No criticar
Los que critican a otros—“Los que ocupan posiciones de responsabilidad y tienen menos escrúpulos de conciencia con respecto a su propio curso de acción, son los que más celosamente vigilan para descubrir los errores de otros. El cargo no hace al hombre. Sólo mediante una conexión viva con Dios es implantado e. Espíritu Santo en el corazón. Los que tienen esta conexión son fieles y leales, y no traicionarán la confianza sagrada”. Carta 77, 1898, p. 4, (26 de agosto de 1898, a los esposos Waggoner).LC 85.1
Sembrando semillas de dudas e incredulidad—“En el pasado hubo quienes ejercieron sus capacidades y poderes haciendo una obra, con la ayuda del Espíritu Santo, lo que los constituyó en obreros juntamente con Dios. Pero también hubo quienes criticaron su obra, y rechazaron el mensaje que llevaban. Lo mismo sucede hoy. Hay personas en posiciones de responsabilidad que, por medio de sus palabras y acciones, siembran semillas de duda e incredulidad. A estas semillas el Señor las llama cizaña; y los que las siembran están bajo la dirección de ángeles malignos. Trabajan en forma abierta y secreta, tratando de contrarrestar la obra que Dios ha señalado a sus agentes divinos realicen a través de instrumentos humanos. Todos los que hacen esta obra están observando con una mirada defectuosa y pervertida. Su imaginación está inspirada por agencias satánicas, y ven muchas cosas bajo una luz falsa. A menos que se arrepientan, pronto les pesará como a Esaú: no encontrarán lugar para el arrepentimiento, aunque lo busquen con afán y lágrimas”. Carta 87, 1896, 6, (25 de agosto de 1896, a O. A Olsen).LC 85.2
El ridículo degrada a la persona—“La cavilación, el ridículo y la tergiversación son cosas que se pueden practicar sólo a expensas de rebajar sus propias vidas. El uso de tales armas no les reporta preciosas victorias, sino que vulgarizan la mente y separan al espíritu de Dios. Las cosas sagradas son degradadas hasta el nivel de las comunes, y se crea una situación que complace al príncipe de las tinieblas, y agravia y aleja al Espíritu de Dios.LC 85.3
“La cavilación y la crítica dejan al ser tan desprovisto del rocío de la gracia como estaban desprovistas de lluvia las colinas de Gilboa. No se puede tener confianza en el juicio de los que se dedican a ridiculizar y a tergiversar. No se puede dar peso a sus consejos y resoluciones. Ustedes deben llevar las credenciales divinas antes de hacer movimientos decisivos para moldear los procedimientos de la causa de Dios”.—Notas Biográficas de Elena G. de White, 356.LC 85.4
La crítica invita a la crítica—“La obra de juzgar a su hermano no ha sido encomendada a ningún hombre: ‘No juzguéis’, dice el Salvador, ‘para que no seáis juzgados, porque... con la medida con que medís, os será medido’. Mateo 7:1, 2. Quien toma sobre sí el trabajo de juzgar y criticar a otros, se expone a sí mismo para que lo juzguen y critiquen en la misma medida. Los que están listos para condenar a sus hermanos, harían bien en examinaran sus propias obras y carácter. Hecho honestamente, un examen de esta clase revelará que ellos también tienen defectos de carácter, y que han cometido graves desatinos en su trabajo. Si el gran Juez los tratara como ellos tratan a sus compañeros, lo considerarían falto de bondad y misericordia.LC 86.1
“‘Y ¿por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano’—pregunta el Salvador—, ‘y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O como dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano’”. Mateo 7:3-5.—Advent Review and Sabbath Herald, 14 de noviembre de 1907.LC 86.2