Cristo se dio a sí mismo para rescatar al hombre del poder del destructor. Al convertirse en el portador del pecado, quebrantó el poder de Satanás. Dice: “Llegaré a ser el Centro del mundo redimido”...CDCD 26.4

    “Pondré en actividad todo santo instrumento -dice Dios-, para que se oponga al ejército del enemigo invisible; para destruir su poder. El eterno poder del Espíritu Santo rescatará al hombre de los efectos del pecado, y restaurará en él la imagen de Dios”...CDCD 26.5

    El Señor no permitirá que su tesoro humano, ganado por Cristo, la Cabeza, se pase a las filas del enemigo, sin hacer todos los esfuerzos posibles en su favor. La única esperanza de los redimidos consiste en cumplir los mandamientos de Dios. Este es el Evangelio que ha resonado a través de los siglos hasta llegar a nuestros días.CDCD 26.6

    A todos Cristo nos hace llegar la invitación: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil y ligera mi carga”. Mateo 11:28-30. Por mucho tiempo esta invitación, venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, ha resonado en claros tonos en medio de un mundo confundido y lleno de problemas. Dios no dejará que el hombre siga sus propios caminos y haga su propia voluntad, para que se pierda, sin hacer un esfuerzo definido para recuperarlo. El propósito del ministerio de Cristo, el ámbito de su misericordia y su poder, no tienen límites.—Carta 78, del 20 de enero de 1900, dirigida al Hno. Haysmer y Sra.CDCD 26.7

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