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Cada Día con Dios - Contents
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    Un anticipo del cielo, 20 de noviembre

    Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Apocalipsis 21:5.CDCD 331.1

    En la reunión de esta mañana, al escuchar los testimonios que se dieron aquí, mientras se cantaba el último himno, me olvidé de mí misma. Mi mente se dirigió a la otra orilla, al momento cuando se celebre una gran reunión en la ciudad de Dios alrededor del gran trono blanco, y los redimidos entonen himnos de triunfo, victoria y alabanza a Dios y al Cordero. En ese momento mismo, ese pensamiento produjo en mí un sentimiento tan solemne y tan dulce, que conmovió mi corazón y no pude evitar las lágrimas. ¡Oh, cuán felices seremos cuando nos reunamos junto al trono, revestidos de las túnicas blancas de la justicia de Cristo! No habrá más pesar ni separación, sino que moraremos en paz, felicidad y gloria por las edades sin fin de la eternidad. ¡Qué grupo de gente feliz seremos!CDCD 331.2

    Consideremos ahora que tenemos los mismos privilegios aquí. Cuando tomamos en cuenta el infinito sacrificio que hizo nuestro Salvador para que pudiéramos llegar a ser hijos de Dios y miembros de la familia real, cuando pensamos en esa exaltación, cuando meditamos en que todos estos privilegios serán nuestros y pueden ser nuestros cada día, que podemos disponer de las prerrogativas que les corresponden a los hijos e hijas de Dios, ¿cómo puede quejarse alguien? ¿Cómo puede alguien murmurar? ¿Cómo pueden hallarse esas cosas en nuestro corazón?CDCD 331.3

    Debiéramos ser la gente más agradecida de la tierra. Nuestra felicidad depende de nuestra fe y nuestra confianza en Dios. Y además, cuando pensamos en la esperanza y la fe que tenemos, que se proyectan hasta el mundo venidero; cuando meditamos en el hecho de que perdurarán por las edades sin fin de la eternidad, quisiera saber cómo nos sentimos con respecto a las súplicas que se han presentado esta noche... Tengo la impresión de que ha llegado el momento cuando Dios suscitará hombres que emprendan esta tarea.CDCD 331.4

    Si hay algo que yo puedo hacer en favor de esta obra, lo haré. Hay muchos que están dispuestos a dar su dinero, pero no a entregarse a sí mismos. ¿Por qué no encontramos más personas dispuestas a consagrarse a esta obra?—Manuscrito 5, del 20 de noviembre de 1883, “Sermón pronunciado por la Hna. White en la última reunión matutina del Congreso de la Asociación General celebrado en Battle Creek, Míchigan, en esa fecha”.CDCD 331.5

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