Loading...
Larger font
Smaller font
Copy
Print
Contents
Cada Día con Dios - Contents
  • Results
  • Related
  • Featured
No results found for: "".
  • Weighted Relevancy
  • Content Sequence
  • Relevancy
  • Earliest First
  • Latest First
    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents

    La gracia divina es nuestra mayor necesidad, 25 de septiembre

    Pues si anunció el evangelio, no tengo por qué gloriarme. 1 Corintios 9:16.CDCD 275.1

    La conversión genuina nos pone cada día en comunión con Dios. Habrá tentaciones que enfrentar y una fuerte tendencia a apartarnos de Dios para sumirnos en nuestra antigua indiferencia y en un pecaminoso olvido del Señor. No hay corazón humano que pueda permanecer fuerte desprovisto de la gracia divina. Nadie podrá seguir siendo convertido a menos que se cuide y que el Maestro lo cuide. A menos que el corazón se aferre firmemente de Dios, y Dios se aferre firmemente de él, asumirá confianza propia y se exaltará, y ciertamente tropezará y caerá. El poder de Dios recibido por fe era la confianza de Pablo. “Ya no vivo yo -declaró con humildad-, mas vive Cristo en mí”. Gálatas 2:20. “Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”. 1 Corintios 9:26, 27.CDCD 275.2

    Pablo tenía constantemente el temor de que sus malas inclinaciones lograran la supremacía. Por eso estaba continuamente combatiendo y resistiendo firmemente los apetitos y pasiones que trataban de manifestarse. Si el gran apóstol temblaba al considerar sus debilidades, ¿con qué razón nos vamos a sentir nosotros confiados y dispuestos a vanagloriarnos?...CDCD 275.3

    Nuestra única defensa segura contra los pecados que nos asedian es la oración, la oración de cada día y de cada hora. No debemos estar un día llenos de celo para sumirnos el siguiente en la negligencia, sino como resultado de la vigilancia y el fervor debemos revitalizarnos gracias a nuestra comunión con Dios. La oración es necesaria, y no debiéramos esperar que se manifiesten los sentimientos sino orar, fervorosamente, ya sea que sintamos algo o que no sintamos nada. El cielo está abierto para recibir nuestras oraciones. La oración es el canal que conduce hasta el trono de Dios nuestra gratitud y los ardientes deseos de nuestra alma por recibir la bendición divina, y que nos llega en retribución como la lluvia refrescante de la gracia divina. Muchos permiten que este canal se obstruya, de manera que se interrumpa la conexión con el cielo... ¡Oh, cuánto deseo que dediquemos más tiempo a permanecer sobre nuestras rodillas, y menos a planificar por nosotros mismos y a pensar que podemos hacer grandes cosas.—Carta 52, del 25 de septiembre de 1874, dirigida a Edson y Emma White.CDCD 275.4

    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents