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Cada Día con Dios - Contents
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    Sal espiritual, 11 de julio

    Vosotros sois la sal de la tierra. Mateo 5:13.CDCD 199.1

    Dios requiere de todos los que pretenden creer en la Biblia, la norma del carácter cristiano, que apliquen la semejanza a Cristo en todo su servicio, de manera que ni una sola partícula de sal pierda su cualidad preservadora. Siempre se debe conservar la semejanza a Cristo. La mente y el corazón se deben purificar de todo pecado, de toda falta de semejanza a Cristo.CDCD 199.2

    Dios tiene deberes para todo aquel que está a su servicio, para todo miembro de iglesia. Su pueblo debe poner el poder de la ley por encima del juicio humano. Debe reafirmar la ley al poner todo su ser, cuerpo, alma y espíritu, en armonía con ella.CDCD 199.3

    Dios abrirá el camino para que sus súbditos lleven a cabo actos abnegados en toda su relación con su prójimo, y en todas sus transacciones comerciales con el mundo. Mediante sus actos de bondad y amor han de manifestar que se oponen a la codicia y al egoísmo, y que representan el reino de los cielos en nuestro mundo. Mediante la abnegación, al sacrificar las ganancias que podrían obtener, evitarán el pecado, para que de acuerdo con las leyes del reino de Dios puedan representar la verdad en toda su belleza.CDCD 199.4

    Pero si nuestras palabras y nuestros actos no reflejan la semejanza de Cristo, si el espíritu que albergamos no es servicial, si conservamos los antiguos y desagradables rasgos de carácter, y calculamos para sacar la mayor ventaja posible de una transacción comercial, en perjuicio de alguien; si, sin preocuparnos de que nuestro deber consiste en ayudarnos mutuamente, no nos importa si malogramos o destruimos las perspectivas de un hermano, somos como la sal que ha perdido su sabor: No es buena para nada, sólo sirve para ser pisoteada pues carece de valor. Podremos obtener alguna ventaja para nosotros mismos, pero, ¿de qué le hemos servido al mundo?CDCD 199.5

    ¿Cómo podemos conservar las cualidades de carácter que nos hagan semejantes a la sal que no ha perdido su sabor? ¿Cómo podemos ejercer una influencia salvadora? Si obedecemos al pie de la letra en cada actividad de la vida los claros mandamientos de Dios; si somos bondadosos, benévolos y generosos; si vemos las necesidades de la causa de Dios y tratamos de satisfacerlas; si llevamos a cabo la obra que hay que hacer para presentar la verdad tal como es en Jesús.—Carta 79, del 11 de julio de 1901, dirigida a A. G. Daniells, recientemente elegido presidente de la Asociación General.CDCD 199.6

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