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    Salud

    Apoyo para la reforma pro salud—“Colóquense los maestros y dirigentes de nuestra obra firmemente sobre el terreno bíblico en lo que se refiere a la reforma pro salud, y den un testimonio definido a los que creen que vivimos en los últimos tiempos de la historia de este mundo. Debe haber una línea de separación entre los que sirven a Dios y los que se complacen a sí mismos.LC 23.1

    “Se me ha mostrado que los principios que nos fueron dados en los primeros días de este mensaje no han perdido su importancia y debemos tenerlos en cuenta tan concienzudamente como entonces. Hay algunos que jamás han seguido la luz dada en cuanto al régimen [pro salud]. Ya es tiempo de sacar la luz de debajo del almud para que resplandezca con toda su fuerza”.—Joyas de los Testimonios 3:358, 359.LC 23.2

    A un presidente de Asociación—“Si somos creyentes en Jesucristo, deberíamos tratar de saber cómo se puede mantener la mente despejada y activa, de manera que no se pierda ni un tilde de nuestra influencia. Deberíamos tratar de ser colaboradores de Dios mediante la conservación del organismo en tal condición que pueda prestar un servicio perfecto. Es mal negocio, ciertamente, maltratar el aparato digestivo, del cual depende en tan amplia medida la felicidad de todo el ser. Cuando el estómago anda mal, la mente también anda mal, y la energía nerviosa del cerebro se debilita. Por lo tanto, es deber religioso de toda persona aprender la ciencia del sano vivir, tener presente el asunto del régimen alimentarlo y tratar concienzudamente la cuestión”. Carta 218, 1908, (16 de julio de 1908).LC 23.3

    Los que se oponen a la reforma pro salud—“Algunos profesos cristianos aceptan ciertas porciones de los Testimonios como un mensaje de Dios, pero rechazan las que condenan sus costumbres favoritas. Tales personas trabajan para su mengua y la de la iglesia. Es de todo punto esencial que andemos en la luz mientras la tenemos. Los que diciendo creer en la reforma pro salud, niegan sus principios en la vida diaria, causan perjuicio a su ser y producen una impresión desfavorable en la mente de los creyentes y de los no creyentes”.—Joyas de los Testimonios 3:355.LC 23.4

    A los obreros en general—“No crean, sin embargo, que es vuestro deber vivir con un régimen alimentario insuficiente. Aprendan por ustedes mismos lo que deben comer, qué clase de alimentos nutren mejor el cuerpo, y luego sigan los dictados de la razón y de la conciencia. A la hora de comer, desechen la congoja y las preocupaciones. No estén apresurados, sino coman lentamente y con alegría, con el corazón lleno de gratitud hacia Dios por todas sus bendiciones. Y no se dediquen a la labor cerebral inmediatamente después de una comida. Hagan una moderada cantidad de ejercicio, y den un poco de tiempo al estómago para empezar su trabajo.LC 23.5

    “Éstos no son asuntos de poca importancia. Debemos dedicarles atención si se ha de dar sano vigor y el debido tono a las diversas modalidades de la obra. El carácter y la eficacia de la obra dependen en gran parte de la condición física de los obreros. Muchas reuniones de junta y otras reuniones de consejo han asumido un tono lamentable por causa del estado dispéptico de los que estaban reunidos. Y más de un sermón recibió un matiz sombrío por la indigestión del predicador...LC 24.1

    “Nuestros obreros deben hacer uso de su conocimiento de las leyes de la vida y la salud. Lean lo escrito por los mejores autores acerca del asunto, y obedezcan religiosamente lo que vuestra razón les dice que es la verdad”.—Consejos sobre la Salud, 567, 568.LC 24.2

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